Donde nacen las plantas

Un repaso por las experiencias de los que a diario crean en un lugar donde reina la tranquilidad.

Para la foto posan cinco, pero en el vivero municipal trabajan siete personas: Julio Burgos, Abel Muñoz, José Curipe, Silvia Moreno, José Moreno, Fabián Sosa y Héctor Rojas. Ellos hacen crecer el verde que después muchos neuquinos disfrutan por distintos sectores de la ciudad.

No es este un lugar que quede, particularmente, “a mano”, y su ubicación desconcierta también al taxista que nos traslada para hacer esta crónica. El vivero está en el final de la ciudad, en Valentina Norte, siguiendo hasta el fondo la calle San Martín. Casi en el límite con Plottier.

La nueva gestión municipal cambió la organización y reasignó a otras áreas y tareas a seis que antes estaban aquí. Ahora quedan siete, que se ocupan de las cinco hectáreas que tiene el vivero. El trabajo arranca, de lunes a viernes, a las 7 y termina, para casi todos, a las 14. El “casi” son los seis que cumplen este horario administrativo. Por la tarde queda un trabajador que se encarga de las tareas que restan.

Aquí se riega una o dos veces por semana y cada uno tiene su sector, por lo que apenas se cruzan para charlar y compartir unos mates en una pequeña cocina. Es un espacio que, históricamente, ha sido poco atendido pero en el último tiempo reverdeció con la aplicación de un plan de forestación intensivo.


Para la foto posan cinco, pero en el vivero municipal trabajan siete personas: Julio Burgos, Abel Muñoz, José Curipe, Silvia Moreno, José Moreno, Fabián Sosa y Héctor Rojas. Ellos hacen crecer el verde que después muchos neuquinos disfrutan por distintos sectores de la ciudad.

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