La gestión de Daniel Angelici en su peor momento

Pese a haber sido finalista de la Libertadores, el Presidente de Boca es cuestionado por lo deportivo y lo institucional. Rebalsa de poder y recursos pero desde que llegó, el club perdió mucho de su identidad y no ganó nada importante.

Boca

El día que Daniel Angelici asumió como presidente, Boca se consagró campeón bajo el mando del saliente Jorge Amor Ameal y con Julio Falcioni como entrenador. Su promesa era la de volver a Japón. ‘’Encargate del pasaporte, del resto nos encargamos nosotros’’, rezaba el spot. Se sumaba al hecho de ser el delfín político de Mauricio Macri.

Al año siguiente, de la mano de Juan Román Riquelme, el equipo llegó a la final de la Libertadores, pero el ídolo anunció su partida en medio de la definición ante Corinthians.

Enemistado con el máximo dirigente del club, Román dejó el fútbol por un tiempo. Después, el presidente le hizo caso a la gente y reemplazó a Falcioni con Carlos Bianchi, que llevaba varios años sin dirigir.

La vuelta de Riquelme para 2013 tampoco resultó, fundamentalmente porque estaba rodeado de compañeros como Ribair Rodríguez y el Chiqui Pérez.

El xeneize se quedó en cuartos de la Copa por penales ante el Newell’s de Martino. En el ámbito doméstico volvió a caer el rendimiento y en 2014 Boca no jugó el máximo torneo continental.

A decir verdad, las primeras dos eliminaciones con River por Sudamericana y Libertadores tuvieron mucho de fortuito, al menos desde lo futbolístico. Pero el día del gas pimienta, el presidente quedó expuesto sobre la connivencia entre la barra, la seguridad del club y los propios dirigentes. Es cierto que es algo que ocurre en todos los clubes, pero por la gravedad de los hechos su renuncia no era algo descabellado.

Con la llegada de Macri a lo más alto del país, Boca dispuso de mucho poder real pero nunca lo materializó en resultados, al contrario. En 2015 fue reelecto por amplia diferencia. Llenó de jugadores caros sus planteles, no le dio nunca lugar a los jóvenes y capitalizó con un par de ventas como las de Calleri (12 millones de dólares) y Bentancur (15).

El estilo de ataque directo (con Arruabarrena y Guillermo), apoyado en la calidad individual, le dio dos Superligas y cientos de días puntero, pero al mismo tiempo lo transformó en un equipo frágil.

No solo perdió partidos ante el histórico rival como el domingo pasado, sino que sucumbió con otros de muchísima menor jerarquía como Independiente del Valle, Central (dos veces), Gimnasia de La Plata y otros por Superliga como Estudiantes.

Los planteles, de cuyo armado también es responsable la directiva, no tuvieron referentes o capitanes a la altura del club. Mientras en otros grandes usaron la cinta Diego Milito, Lisandro López, Nicolás Tagliafico, Leo Ponzio, Boca se alejó de su identidad cada vez más con Pablo Pérez y Fernando Gago.

Tampoco es menor que se haya potenciado el modelo macrista que ya se había vivido a fines de los 90 y principios de los 2000, donde conseguir una entrada para el hincha común es una odisea. Ni hablar de acceder a los beneficios sociales. Hoy, Boca es un club para pocos.

En los últimos años, también se despreció el básquet del club y el vóley perdió su lugar en la liga nacional. El argumento de Angelici fue que “dan pérdida’’, cuando supuestamente las arcas de la institución están mejor que nunca por estos tiempos.

Para colmo, River pasó de jugar B Nacional en 2011 a ser campeón de todo, inclusive ganándole dos finales importantes en el mismo año a Boca. El doble discurso también está presente: por un lado ‘‘los partidos se ganan en la cancha’’, por el otro la apelación a Conmebol y al TAS.

Cabe aclarar: lo más grave no son los resultados, porque en definitiva esto es un juego. Para los xeneizes, el problema es que quien está encargado de salir del despilfarro y el vaciamiento del club es el mismo que lo llevó a despegarse de lo que siempre fue, un símbolo de la cultura futbolera argentina, una forma de vida.

Números

de Daniel

Palabra

de Patrón

Datos

4
títulos oficiales obtuvo en sus mandatos. Dos Superligas y las Copas Argentina contra Racing (2012) y Central (2015).
7
años de gestión lleva el presidente de Boca, asumió en diciembre de 2011.
Que los dirigentes del club impidan que el Hincha celebre un día histórico en donde se demuestra el orgullo de ser de Boca, es la mas firme demostración de desprecio hacia lo que representamos, a nuestro amor propio y al sentimiento que se lleva en la sangre.

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