La Selección Argentina se queda hasta el último día en Qatar por fútbol, corazón y por el genio interminable de Messi

La Albiceleste está en la gran final del Mundial y para llegar al objetivo ha pasado por distintos estados, que ha sabido superar con las virtudes de un equipo ganador, inteligente y con carácter.

Ni un paso atrás Selección Argentina. Para darle vida a la ilusión hay que ser protagonista, tener coraje, fútbol, corazón y determinación. También inteligencia y por supuesto, a Lionel Messi.

La Selección desbordó de todas esas virtudes para abrir una vez más el libro de las misiones imposibles: llegar a jugar una final de la Copa del Mundo. La Albiceleste se quedará hasta el último día en Qatar porque le ganó a Croacia por demolición.
El 3-0 final, con posibilidades de que la brecha fuera aún mayor, explicaría en la mayoría de los casos un dominio abrumador, dominante y minimizando la acción del rival.

Como nunca en este Mundial, Argentina apeló a un pragmatismo carente de antecedentes inmediatos. Tal practicidad, craneada en la previa por Lionel Scaloni según declaraciones posteriores de los protagonistas, sirvió para lastimar a Croacia y exponer sus debilidades ante su aparente dominio de la situación.

Por primera vez en este Mundial, la Selección quedó abajo en el porcentaje global de posesión. Luka Modric y compañía tuvieron más la pelota, principalmente en la primera media hora, pero nunca supieron qué hacer con ella. Argentina sí.

Croacia se creyó amo y señor pero cayó en la trampa y fue esclavo del genio y sus subditos. Dos de los más fieles, como Enzo Fernández y Julián Álvarez armaron la primera chance real cuando el volante asistió con un pase largo al Araña, en el hueco que dejaron los centrales croactas.

La impotencia del bueno de Livakovic, héroe balcánico en la serie de penales ante Japón y Brasil, ante la entrada de Julián, derivó en la pena máxima que Messi resolvió con maestría.

El plan croata terminó de desintegrarse a siete minutos del descanso cuando una imparable cabalgata de Álvarez , de costa a costa, dejó en claro que en la efectividad reposa una de las grandes verdades del fútbol.

Si bien hubo una tibia reacción croata al comienzo del complemento, el genio de Messi se encargó de aplacarlo. A falta de 20’ de la concreción del pase a la sexta final mundialista de su historia para la Albiceleste, el crack sacó a bailar por toda el área croata a Josko Gvardiol, una de las revelaciones de la Copa de Mundo de tan solo 20 años.

La juventud de zaguero central fue incapaz de detener la gambeta del capitán argentino de 35 años, que al entrar al área le sirvió el gol a Julián para que el delantero eleve su cuenta personal a cuatro conquistas en este Mundial. Era el 3-0 y el fin de una semifinal que estuvo lejos del ataque de nervios que fue el duelo de cuartos contra Países Bajos.

La lección de Arabia Saudita en un estreno que parecía a priori liviano, casi como un compromiso como para ir entrando en clima, fue una tormenta de arena que obligó a este equipo a refugiarse, a cerrar filas y a entender que un largo invicto de más de tres años no lo hace invencible.

Una derrota te puede dejar desnudo en el momento menos indicado. Sufrirlo de entrada en el Mundial, le sirvió de enseñanza y de alguna manera lo liberó de la mochila estadística, aunque también lo forzó claro está.

Los mata-mata para la Selección no comenzaron en los octavos contra Australia, sino que ya contra México el riesgo de volver a casa antes de tiempo obligó a dejar las valijas armadas en la concentración por el resto del torneo.

En la supervivencia del más apto, este equipo ha pasado por todos los estados posibles en su recorrido hasta el gran día, ese que esperamos hace cuatro años aunque levantar la Copa del Mundo siempre ha sido un deseo sin fecha de vencimiento para el fútbol argentino.

Podría haber estado Brasil en el camino argentino hacia la gran final, pero se antepuso Croacia, un rival al cual Argentina usó un plan diferente respecto a los restantes rivales que el destino de la Copa le fue poniendo en el camino.

Lionel Scaloni priorizó fortalecer el mediocampo con el ingreso de Leandro Paredes, en un once inédito en este ciclo. Equilibrar la línea media croata era la misión, a pesar de que la apuesta haya significado dejar a Ángel Di Maria en el banco. Cuando Croacia metió más delanteros, el DT volvió a confiar en Lisandro Martínez, impasable en toda la Copa del Mundo.

Mérito enorme para Scaloni, que no tiene un equipo a disposición sino un plantel en su totalidad. Si hasta se dio el lujo de hacer debutar, nada menos que en una semifinal de un Mundial, a los tres jugadores de campo que aún no había tenido minutos: Paulo Dybala, Ángel Correa y Juan Foyth.

Y lo tiene a este Messi, que es el resumen de todos los Messi en modo Mundial. Un compendio de la excelencia más exquisita al servicio de la Selección Argentina.
Leo es el máximo artillero en Qatar junto a Kylian Mbappé (5) y desde este partido será también el jugador que más goles hizo en la historia albiceleste en Mundiales.

Sin embargo, los números y los récords jamás alcanzarán para dimensionar al genio, al que sólo le falta una aparición más. Será el domingo, contra Francia o la sorprendente Marruecos, cuando el capitán y sus soldados vayan por la última conquista que los hará definitivamente eternos.


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