FMI | Suba de tasas y baja del «dólar ahorro»: qué puede pasar en la semana post acuerdo

Desde este lunes, los ojos estarán puestos en el comportamiento de los tipos de cambio oficiales: ¿se consumará una devaluación? Prevén cambios en la política monetaria en los próximos días.

En materia económica, Argentina viene de atravesar una de las semanas más agitadas en años. Empezó con un “lunes negro” a nivel global, debido a la guerra comercial, y terminó con la confirmación del acuerdo de nuestro país con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la revelación de las implicaciones más sensibles del entendimiento.

El ministro de Economía de la Nación, Luis Caputo, brindó una extensa conferencia de prensa este viernes y quiso dar un golpe de efecto al revelar, como primer detalle del acuerdo, que “permitirá, a partir del lunes, terminar con el cepo cambiario”. Una afirmación inexacta sin dudas: no se trata de un desarme total de los controles de cambios, sino del levantamiento de algunas restricciones.

Es una buena noticia, y hay consenso sobre ello. La pregunta lógica es por qué no se hizo antes. Toda decisión implica resignar algo (un principio clave en economía) y en el Gobierno consideran que hoy el riesgo que se corre al relajar el cepo es menor que hace unas pocas semanas.

Hagámonos una segunda pregunta: ¿qué cambió desde entonces? El martes el Banco Central de la República Argentina (BCRA) recibirá el primer desembolso del FMI y, desde entonces, tendrá mayor capacidad de abastecer un eventual incremento en la demanda de dólares por canales oficiales. Se espera, luego, la llegada de más asistencia tanto del FMI como de otros organismos internacionales de crédito.

Uno de los costos asociados al desarme del cepo es el incremento de la deuda externa, pero no es el único. Se podrá acceder a dólares sin cupo desde el lunes, pero la incógnita es a qué precio. Algo sabemos: no será a menos de $1.000 ni tampoco a más de $1.400. Es que una de las condiciones del acuerdo es la flotación entre bandas del precio del dólar, que dejará de establecerse bajo el régimen de crawling peg para determinarse por la interacción de la oferta y la demanda.

¿Es una devaluación? Tendremos que esperar al lunes para afirmarlo, porque hoy el precio oficial del dólar se encuentra dentro del rango definido. Sin embargo, el Gobierno habilita ahora la posibilidad de que el peso se deprecie abruptamente: el BCRA podrá vender reservas en el mercado cambiario solo si el precio del dólar se acerca a $1.400 (techo). En otras palabras, el peso puede devaluarse el lunes hasta un 20% sin que se pueda intervenir en el mercado de cambios para contrarrestar estas presiones.

Y esto nos da pie para efectuar una última pregunta antes de ir a los detalles. ¿Es el escenario que el Gobierno esperaba y deseaba? Aunque Caputo señaló que estas medidas son parte de la hoja de ruta original, es difícil imaginar que el Gobierno eligiese voluntariamente correr el riesgo de un salto devaluatorio y un rebrote inflacionario antes de las elecciones de medio término. Por el contrario, la preocupante dinámica de las reservas internacionales desde febrero y la urgencia por sellar un acuerdo con el FMI emergen como las razones lógicas que precipitaron estas decisiones. El hecho de que finalice el crawling peg al 1%, inaugurado hace tan solo dos meses, abona esa teoría.


El lunes baja el dólar ahorro


La medida anunciada como el “fin del cepo” tiene varias aristas. Las personas que estaban legalmente impedidas de comprar dólares por canales oficiales podrán hacerlo desde el lunes: el Gobierno eliminó las prohibiciones que recaían sobre ellas.

Además, se suprimió el cupo de US$200 mensuales por persona y el recargo del 30% que, en concepto de percepción de impuesto a las ganancias, pesaba sobre esa operación. En suma, ahora se puede comprar a través de homebanking la cantidad de dólares deseada, al precio oficial informado y sin operar dólar MEP. En efectivo, en cambio, hay un límite de US$100 por mes.

La cotización del “dólar ahorro” con seguridad bajará este lunes. Esto se debe a que se elimina el recargo del 30% y, además, el techo de la banda se fijó en $1.400; esto está por debajo de los $1.426,75 en que cerró el viernes. Cabe aclarar, sin embargo, que se trataba de un precio casi simbólico, pues eran pocas las personas que podían comprar divisas en el mercado oficial minorista y, además, coexistía con tipos de cambio libres más convenientes (el blue y el MEP, por ejemplo).


¿Habrá devaluación el lunes?


Lo que sucederá el lunes con el dólar oficial es un tema aparte. Es un punto muy relevante, ya que es el tipo de cambio al que se importa y, desde el lunes, se exportará. El viernes cerró a $1.078 en el segmento mayorista, es decir, se ubica dentro de las bandas. No obstante, tal precio pasará de actualizarse a un 1% fijo mensual a flotar libremente en un amplio rango.

Un salto discreto de ese valor tendría consecuencias negativas en el poder adquisitivo de la población, ya que encarecería aquellos bienes importados o fabricados con insumos importados, y también aquellos que se exportan. Es decir, se aceleraría la inflación y caerían los salarios en términos reales.

¿Puede el dólar oficial dar un salto? La respuesta es sí. El índice de tipo de cambio real multilateral, que elabora el BCRA, da cuenta de que el atraso cambiario es de la misma magnitud que a inicios de diciembre 2023, previo a la asunción de Javier Milei como presidente de la Nación.

El atraso cambiario es de la misma magnitud que a inicios de diciembre 2023, previo a la asunción de Javier Milei como presidente de la Nación.

Aunque hoy hay muchos menos precios reprimidos que en aquel entonces, las señales de atraso y las presiones devaluatorias abundan. Un ejemplo de ello es el permanente saldo vendedor del BCRA en el mercado de cambios, lo que ha llevado a una fuerte contracción del stock de reservas internacionales brutas. El comportamiento de las cotizaciones paralelas del dólar y de las brechas cambiarias ha sido un síntoma también: en marzo el dólar MEP saltó 7% y el blue más de un 8%, tendencia alcista que persistió en lo que va de abril. La excesivamente anticipada negociación con el FMI no fue una buena jugada en ese sentido.

Otro factor que puede empujar al alza al dólar oficial es que se agrega demanda. A la ya referida liberalización para la compra de dólares por parte de personas humanas, hay que sumar que las empresas podrán demandar divisas para girar dividendos por utilidades obtenidas desde este año.

Por el contrario, las firmas no podrán enviar a sus casas matrices dividendos por ejercicios previos al 2025; el Gobierno diferirá el pago de estas acreencias con la entrega de Bopreales, herramienta que ya empleó antes. Además, el recargo del 30% seguirá vigente para el uso de tarjetas en transacciones con no residentes y para gastos de turismo en el exterior.  Y esto hay que sumar que, por ahora, nada se ha dicho del retorno de las cuotas para gastos en moneda extranjera abonados con tarjeta de crédito. Por ello sostenemos que el cepo no llegó a su fin: persiste, aunque más acotado. Lo que sucederá desde el lunes es una flexibilización cambiaria importante.


¿Puede NO haber devaluación el lunes?


Ahora preguntémonos: ¿puede el dólar oficial permanecer estable, e incluso bajar mañana? Es menos probable, pero no imposible. Primero, porque hay margen para que baje: el piso de la banda cambiaria está por debajo de la cotización oficial minorista actual. Segundo, porque hay elementos que podrían calmar los ánimos en el mercado de cambios.

Uno de ellos radica en que se termina el dólar blend: ahora las divisas originadas por exportaciones deben liquidarse íntegramente en el mercado único y libre de cambios, y no en un 80% como hasta el viernes (el 20% restante iba al dólar contado con liquidación). Esto significará, a priori, una oferta adicional de dólares en el mercado oficial.

El dólar mayorista era el viernes un 2,8% menor que el ya extinto dólar blend; de mantenerse o bajar el primero, habrá una pérdida de competitividad para los bienes y servicios argentinos y un desincentivo para liquidar exportaciones. Sin embargo, hay un sector clave, en el que operan otros incentivos: el agro.

El sector granario argentino podría verse motivado a vender producción y liquidar divisar en el corto plazo. En primer lugar, porque rige hasta junio una baja temporal de las retenciones al campo, con reducción de la alícuota para los principales cultivos. En segundo lugar, porque los precios internacionales de los commodities podrían bajar a raíz de la guerra comercial desatada por la política arancelaria de Estados Unidos. En tercer lugar, porque a poco tiempo de iniciarse la cosecha gruesa las necesidades financieras de los productores más pequeños podrían ponerlos en la urgencia de liquidar stocks. Para los productores más grandes, será clave lo que suceda con la tasa de interés y la posibilidad de hacer carry trade (ver siguiente apartado).

El sector granario argentino podría verse motivado a vender producción y liquidar divisar en el corto plazo.

Para el campo, entonces, hay incentivos a no esperar para concretar exportaciones que, incluso, podrían estar postergadas desde hace varios días debido a las expectativas de una devaluación aún no consumada. En el mismo sentido, es lógico que también se hayan adelantado importaciones por las mismas expectativas, lo que contribuiría a quitar presión cambiaria en lo inmediato.

Por último, desde esta semana el stock de dólares en las arcas del Banco Central se verá engrosado. En lo inmediato, solo por desembolsos de organismos internacionales de crédito, el Gobierno estima un incremento en US$23.100 millones en las reservas de libre disponibilidad. No hay nada más determinante de la dinámica de un mercado cambiario que el volumen, la evolución y las expectativas en torno a las reservas internacional de un país. El lunes se verá si el mercado considera suficientes o no estos desembolsos.

Caputo señaló que este lunes inicia la fase 3 del programa económico. La primera fue definida como “de déficit cero”, la segunda como “de emisión cero” y la tercera fue bautizada como “de recapitalización del Banco Central”. El Gobierno entiende que el saneamiento del BCRA terminó en lo que refiere a stocks en pesos, y ahora corresponde respaldar esos pesos con dólares. Sin embargo, tales divisas no provienen de una fuente genuina, sino que se asocian a más deuda externa. El mantenimiento del superávit fiscal y la consecución de altas tasas de crecimiento económico en forma permanente serán aún más cruciales para la sostenibilidad de la deuda y de la economía argentina.


Suben las tasas


Martín Redrado, expresidente del BCRA, aseguró tener conocimiento de que la autoridad monetaria va a subir el coeficiente de encajes bancarios. Lo hizo en una entrevista brindada a la señal TN. Esto significa que la porción de los depósitos que los bancos pueden prestar será menor, elevando el costo del dinero y, por ende, las tasas de interés que cobran y pagan las entidades.

Ante el cambio de política cambiaria, es probable que esta semana el BCRA resuelva, además, la primera suba de la tasa de política monetaria desde 2023, máxime considerando el inesperadamente alto índice de inflación de marzo. El objetivo sería incentivar la demanda de pesos y evitar un salto del tipo de cambio. El actual presidente de la autoridad monetaria, Santiago Bausili, evitó dar precisiones al respecto en la conferencia de prensa brindada ayer.

Como mencionamos, un incremento de la tasa de interés podría fomentar la oferta de dólares por parte de exportadores en el mercado de cambios. No obstante, con tal medida el Gobierno podría resignar algo de la incipiente recuperación de la economía argentina. Otra vez: las decisiones tienen costos. Nada es gratis (y menos en economía).


En materia económica, Argentina viene de atravesar una de las semanas más agitadas en años. Empezó con un “lunes negro” a nivel global, debido a la guerra comercial, y terminó con la confirmación del acuerdo de nuestro país con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la revelación de las implicaciones más sensibles del entendimiento.

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