Los oscuros entretelones detrás de la fiebre por el Dólar Blue

Apuestas que salieron mal, cueveros prófugos y ‘manos amigas’ del gobierno. El precio más relevante del país, se define en la más absoluta marginalidad.

Luces bajas, una mesa redonda con cuatro o cinco hombres sentados. Vasos de whisky, cigarrillos eternamente encendidos sobre los tres ceniceros. Fajos de dinero al costado para respaldar las apuestas. El cuarto lleno de humo y una música tenue en el fondo para morigerar el nerviosismo de los apostadores que juegan la vida en cada mano, entregándole al azar su suerte, viendo pasar la ruina o la gloria ante sus ojos en cuestión de minutos.


La escena bien podría ambientarse en la sombría Londres de fines de los años ‘30 y ser parte de un episodio de Peaky Blinders. También puede ubicarse en abril de 2023, en alguna locación oscura al fondo de una anónima oficina de calle Libertad, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


El frenesí cambiario por el que atravesó el país durante la última semana, no solo encuentra fundamentos en la economía y en la política. Esconde además, historias ciertas y reales de especulación arribista, irresponsable, inescrupulosa.


El sitio de noticias La Política On Line (LPO), reflejó esta semana dos historias que sirven como botón de muestra y permiten ilustrar a la perfección la forma en la que funciona el mercado del dólar blue.


El tipo de cambio paralelo cerró el día lunes en $443, subiendo $35 respecto a los $408 del viernes previo. El día martes, la corrida se convirtió en fiebre y el blue trepó hasta $495.

Frenética. Así fue la semana respecto al precio del dólar blue.


Según relata LPO, un “cuevero” de los que opera en la City Porteña, quiso anticipar al mercado, y en la tarde del martes, tomó pesos a cuenta y vendió dólar blue a $500, a liquidar en la rueda del miércoles.


A la luz de lo acontecido entre lunes y martes era una apuesta casi segura: se daba por descontado que la barrera de los $500 iba a superarse rápidamente en la apertura, y que con el blue cotizando a $510 o $520, habría una jugosa toma de ganancias.


El cuevero no contaba con que el Banco Central iba a intervenir en el mercado cambiario financiero en la mañana del miércoles, y que el precio del blue iba a desplomarse hasta los $470.


Al mediodía del miércoles, el cuevero se encontraba con los pesos de sus clientes en la mano, pero debiendo entregar muchos más dólares que los pactados en la tarde del martes. En la jerga del mercado, el cuevero quedó “descalzado”, sin poder responder a las operaciones comprometidas. La solución que eligió el “operador de mercado” fue sencilla: tomó un barco y partió raudamente hacia Uruguay, estafando a todos sus clientes.

Cuevero prófugo: un operador financiero intentó ‘primerear’ al mercado anticipando ventas de dólar blue a $500. Tras la intervención del Central, el precio cayó a $470, y al quedar ‘descalzado’, huyó despavorido a Uruguay.


La segunda historia que relata LPO, indica que en las agitadas jornadas del martes y del miércoles, hubo una “mano amiga” del gobierno que se acercó a la calle Libertad para vender (sí, para vender) u$s 30 millones en billete verde crocante. Se topó con la pared. Ninguno de los “operadores” del dólar blue quiso ni pudo tomar su dinero.


Quienes conocen en detalle la operación del mercado paralelo, indican que las “cuevas” en las que funciona el dólar blue, manejan como máximo entre u$s 2 y 3 millones diarios.
En pocas palabras, una inyección abrupta de u$s 30 millones de una sola vez, hubiese significado literalmente el desplome de la cotización del dólar blue.


Si ese hubiese sido el escenario, y con las apuestas sobre la mesa en base a un dólar blue oscilando entre $470 y 490, no hubiesen alcanzado los pasajes a Uruguay y hubiesen colapsado las dársenas de Buquebus.

«Manos amigas»: hubo quien llegó a la zona en que se opera el blue, ofreciendo vender u$s 30 millones. No encontró quien reciba la oferta. Hubiese significado el desplome abrupto de la cotización, dejando descalzado al conjunto del mercado informal.


Dos relatos que retratan la dinámica propia de un intercambio que funciona sin reglas. El juego de la oferta y la demanda, operando de forma salvaje y sin ningún tipo de intervención o regulación. No hay mejor muestra que esa para quienes claman a gritos por la no regulación ni intervención en los mercados.


Un mercado que al funcionar en la informalidad, es acotado, estrecho, y con escasa capacidad de absorber grandes movimientos sin que ello golpee de lleno en el precio de las transacciones.
Tal es el escenario en el que sucede la formación del precio más importante que tiene hoy la economía argentina.


La cotización con más brillo, la que aparece en todas las portadas y ocupa los titulares de todos los noticieros, surge de un tugurio oscuro que nadie sabe bien donde queda, en el que unas pocas manos hacen sus apuestas buscando rentabilidad, y escapando a la clandestinidad cuando asoman las pérdidas.

Si algo dejó en claro la fiebre cambiaria de esta semana, es que el precio del dólar blue se juega en la oscuridad de la informalidad especulativa.


Es una obviedad, pero huelga decirlo: el mercado negro existe a expensas de las restricciones que impone el Estado al mercado libre. No existiría oportunidad para la marginalidad, si la legalidad funcionara como corresponde, y despojada de la ineptitud de quienes toman decisiones en materia económica.


Por otra parte, cierto es que existen fundamentos económicos para la suba del tipo de cambio. La inflación acumulada en todo el año 2022 fue del 94,8%. En ese mismo lapso el precio del blue avanzó solo un 52%. El salto en la cotización era inexorable.


A ello se suma la incertidumbre propia de un año electoral, las indefiniciones políticas del oficialismo, la debilidad del Presidente, la escasez de reservas del Banco Central, las presiones del FMI, y el interminable lobby de empresarios, exportadores y medios de comunicación por una devaluación del tipo de cambio oficial. Combo explosivo.


No obstante todo ello, lo cierto es que el precio del dólar blue se juega en la oscuridad de la informalidad especulativa.


Un precio que tiene enorme capacidad de daño a todo el resto de la estructura económica. Esta semana ciertos proveedores comenzaron a retacear envíos aduciendo “faltantes”. No hace falta mucha imaginación para saber que cuando los productos aparezcan, lo haran con una fuerte actualización en las listas de precios.


El ímpetu con el que Sergio Massa solicitó la intervención de una UIF y la CNV en la investigación de posibles maniobras de lavado y fraude detrás del mercado paralelo, y la secuencia de allanamientos que tuvo lugar entre jueves y viernes, deja a la vista la importancia que el gobierno asigna al dólar blue.

También invita a preguntarse cuál es el motivo por el cual dicho ímpetu se demoró tanto en llegar.


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