Minería en alta mar: ¿más riqueza o depredación?

Las Naciones Unidas son escenario de una dura puja entre países que buscan acelerar la explotación de minerales en el océano y otros que piden una moratoria, por grandes riesgos ambientales.

La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA) retomó negociaciones esta semana en busca de normas para regular la extracción minera en alta mar, en medio de la polémica por la decisión de Donald Trump de autorizar esta controvertida industria por su cuenta.

La ISA, creada por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS por sus siglas en inglés), lleva más de diez años negociando un “código minero”, un paquete de normas para regular la explotación de los fondos marinos en aguas internacionales que almacenan codiciados minerales para la transición energética, como el cobalto, el níquel o el cobre.

En abril, el presidente estadounidense dio un golpe de efecto al ordenar a su administración que acelerara la concesión de permisos para la extracción minera submarina, incluso fuera de aguas estadounidenses, aprovechando que Estados Unidos no forma parte ni de la ISA ni de UNCLOS.
La empresa canadiense The Metals Company (TMC) aprovechó inmediatamente esta oportunidad y presentó la primera solicitud de licencia en alta mar. Una maniobra que eludió a la ISA y que fue criticada por las ONG y también por numerosos países.

En esta situación sin precedentes, los 36 Estados miembros del Consejo de la ISA, órgano ejecutivo de la organización, inician el lunes en Kingston, Jamaica, dos semanas de nuevas negociaciones para definir el código marino.

“Nuestro objetivo común sigue siendo la conclusión de las negociaciones” en 2025, de acuerdo con la hoja de ruta adoptada en 2023, escribió el presidente del Consejo, Duncan Muhumuza Laki, en una carta en la que mencionaba la posibilidad de celebrar una sesión adicional en otoño boreal para cumplir con este calendario.

Pero “eso es a la vez muy imprudente e inviable”, opinó Louisa Casson, de Greenpeace, quien pidió a los negociadores que no se dejen “intimidar” por la decisión “sin escrúpulos” de TMC.
En la sesión anterior, celebrada en marzo, el Consejo solo pudo examinar 55 de las 107 reglas del futuro código.

Siguen existiendo importantes divergencias dentro de la organización, dividida entre los partidarios de la extracción y los defensores de una moratoria.

Pedido de moratoria de Chile y otros países


Chile, Costa Rica, Francia y Panamá, por ejemplo, están a favor de debatir un nuevo calendario y rechazan que la ISA esté obligada “legal o políticamente” a terminar el código minero este año.

Aunque la política estadounidense podría dar ideas a otras empresas, los defensores de los océanos temen que la presión haga que la ISA adopte un texto que no cumpla su cometido: proteger ecosistemas profundos que aún se conocen muy poco.

“Espero que los Estados miembros estén a la altura y decidan que la credibilidad de la ISA, como regulador que representa los intereses de la humanidad, debe prevalecer sobre cualquier otra consideración externa”, comentó a la AFP Pradeep Singh, experto en derecho marítimo de la Fundación Océano Azul.

“Es imperativo que hagamos las cosas correctamente”, defendió por su parte la secretaria general de la ISA, Leticia Carvalho, en un mensaje a la AFP.

Existe “una abrumadora mayoría” de países que quieren unas normas “sólidas y basadas en la ciencia”, dice.

Más allá de las negociaciones sobre el código minero, las ONG esperan que la Asamblea, que reunirá a los 169 Estados miembros de la ISA del 21 al 25 de julio, pueda finalmente enviar un mensaje claro a favor de la protección de los océanos.

Chile volverá a liderar la batalla para establecer una “política general de la Autoridad para la protección y preservación del medio marino“, considerada como un primer paso hacia una moratoria.

Pero aunque el número de países a favor de esta pausa preventiva no deja de aumentar (12 en 2022, 37 en la actualidad, según la alianza de ONG Deep Sea Conservation Coalition), aún están lejos de ser mayoría.

“Importantes declives” en especies


La minería en aguas profundas podría impactar la vida marina, desde las criaturas más diminutas de las profundidades hasta depredadores como peces espada y tiburones, reveló el jueves una investigación financiada por la industria.

The Metals Company, una firma canadiense de minería de aguas profundas, pagó a la agencia científicas del gobierno australiano para que revise la información recogida en pruebas mineras en el Pacífico.

Grandes trechos del lecho marino del Pacífico están cubiertas de nódulos polimetálicos, bultos bulbosos de roca ricos en metales utilizados en la producción de baterías, como cobalto y níquel.

The Metals Company busca explotar esos nódulos en aguas internacionales, en una extensión remota conocida como la Zona Clarion-Clipperton.

La agencia científica del gobierno australiano divulgó el jueves una serie de informes técnicos que detallan cómo será administrada esa minería.

Criaturas como pepinos del mar, gusanos marinos, estrellas de mar y crustáceos podrían registrar “declives significativos inmediatos en su abundancia con la minería”, señalan las investigaciones.

Algunas de esas especies podrían recuperarse parcialmente en un año, pero los que se alimentan por filtración y otros organismos diminutos que se nutren de los sedimentos del fondo marino muestra una “recuperación mínima”.

“En el fondo marino, nuestra investigación demuestra que hay impactos locales considerables por diversas operaciones mineras”, dijo en una conferencia el científico Piers Dunstan.

Las empresas de minería profunda todavía buscan la mejor forma de recuperar los nódulos, que pueden estar a cinco kilómetros o más bajo la superficie marina.

La mayoría de los esfuerzos se enfocan en máquinas de recolección robótica o rastreadores del fondo marino.

Los científicos australianos analizaron cómo los tiburones y peces se verían perjudicados por las plumas de sedimento descargadas como desechos marinos.

En algunos escenarios, los grandes depredadores podrían tener una acumulación de metales tóxicos en su sangre tras la exposición prolongada a esas plumas.

Las simulaciones revelaron que las concentraciones de metal en la sangre no excederían las guías internacionales de salud, y el impacto sería menor si el sedimento se descarga a mayor profundidad.

“Este proyecto ayuda a asegurar que, si avanza la minería en aguas profundas, habrá claridad sobre los potenciales riesgos e impactos para la vida marina y los ecosistemas”, dijo Dunstan.

The Metals Company busca iniciar la explotación de la Zona Clarion-Clipperton en los próximos dos años.

* Periodista de la agencia Asociated French Press.