Despertar del letargo

La violencia en general, pero en particular la violencia de género ha crecido tanto en los últimos años que ha dejado de ser una preocupación para convertirse en una inmensa alarma y debería transformarse en forma urgente en una política de estado, que permita contener esta violación a los derechos humanos de mujeres y niñas.

Establecer un Pacto de Estado contra la Violencia de Género, como lo ha hecho España, es una imprescindible obligación del Gobierno.

La violencia de Género es una realidad cruel, angustiante y fundamentalmente grave, lo contrario en una sociedad avanzada o que pretende serlo. Por eso requiere del compromiso general de toda la sociedad, trasciende el ámbito de lo privado y, en consecuencia, todos somos parte fundamental de sus causas.

Si la violencia de género se reconoce como un problema no individual sino colectivo, hay que disponer de una estimación rigurosa de acciones para promover los mayores esfuerzos para su erradicación.

El conocimiento de estas violencias debería ser urgente un eje indiscutible del trabajo de los gobiernos locales, provinciales y nacional. Tal vez en algunos lugares lo sea, pero a todas luces se ve como insuficiente. Y los esfuerzos estar dirigidos fundamentalmente a medir la prevalencia, estudiar las causas y realizar acciones orientadas a su erradicación sin medir el costo económico que esto implique.

El primer paso para que se inicie una causa penal es sin lugar a dudas la denuncia. Entiendo que habría que proteger a la o el denunciante y capacitar a las fuerzas de seguridad para que estén en condiciones de recepcionarla. La denuncia la podrá hacer la víctima, un familiar, un vecino alguien cercano o no. Agilizar su pase a la Justica en forma inmediata.

Revisar si es posible establecer una prisión preventiva para que el violento no llegue a concretar una acción que en muchos casos termina con la vida de la víctima.

Si pensamos que la violencia es una conducta aprendida debemos rápidamente actuar sobre el hombre realizando un tratamiento, sin exclusiones. Es imprescindible fortalecer el dispositivo de atención a hombres violentos y su consecuente derivación para tratamiento.

La educación es el pilar fundamental para crecer en una sociedad libre de violencias.

Necesitamos, así como el compromiso de toda la sociedad, el urgente accionar de los tres poderes del Estado. El Judicial actuando con la celeridad que se requiere en estos casos.

El Ejecutivo no escatimando esfuerzos ni recursos para estar presente en prevención y seguimiento haciendo cumplir todas las medidas para proteger a la víctima. Y el Legislativo modificando leyes que hayan quedado obsoletas o que no sirven.

No bastan ni los botones, ni las tobilleras, ni las restricciones de acercamiento que mantienen presas a las víctimas, cuando el violento decidió actuar, como si esa mujer fuera un objeto más que pude destruir a su antojo;es imprescindible actuar preventivamente con eficacia.
Existen leyes que hablan de protección, de prevención y tratamiento.

Exijamos su cumplimiento.

Estoy convencida de que sí, se puede constituir una herramienta útil, que sirva para visibilizar, sensibilizar y organizar mejor los recursos que se le destinan al tratamiento de la violencia de género. Existen profesionales comprometidas con saberes suficientes para atender a la solución de este flagelo, que deberían ser convocadas y consultadas. Por momentos se siente a las mujeres como un número más en las terribles estadísticas.

Por último un reconocimiento especial a todas las organizaciones de mujeres que en forma permanente están haciendo visible la dolorosa situación y no bajan nunca los brazos.

Tanto dolor horada la memoria colectiva y nos mantiene alertas. Tanta injusticia golpea las entrañas, resquebraja las fibras más pequeñas de cada uno y de todos nuestros cuerpos. La lucha de tantas, aunque ausentes, debería despertar del letargo a las conciencias.

Beatriz Kreitman

Ex diputada CC-ARI Neuquén