Dos ladrones tomaron como rehén a una nena

NEUQUEN- Las tres únicas botellas de sidra que había en la heladera fue el botín que se llevaron los violentos sujetos, que en la tarde del domingo tomaron de rehén a una niña de 12 años durante el asalto a una familia que explota una modesta despensa en Toma Almafuerte.

La menor fue golpeada, arrastrada por el patio y herida con un destornillador. Sus padres y otros niños pequeños fueron dominados con cuchillos tipo Tramontina. Los sujetos, que al parecer estaban borrachos, huyeron con las tres únicas botellas de sidra que había en la heladera.

«Me dijeron: vieja hija de mierda, dame vino», relató Ros Mari Moya, madre de la menor golpeada. «A mi marido le gritaron 'tirate al piso' y cuando les explicamos que no había ni vino, ni gaseosa ni cerveza, como que se enfurecieron más», añadió la mujer.

Según relató a «Río Negro», los individuos son conocidos del lugar porque viven en la cercana zona de meseta, pero sin bien la policía llegó a lugar a los pocos minutos no logró detenerlos.

El hecho ocurrió alrededor de las 20 del domingo, a plena luz del día en la calle principal de la Toma Almafuerte, donde Leoncio Herrera y su mujer tienen su vivienda y explotan una modesta despensa.

La mujer contó que dos de los hombres violentaron la puerta y entraron a la casilla de madera junto al sector dedicado a despensa.

Allí sorprendieron al matrimonio, que estaba en una habitación mirando televisión.

«A mí me gritó que me iba a dar patadas, y cuando mi marido les dijo que no había bebidas lo amenazaron con matarlo», señaló Ros María.

Uno de los ladrones empuñaba un cuchillo tipo Tramontina y su compinche otro de «cabo rojo», con el que los amenazaron.

«Pero llegado el momento mi marido y yo les hicimos frente, porque no íbamos a dejar que esos sinvergüenzas se salieran con la suya y encaramos para el patio».

Ahí los esperaba la sorpresa más desagradable: «vimos que uno de los tipos tenía a la nena, abrazada, en el suelo. Al ver que la había golpeado y perdía sangre nos asustamos mucho», comentó.

Después de ese momento de tensión, al parecer los delincuentes se convencieron de que allí no había mucho para robar, y para colmo el matrimonio les hacía frente. De modo que tomaron las botellas y desaparecieron.

Herrera y su familia se instalaron en ese lugar hace un año, apenas llegaron de Cochabamba, Bolivia, de donde son oriundos. «Bebidas frescas. Vino. Gaseosa. Pan», se lee en los carteles colgados en el arenoso pasaje que conduce hasta el negocio.

Es la primera vez que sufren un atentado de este tipo y aseguraron que lo normal es la tranquilidad.

«No nos da miedo porque nunca hemos tenido problemas, estos son unos vagos de acá cerca que estaban borrachos», dijo Ros Mari a este diario.

Lo insólito fue que a pesar de que el hecho ocurrió a plena tarde, no fue advertido por los vecinos, quienes acudieron en ayuda de los Herrera cuando éstos terminaron poniendo en fuga a los ladrones.

«Es una familia muy buena, que no tiene dificultades con nadie», dijo un vecino del asentamiento. «Desde que llegaron se integraron al barrio y cuando pueden dan una mano. La verdad es que me da mucha bronca el momento que les hicieron pasar», agregó con indignación.