Miserias políticas e incertidumbre, el combustible de la corrida hacia el dólar

Javier Milei recomendó a los ahorristas desarmar plazos fijos y dijo que "los pesos no valen ni excremento". En medio del tsunami cambiario, Massa sugirió involuntariamente un escenario similar al de 2001 y el BCRA debió aclarar que el sistema financiero "está sólido". El mercado interpretó el momento, y la jornada del martes inició con frenesí.

Con la incertidumbre electoral como fundamento y la irresponsabilidad política como combustible, un tsunami cambiario acaba de desatarse al inicio de la semana, a solo 9 días de los comicios presidenciales.

La evolución de la cotización del dólar en las últimas dos semanas, es todo un síntoma del momento social y político que atraviesa el país. En los primeros diez días del mes de octubre el dólar blue aumentó $250, un incremento del 31,5%. Cuesta encontrar fundamentos económicos para semejante suba.

Incluso si se toma en cuenta la inflación acumulada desde las elecciones PASO, y la devaluación del 22% aplicada sobre el tipo de cambio oficial, la presión sobre el precio informal de la moneda norteamericana encuentra más sustento en la incertidumbre y la mezquindad de la puja política, que en los datos de la economía.

A nueve días de los comicios, la presión sobre el precio informal del dólar encuentra más sustento en la incertidumbre pre electoral y la mezquindad de la puja política, que en los datos de la economía.

Lo primero que vale la pena recordar, es que la presente situación respecto al dólar es producto de la infinita secuencia de restricciones aplicadas sobre el mercado cambiario. Controles, percepciones, impuestos y cupos, aplicados unos sobre otros, de forma circunstancial como un parche, agravando progresivamente la falta de acceso crónica a las divisas.

Con ese telón de fondo y considerando la cercanía de las elecciones presidenciales en las que nadie tiene claro quien puede resultar ganador, cualquiera que tiene pesos en la mano busca refugiar el valor de sus fondos. Y en Argentina, el que busca refugio para sus tenencias, corre al dólar.


El dólar y las expectativas racionales


La teoría económica lo denomina «expectativas racionales». Al momento de tomar decisiones, los agentes económicos toman en cuenta toda la información disponible. Es decir, consideran aquello que sucedió en el pasado, observan los sucesos presentes, y comparan los sucesos presentes con aquello que sucedió en el pasado para conformar su expectativa respecto a lo que puede suceder en el futuro.

El que hoy tiene pesos en la mano, sabe que luego de las PASO de 2019 hubo una devaluación del 22% y que afines de ese año se reinstauró el cepo cambiario. Recuerda que en agosto pasado tras el triunfo de Milei, se devaluó el oficial un 20% para cumplir con el Fondo Monetario, que en realidad pedía devaluar un 100%.

Con la información disponible, quien tiene un plazo fijo en pesos que vencía a partir de la tercer semana de septiembre, comprende que lo más conveniente es no renovarlo este mes. Tal es la secuencia que se verifica en las últimas tres semanas: desarme de plazos fijos y dolarización de carteras.

El mismo agente observa que la inflación del año ya marcha a un ritmo del 150%, y que desde agosto el ritmo de los precios minoristas se aceleró. Advierte además que el actual ministro de economía despliega una batería de medidas que supone a la larga más emisión, y por ende más presión inflacionaria.

Solo con esa información, cualquiera puede imaginar que es muy factible que el 23 de octubre vuelva a devaluarse el peso, y que los pesos que tiene en la mano, pierdan su valor abruptamente. Si alguien tiene un plazo fijo en pesos que vencía a partir de la tercer semana de septiembre, comprende en base a la información disponible que lo más conveniente es no renovarlo este mes.

Al mismo tiempo y en base a la misma información, ese mismo agente económico prevé que la mejor manera de cubrirse en este escenario, es estar en dólares. Tal es la secuencia que se verifica en las últimas tres semanas: desarme de plazos fijos y dolarización de carteras.


El combustible de la irresponsabilidad política


Sobre el fuego de esa presión cambiaria generada por la incertidumbre natural del escenario electoral y las restricciones macro económicas, cayó el combustible de las declaraciones políticas del día de ayer.

Por la mañana en una entrevista con Radio Mitre, consultaron a Javier Milei qué recomendaba a los argentinos que tienen plazos fijos. «Jamás en pesos, jamás en pesos. El peso es la moneda que emite el político argentino, por ende no puede valer ni excremento, porque esas basuras no sirven ni para abono», respondió el libertario.

En boca de quien ganó las elecciones primarias, las declaraciones de Milei generaron un tsunami cambiario, de proporciones aún desconocidas. Hace demasiado tiempo que no se observaba un grado de irresponsabilidad política semejante. En la memoria aparecen las imágenes del golpe de mercado que empresarios y políticos estructuraron mancomunadamente contra el gobierno de Alfonsín a fines de los años ’80.

Agitar una corrida cambiaria por mera especulación electoral carece de cualquier clase de escrúpulos. El candidato libertario conoce exactamente las consecuencias que pueden tener sus palabras. Entiende a la perfección la dinámica de las expectativas racionales, e identifica en detalle las características macroeconómicas del escenario.

No obstante, un breve repaso por las recientes declaraciones de Milei habilita a pensar no solo que el libertario carece de cualquier tipo de pudor institucional, sino que está azuzando la corrida de forma intencional.

«Al peso hay que sacarle tres ceros más», repitió Milei el pasado domingo durante el debate. Es evidente que una relación 1.000 a 1 entre el peso y el dólar, resulta bastante funcional a los planes dolarizadores del libertario.

La semana pasada al ingresar al almuerzo que organizó en Mar del Plata para «competir» con Patricia Bullrich que exponía en el Coloquio de IDEA, Milei expresó: «Cuanto más alto esté el precio del dólar, dolarizar es más fácil. Eliminar el Central es una política inamovible porque creemos que hay una cuestión de índole moral, que robar está mal». Elocuente.

Tres días después, durante el debate presidencial llevado a cabo en la Facultad de Derecho de la UBA, el candidato de La Libertad Avanza volvió sobre una idea que ya había expresado el día en que ganó las PASO: «Al peso hay que sacarle tres ceros más», repitió Milei el pasado domingo. Es evidente que una relación 1.000 a 1 entre el peso y el dólar, resulta bastante funcional a los planes dolarizadores del libertario.

La primera en responder desde la tribuna política fue la candidata de Juntos por el Cambio. «Jamás diría algo como lo que está diciendo Milei para fogonear una corrida. Es jugar con los ahorros de los argentinos», dijo Bullrich en LN+.

Minutos después, fue el turno del candidato presidencial de Unión por la Patria. En una entrevista con el canal de streeming «Somos Gelatina», Massa le contestó a Milei, pero cometió un grave traspié. «Es gravísimo. Por un voto más está timbeando los ahorros de la gente. No vale todo por un voto. Poner en riesgo el sistema financiero, la Argentina ya vivió el 2001″, afirmó el ministro de economía.

«Es gravísimo. Por un voto más está timbeando los ahorros de la gente. No vale todo por un voto. Poner en riesgo el sistema financiero, la Argentina ya vivió el 2001».

Sergio Massa sugirió involuntariamente un escenario similar al de 2001.

Sorprendida, una de las periodistas repreguntó: «¿Está en riesgo el sistema financiero?». Al instante Massa advirtió el sincericidio y retrocedió sobre sus propios pasos: «Noo… no porque no le da la nafta», respondió.

Apenas unas horas después y en medio de la zozobra cambiaria, el Banco Central (BCRA) emitió un comunicado intentando llevar calma a los operadores financieros. «El sistema financiero argentino presenta una sólida situación de solvencia, capitalización, liquidez y previsionamiento. La política monetaria desarrollada por el Banco Central procura mantener el poder adquisitivo de los ahorros a través de la remuneración de los plazos fijos, cuya tasa se define mensualmente, o con los plazos fijos actualizados por la inflación más una remuneración de 1%», informó la entidad.

Cualquiera que conoce de comunicación política, sabe que cuando un funcionario o un organismo oficial sale a negar que algo está sucediendo, es porque ese algo efectivamente está teniendo lugar. Tanto las declaraciones del ministro de economía como la aclaración de la entidad monetaria, no generan otra cosa que un sesgo de confirmación. El meta mensaje es «estamos en medio de una corrida cambiaria».

El resultado está a la vista. La apertura del martes generó un nuevo y abrupto salto en la cotización del dólar blue. La secuencia está lejos de haberse cerrado. Restan apenas nueve días para el acto electoral, y únicamente hay dos certezas: la primera es que quien se queda con los pesos en la mano, pierde. La segunda es que la primera y principal responsable de este escenario, es una vez más la clase política en su conjunto.


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