Punto por punto, el análisis de los datos económicos del discurso de Milei: qué es cierto y qué es falso

El mensaje inaugural buscó describir un escenario de catástrofe económica, a fin de establecer los parámetros con los que Milei espera que se juzgue su gestión. El discurso combinó datos ciertos con otros eróneos, forzados e incluso falsos, y apeló en muchos casos al recurso contra fáctico.

Los especialistas en comunicación política señalan que las primeras palabras de un mandatario electo deben ser interpretadas como una señal de rumbo y de intención en materia política. En definitiva, cualquiera que toma el timón de la administración pública pretende separar claramente entre aquellas cosas que son resultado de la gestión que inicia y aquellas que son propias de las decisiones tomadas por quien deja el poder.

La «herencia» es el eufemismo al que recurren los presidentes entrantes como un lugar común en el que pueden lavar culpas de ante mano. En este sentido, cobra relevancia la verisimilitud de los datos a los que se acude para describir el estado de situación en el que se recibe una administración. En pocas palabras lo que intenta hacer el presidente que asume, es determinar el «termómetro» contra el cuál serán contrastadas sus decisiones.

En su primer discurso como presidente de la Nación, Javier Milei esbozó una extensa descripción del estado en que recibe el país en materia económica, de seguridad, salud y educación. Con ello intentó sentar las bases del programa de ajuste ultra ortodoxo que planea llevar a cabo.

La intención quedó a la vista: desplegar una extensa lista de datos negativos los cuáles debieran ser tomados como punto de referencia al momento de evaluar el resultado de las dolorosas medidas que el propio Milei anticipa que llegarán.

Todos y cada uno de los resultados desde el 10 de diciembre deben contrastarse contra las decisiones del propio Javier Milei, y no contra el «que hubiese pasado si» que pudiese surgir de los datos, sean ciertos o falsos.

La mirada debe posarse por lo tanto en la exactitud de los datos, y en la utilización de los contra fácticos. Lo cierto es que La Libertad Avanza ya es gobierno. Todos y cada uno de los resultados desde el 10 de diciembre deben contrastarse contra las decisiones del propio Javier Milei, y no contra el «que hubiese pasado si» que pudiese surgir de los datos, sean ciertos o falsos.

Una señal no menor a priori, es que ni la dolarización ni el cierre del Banco Central formaron parte del discurso inaugural de Javier Milei como mandatario, ni siquiera tangencialmente.

Si lo fue en cambio el «neoliberalismo», que el presidente se encargó de reivindicar explícitamente el día uno de su mandato.


Punto por punto, los datos de Milei en el discurso


Potencia Mundial

El presidente inició su discurso apelando a una figura que ya había utilizado en campaña, en relación al resultado de las políticas liberales tras la sanción de la Constitución de 1853. «De ser un país de bárbaros enfrascados en una guerra sin cuartel, pasamos a ser la primera potencia mundial», indicó.

No existe dato histórico alguno que permita afirmar que en algún momento en los últimos 200 años Argentina fue la primera potencia a nivel global. Es un dato exagerado, teniendo en cuenta que nuestro país supo ser protagonista del comercio mundial a fines del Siglo XIX, pero jamás el primero de la lista.

Déficit Fiscal

Al referirse al estado de las cuentas nacionales, el flamante mandatario expresó «El kirchnerismo, que en sus inicios se jactaba de tener superávit gemelos, hoy nos deja déficit gemelos por 17% del PBI. A su vez, de esos 17 puntos del PBI, 15 corresponden al déficit consolidado entre el Tesoro y el Banco Central». Agregó luego que «de esos 15 puntos de déficit fiscal, cinco corresponden al Tesoro Nacional y diez al Banco Central».

La estimación es absolutamente antojadiza y depende estrictamente del tipo de cambio que se tome como referencia para hacer los cálculos. Si se toma como referencia el tipo de cambio oficial vigente ($400,50), el Producto Bruto Interno (PBI) al segundo semestre de 2023 (último dato oficial), es de u$s 400.000 millones.

Herencia. El presidente Javier Milei hizo un extenso repaso del estado en que recibe el país.

El último dato oficial sobre el resultado fiscal de 2023 refiere al mes de septiembre y da cuenta de un déficit fiscal primario acumulado de $2,6 billones y un déficit fiscal financiero de $3,5 billones en los primeros nueve meses del año. Si se proyecta la tendencia hasta diciembre, se estima un déficit fiscal primario de $3,6 billones y un déficit fiscal financiero de $4,8 billones para todo el 2023.

Utilizando el tipo de cambio oficial vigente, equivale a un déficit fiscal primario de u$s 9.000 millones y a un déficit fiscal financiero de u$s 12.000 millones. Las cifras en dólares serían incluso mucho menores si en lugar de tomar como referencia el tipo de cambio oficial ($400,5) se utilizara el Contado con Liquidación ($977,5).

El ajuste y el shock son decisiones válidas de un gobierno que acaba de ser elegido por una abrumadora mayoría. Pero de ninguna manera se tratan del único camino posible, sino de aquel que Milei elige transitar.

En términos de PBI, significa un déficit primario de 2,25% del PBI y un déficit financiero del 3% del PBI. En ningún caso el rojo alcanza el 5% que estipuló Milei en el discurso.

En este sentido y en base a los datos oficiales, vale señalar que un ajuste equivalente al 5% del PBI tal y como anticipó Milei implica un recorte de u$s 20.000 millones, lo que más allá del voluntarismo inicial, golpeará a la actividad económica privada.

El ajuste y el shock son decisiones válidas de un gobierno que acaba de ser elegido por una abrumadora mayoría. Pero de ninguna manera se tratan del único camino posible, sino de aquel que Milei elige transitar.

Inflación

Al referir a los pasivos remunerados del Banco Central (BCRA), el presidente Javier Milei ofreció el dato más polémico de su primer discurso como mandatario. «Esta es la herencia que nos dejan: una inflación plantada del 15.000% anual, contra la cual vamos a luchar con uñas y dientes para erradicarla». A ello agregó una proyección para la inflación mensual en lo inmediato, cuando dijo «este número que parece un disparate, quiero que sepan que implica una inflación del 52% mensual, mientras que hoy mismo ya viaja a un ritmo de acuerdo a estimaciones privadas que oscilan entre el 20 y el 40% mensual para los meses entre diciembre y febrero».

No existe proyección pública ni privada alguna que permita a ciencia cierta anticipar un 15.000% de inflación anual. Cierto es que las proyecciones privadas indican un 20% de inflación para noviembre y un dato de entre el 20% y el 30% para diciembre.

No obstante, aún si el dato mensual de inflación fuera del 50% mensual desde enero y se mantuviera en ese rango hasta diciembre, la inflación anual no llegaría al 15.000%. Sin embargo, si transcurrido un semestre de gestión el gobierno entrante no logra encontrar la forma de contener los precios, será muy difícil endilgar la inflación total de 2024 a la gestión que acaba de terminar.

Pero si sobre el pronóstico que acaba de dar Javier Milei, se estructura una batería de medidas que genera un fuerte impulso al alza, entonces el golpe inflacionario podría ser todavía mayor. No ya por la herencia sino por la decisión política del gobierno entrante de devaluar la moneda, liberar precios de los servicios, actualizar tarifas y/o eliminar la ley de alquileres, y de hacer todo eso junto y de una sola vez.

Salarios

Al referirse a los salarios, el presidente no solo volvió a utilizar datos erróneos, sino que además apeló a un recurso contra fáctico que carece de cualquier tipo de rigor y verosimilitud por fuera de las meras especulaciones políticas.

«Por eso no debería sorprender a nadie que los salarios reales se hayan destruido, ubicado en torno a los 300 dólares mensuales, los cuales no solo son seis veces inferiores a los de la convertibilidad, sino que de haberse mantenido la tendencia de aquellos años, o como lo decían ellos, el maldito neoliberalismo, hoy oscilarían entre 3000 y 3.500 dólares por mes», afirmó exultante Javier Milei ante la multitud.

El último dato disponible de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE), indica que en el mes de octubre el salario registrado promedio fue de $420.706. Si se toma como referencia el Contado con Liquidación a ($970), equivale a un salario en dólares de u$s 433. Un 44% por encima de lo que indicó Milei en su discurso inaugural, con lo cuál el dato utilizado es erróneo.

En el mes de octubre el salario registrado promedio fue de $420.706. Equivale a un salario en dólares de u$s 433. Un 44% por encima de lo que indicó Milei en su discurso inaugural. El dato utilizado es erróneo.

Pero según el discurso, el salario en dólares de la convertibilidad era de u$s 1.800 (seis veces u$s 300). Lo cierto es que según el RIPTE, el salario en el año final de la convertibilidad (cuando aún regía el «1 a 1») era de u$s 880, con lo cuál el dato mencionado por Milei en su asunción es directamente falso.

Respecto a la proyección sobre lo que hubiese sucedido con el salario medido en dólares en caso de no salir del régimen de convertibilidad, se trata de un ejercicio contra fáctico, que hace incomprobable el dato e imposible su verificación.

Estanflación

Al referir al escenario por venir, el presidente anticipó el efecto que sabe que provocará su programa de gobierno, y en dicho anuncio tropezó respecto a la definición de «estanflación» que ha estructurado discursivamente desde el triunfo en el balotaje.

«La conclusión es que no hay alternativa al ajuste y no hay alternativa al shock. Naturalmente, eso impactará de modo negativo sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales, la cantidad de pobres e indigentes» indicó el mandatario. A ello agregó que «Habrá estanflación, es cierto, pero no es algo muy distinto a lo que ha pasado en los últimos 12 años. Recordemos que en los últimos 12 años el PBI per cápita ha caído 15% en un contexto donde acumulamos 5.000% de inflación. Por lo tanto, hace más de una década que vivimos en estanflación».

La definición de «estanflación» describe una economía que registra al mismo tiempo altos niveles de inflación y altos niveles de desempleo. Argentina transita una senda de altísimos niveles de inflación, pero no registra altos niveles de desempleo.

Vale al menos señalar que dos terceras partes de la caída PBI per cápita que el presidente asigna a los últimos doce años, sucedieron en el periodo 2015-2019 a raíz de políticas aperturistas muy similares a las que están por ponerse en marcha, y con el designado ministro de economía Luis Caputo como protagonista central.

La definición de «estanflación» acuñada para describir la economía global a inicios de los años ’70 describe una situación en la cual una economía registra al mismo tiempo altos niveles de inflación y altos niveles de desempleo. Argentina hace más de una década que transita una senda de altísimos niveles de inflación, pero no es una economía que registre altos niveles de desempleo.

Hablar de la estanflación pasada como justificativo para las trágicas consecuencias que pudiesen generar un ajuste ortodoxo sobre el nivel de empleo, es al menos falaz y antojadizo. Los resultados de las decisiones de política económica que toma un gobierno en cualquier lugar del mundo, en este caso el ajuste y las políticas de shock, recaen en quien tomó dichas decisiones.


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