Los argentinos y el más allá: sigue la fe pero cambian las formas, según estudio de Pulsar UBA
La mayoría de los argentinos tiene fe en un ser superior, pero muy pocos rezan a diario. Milagros, fantasmas, vida extraterrestre y hasta el signo astral son parte de la identidad y la cultura.
Los argentinos mantienen un elevado nivel de espiritualidad, o al menos una firme creencia en el más allá. Sin embargo, en una sociedad mucho más heterogénea que la de hace un par de décadas, están cambiando las formas de relacionarse con aquello que no podemos ver pero forma parte de nuestra identidad y la cultura.
Así el menos concluye un reciente sondeo nacional realizado por el observatorio Pulsar de la Universidad de Buenos Aires. En el marco de una serie de investigaciones sobre las creencias de los argentinos desde hace más de tres años, el informe más reciente aborda la dimensión espiritual de la población.
Principales conclusiones del informe
Los hallazgos del informe son muy llamativos.
- Muchos creen, pocos practican: tres de cada cuatro argentinos creen en Dios, pero solo la mitad reza con frecuencia, según admiten en la encuesta.
- La invocación a las deidades está en baja, especialmente entre los más jóvenes. Los argentinos creen, pero los rituales tradicionales convocan cada vez menos y se buscan nuevas formas.
- La espiritualidad no necesariamente necesita iglesias: es emocional, transversal y cultural. El 68% de los encuestados cree en los milagros, mientras que el 39% cree en fantasmas o espíritus.
- Fabio Zerpa y Carl Sagan estarían de festejo, porque la posibilidad de vida extraterrestre tiene rating. “El 51% cree que hay vida en otros planetas. La fe se proyecta hacia afuera, hacia otras galaxias, otros mundos y otros relatos” señala el documento.
- Hay adhesión a una astrología más cultural que operativa: solo el 12% consulta el horóscopo, pero el 95% sabe de qué signo es y cuáles son sus principales características. Para decepción de las autoridades de salud, más personas conocen cuál es su signo astral que las que saben su grupo sanguíneo. Al parecer, más que respuesta a los hechos del futuro, los astros son identidad.
- Es una “Argentina postsecular: no es el fin de la fe, sino que es otra etapa. Religión, cultura pop, intuiciones y ciencia conviven en un nuevo mapa espiritual. El dogma pierde, pero la necesidad de creer se reinventa” concluye el documento. Además, la investigación concluye que tanto la edad como el lugar donde se vive son los principales factores que inciden en las tendencias.
En un nivel más general, el estudio concluye que, aunque la práctica religiosa no es generalizada, la mayoría cree que hay cosas que ocurren que no son obra nuestra o de la naturaleza, aunque las respuestas son cada vez más variadas.
Facundo Cruz, cientista político e investigador del observatorio, sostiene que la primera conclusión de las encuestas es que los argentinos “viven un momento de cambio en un doble sentido: no es que abandonen la creencia en el más allá o en algo superior, pero le están dando otros significados, se fijan en otros símbolos, prestan atención a nuevos elementos y están abandonando las estructuras religiosas tradicionales”, señala.
Edad y geografía determinan
Entre los factores que más influyen a la hora de conformar estas nuevas creencias hay dos variables que se destacan: la edad y la distribución geográfica.
“Por ejemplo, la encuesta muestra que casi el 50% de los más jóvenes no reza nunca, un valor mucho más alto que el promedio de la de la ciudadanía que estaba en el 37%, es decir, son más 10 puntos más de no rezar nunca para los más jóvenes. Ahí ya tenés un contraste con una de las prácticas tradicionales del cristianismo y otras religiones, que es el rezo”, explica el investigador.
Por otro lado, es mayor la proporción de jóvenes que existe vida en otros planetas, al contrario de los adultos mayores. “El 55% de los más jóvenes está muy o bastante de acuerdo entre los jóvenes que existe vida en otros planetas, contra el 48% de los adultos mayores. Son siete puntos menos”.
Otro ejemplo de esta distribución geográfica de creencias podría ser el tema de si la vida sigue de otra manera después de la muerte. “El 51% eh de quienes viven en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano están muy o bastante de acuerdo en que hay vida después de la muerte, pero eso baja el 44% en el resto del país. Y lo mismo surge el respecto de la vida en otros planetas, son siete puntos menos” , agrega.
Creencia como identidad
Un punto peculiar del sondeo de Pulsar-UBA es la relación entre los argentinos y el horóscopo: muy pocos (12%) lo consulta regularmente o lo toma en serio para especular sobre su futuro. Sin embargo, un sorprendente 95% sabe de qué signo de Zodíaco es y sus características. “Es algo más cultural, identitario. Vos te asumís de Libra, de Leo, de Sagitario o de Géminis. Sabés qué simboliza o qué características personales implica ser de Libra, Leo, Sagitario o Géminis . Por ahí son elementos hacen a tu propia identidad. Por eso muchos conocen su signo del horóscopo antes que su grupo sanguíneo, que por ahí sería hasta más útil. Entonces es información que vos tenés, pero eso después necesariamente no se vuelve una práctica habitual o un rito”, señala Cruz.
En forma similar opera la creencia en un dios (de cualquier religión, genérico). Tres de cada cuatro argentinos creen en esa entidad superior “pero de vuelta muy pocos practican el ritual de conversar regularmente con Dios. Y eso se ve también en las encuestas: quienes más practican, más refuerzan esas creencias. Quienes rezan más frecuentemente, por ejemplo, están más convencidos de que hay vida después de la muerte (60%) y baja fuertemente (a un 40%) entre quienes no rezan nunca, hay una fuerte conexión entre lo que pensamos que pasa después de que fallecemos y el rito que vos le dedicás a tu práctica religiosa” agrega el investigador.
A modo de conclusión, Facundo Cruz destaca algunos factores que deberían ser tenidos en cuenta tanto por instituciones laicas como religiosas.
“No surge de los datos que llegó el fin de la fe. La religión no salió de la vida de los argentinos, aunque sí se redujo la cantidad de que practica los rituales tradicionales. Estamos en una nueva etapa en que la gente combina distintos elemento de las creencias religiosas, muchas veces se reemplazan por elementos de la cultura popular, la cultura pop o más intuitivos” señaló.
Esto podría servir como señal de alerta a las instituciones religiosas como la Iglesia católica, evangélicas, judías o musulmanas, por ejemplo para revisar sus modos de acercarse a los fieles y la población en general.
“Existe ahí un desafío: si vos no renovás en la ciudadanía la esperanza en la práctica religiosa, va a tener menor llegada a cada vez más porciones de la sociedad, como por ejemplo los jóvenes. Antes la pastoral social, era la forma de eh llegarle a los más jóvenes a través de vinculaciones con la comunidad, prácticas colectivas de asociación. A lo mejor hoy requieren de otras estrategias”, opina Cruz.
Por otra parte, agregó que según vienen midiendo en otros estudios, esta adhesión a elementos sobrenaturales o religiosos no implica una pérdida de confianza en la ciencia, por ejemplo.
“No estamos en un momento esotérico, no es que no se crea en la ciencia. Es decir no estamos en una argentina puramente secular ni tampoco religiosa, hay combinación de creencias. El mapa se vuelve más complejo, en una sociedad cada vez más heterogénea culturalmente, es una Argentina con más matices que en el pasado”, concluye el politólogo.
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