Dura pena contra un abusador en Cipolletti marca precedentes

El docente del CEM 35 Marcelo Jaures, fue sentenciado a cinco años de cárcel por realizar tocamientos a una alumna de 15 años que estaba bajo su cuidado. El hecho ocurrió en 2013 en un campamento en El Chocón.

Una pena sin precedentes recibió el jueves el docente del CEM 35 de Cipolletti acusado de abusar sexualmente de una alumna de 15 años en un campamento en El Chocón. El episodio ocurrió en 2013 y el profesor fue sentenciado a cinco años de cárcel. Su abogado llegó hasta la Corte Suprema con un pedido de suspensión de juicio a prueba. Marcelo Jaures, de 52 años, intentó todo para evitar el proceso que finalizó la semana pasada.

El docente seguirá libre hasta que la sentencia quede firme. Como no tiene antecedentes y, aparentemente, no hay razones para pedir la prisión preventiva, el tribunal mantuvo la libertad pero con pautas de conductas entre ellas no salir de Cipolletti y tiene prohibido acercarse a la víctima.

El docente fue acusado de tocar a su estudiante en la panza, en la espalda y en la cara, al tiempo que le decía que le gustaba su piel. El tribunal integrado por la jueza Alejandra Berenguer y los jueces Álvaro Meynet y Julio Sueldo no encontró atenuantes en la calificación. Si bien es un abuso simple (tocamientos), quedó agravado por ser el autor el encargado de la educación y no hay precedentes de penas tan altas y de prisión efectiva por un hecho de esas características. Sólo el profesor de música Carlos Mesa recibió penas similares pero por siete hechos con niños de jardín. Además Mesa enfrentó varios juicios.

Por su parte Jaures fue exonerado de Educación. La víctima reveló que el episodio “le cagó la adolescencia”.

El tribunal determinó que el docente utilizó estrategias para conseguir su objetivo que era pasar la noche con la alumna. Primero alegó que faltaban carpas y después dio una orden para dormir de forma mixta. En ese contexto afirmó que la víctima se había quedado sin lugar y la llevó con él.

Nada justifica que un adulto, encargado de la educación de una alumna coloque sus manos en su cuerpo en zonas comprometidas”

afirmaron los jueces del tribunal de Cipolletti.

Los jueces aseguraron que no quedaban dudas de que esos tocamientos indebidos, en ese contexto, de nocturnidad, estando a solas, acostados en una carpa de reducidas dimensiones, en un lugar alejado de su familia y en el que el único referente era el perpetrador tenían un carácter de connotación sexual.

“La conducta no sólo es inapropiada, sino reprochable a título de hecho delictivo”, dice el fallo.

En el juicio las testigos, que también fueron alumnas del acusado, hablaron de una “obligación” que imponía el maestro para saludarse con besos y abrazos. Aseguraron que a veces “se pasaba” y que les miraba los glúteos “sin disimulo”. El tribunal no encontró atenuantes a la hora de fijar la pena, el único la falta de antecedentes. Es más los jueces escribieron que Jaures les causó “mala impresión” durante el debate.

ANÁLISIS: un fallo con perspectiva de género


“Fue condenado pero no irá preso” es un clásico para resumir las condenas por abusos simples. No hay antecedentes en la Cuarta Circunscripción de un castigo de cinco años por este delito. El año pasado un docente de Barda del Medio recibió una pena de tres años de prisión en suspenso. Fue responsable de abusar de niños y niñas de entre cuatro y cincos años. El fallo esgrimió como agravante ser el docente que estaba encargado de la educación de las víctimas -como en este caso-, pero no alcanzó para recibir una pena de prisión efectiva.

La sentencia contra Jaures es ejemplar y con una perspectiva de género sin precedentes. Incluso el fallo de Berenguer tuvo en cuenta las “impresiones” que el imputado dejó al tribunal. Les causó “mala impresión” dice, y si bien no es un agravante tipificado sirvió para definir la condena. “Nada justifica que un hombre adulto, encargado de la educación de una joven alumna coloque sus manos en su cuerpo en zonas comprometidas”, dice el fallo de la jueza Berenguer y los jueces Álvaro Meynet y Julio Sueldo.


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