Desbarajuste electoral

Por Arnaldo Paganetti

Redacción

Por Redacción

Un poco de orden en un país tan apegado a la indisciplina, resulta saludable. No se está, ni mucho menos, en el mejor de los mundos. Pero la cercanía del cierre de un acuerdo «modesto» con el Fondo Monetario Internacional, el control inflacionario y el cauce sereno (con trasfondo de maremoto, es bueno tener presente) en el que ingresó la pelea dentro del Justicialismo, con un dominio parcial evidente del presidente Eduardo Duhalde, le dieron respiro a una sociedad que vive con los nervios crispados desde hace aproximadamente un año.

No hay que exagerar con el «veranito económico»: el cronograma electoral argentino no funciona con la precisión de la relojería suiza; subsiste la desconfianza hacia el sistema político, judicial y financiero y la disputa de proyectos en el peronismo (con Duhalde en el centro del ring y Carlos Menem queriendo subirse) discurre por cuerpos orgánicos, aunque amenaza en convertirse en un peligroso «juego de manos-juego de villanos».

Por ahora se apela a métodos «más viejos que la Biblia», aceptados como válidos por los «compañeros». Un veterano dirigente del movimiento de masas creado en la década del 40, recordó que el «apriete» que le hace hoy Duhalde a los gobernadores peronistas, es igual al que ejercía Menem en 1998, cuando se afanaba por la re-reelección. Ni más, ni menos. La «caja», por sobre todo, como reconoció un funcionario de la Rosada, al señalar que el manejo de los dos millones de planes para jefes y jefas de hogar, tendrán un peso decisivo a la hora de buscar el candidato del PJ.

«Mira, Carlos – se justificó ante Menem el fueguino Carlos Manfredotti -, debo mantener a mi territorio más o menos equilibrado. No te preocupes si envío delegados al Congreso de Duhalde y no aparezco al lado tuyo, como quisiera. Si lo enfrento al Cabezón, no te voy a poder ayudar después, porque me cerrarían ya mismo el grifo. Dame tiempo. Más cerca de las elecciones, que no sabemos si se harán, me definiré abiertamente».

La textual advertencia de Manfredotti fue divulgada por Eduardo Bauzá, uno de los operadores del riojano que apuesta al consenso y brega al mismo tiempo para que los más humildes pueden elegir entre Menem y Alberto Rodríguez Saá, los dos que oficializaron sus postulaciones para una internas sin fecha cierta, por más que esté vigente la tentativa del 19 de enero.

Es común que las promesas verbales sean traicionadas por los hechos. Duhalde ha dicho que como sea, el 25 de mayo le entregará la banda presidencial a otro dirigente. Sin embargo, sus seguidores aseguran que no se la pasará a su odiado enemigo Menem y que por eso busca fórmulas alternativas para competir con chance de ganar: José Manuel de la Sota-Hilda «Chiche» Duhalde; De la Sota-Ramón Puerta; Néstor Kirchner-De la Sota.

Un colaborador del gobernador de Córdoba, todavía en uso de licencia, especuló con que Duhalde dejará la posta, el próximo 25 de mayo, a otro «provisorio» que cumpliendo los plazos exigidos por la Asamblea Legislativa que mandó completar el período de Fernando de la Rúa, llame a las urnas para octubre, con entrega del poder en diciembre. En ese caso, y si la recuperación económica se afianza – agregó el mismo vocero -, Duhalde podría presentarse sin intermediarios, en una suerte de «batalla final» contra Menem. Por lo pronto, expulsó a Diego Guelar (quien defendió al riojano de las acusaciones de corrupción hechas por Otto Reich) de la embajada en Washington y lo reemplazó por uno de sus hombres de confianza, Eduardo Amadeo.

Juan Carlos Romero, el salteño que secunda a Menem después de haber lavado su oscuro pasado familiar en los Estados Unidos, informó que su sector acatará estrictamente los fallos de la justicia y confrontará lanzas «cuando sea y donde sea», siempre y cuando los comicios sean transparentes.

Un inconveniente: la diafanidad no es una característica del sistema electoral argentino. El autor de esta nota comprobó en el juzgado de María Servini de Cubría que entre los años 1982 y 1983, se hicieron numerosas afiliaciones «truchas», esto es, con firmas falsificadas, que recién fueron detectadas este año al convocarse a las internas abiertas y simultáneas, que también ingresaron en una zona nebulosa.

Romero, en nombre de Menem, le asignó legalidad al Congreso duhaldista, pero apuntó que el padrón de la provincia de Buenos Aires (que convalida la participación de unos 400 delegados) nunca ha sido depurado.

Duhaldistas y menemistas harán aproximaciones en la comisión de acción política integrada por los 14 gobernadores del peronismo, entre ellos Carlos Reutemann, quien apenas si se mostró dispuesto a actuar como «uno más» y no un como un primero entre pares. Lo de «Lole» es un misterio. ¿Inteligente por apartarse a tiempo antes del choque mortífero entre Menem y Duhalde? ¿O simplemente un Gardiner, aquel magistral personaje de «Desde el jardín», cuyos silencios y metáforas eran interpretados como genialidades, cuando en realidad su universo se circunscribía al amor y conocimiento de la floricultura?

Rodríguez Saá, el personalista que declaró el default y que también trabaja para ser el elegido, aventura que la situación permanecerá atada con hilos hasta el «infinito», entendiendo por «infinito» el momento en que el establishment y/o Duhalde encuentren un candidato potable y ganador.

«Los poderosos quisieron arreglar conmigo, pero yo no quise. Con Menem no pueden por las cuentas malhabidas que tiene en el exterior», aseguró el puntano fundador del Movimiento Nacional y Popular, con el que planea ir por afuera del Justicialismo, si lo corren del cuadro los dos otros dos jefes.

No obstante sus salidas insólitas, Rodríguez Saá no es de los que descuida a los inversionistas, como puede comprobarse en casi 20 años de férreo control de San Luis. En un gesto que debería hacer reflexionar a sus aliados, confesó que si el inminente acuerdo con el Fondo alienta expectativas favorables, por ejemplo para financiar exportaciones, él lo acompañará con su firma.

El esquema de fragmentación que sufre la Argentina en todas sus corporaciones debería conducir a que los dirigentes se dieran un baño de sensatez y de respeto, a establecer reglas de convivencia clara y alentar una filosofía de producción y trabajo que deje de expulsar a miles de compatriotas a los piquetes de la frustración y la bronca

Arnaldo Paganetti

arnaldopaganetti@rionegro.com.ar


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