Edmundo Gelonch: roquense que trabajó por la educación y la cultura

Neuquén

Evocar historias valletanas nos obliga a tomar contacto con aquellos familiares testigos de épocas pasadas. La nieta de don Edmundo Gelonch es la encargada de traernos hoy esos recuerdos. Nació en Cataluña, España, el 25 de diciembre de 1890. Fue un crítico observador de las desigualdades sociales de su época y debido a esto nació así su posición socialista que lo acompañó toda su vida. Desde esta visión del mundo, dejó España y recaló en Argentina. En Buenos Aires estuvo un tiempo dictando cátedra hasta que lo dejaron cesante. Se enteró que en el sur del país necesitaban maestros y en 1913 arribó a General Roca. Posteriormente sancionado por su ideología fue trasladado al sur de Neuquén a la escuela de Laguna Blanca. En 1915 regresó a la Escuela Nº 38 de General Roca. Fue periodista de los diarios “Río Negro”, “Alto Valle” y “Democracia”. Asimismo, fue compañero de Juan B. Justo y de los más destacados socialistas argentinos.

Su carrera docente la concluyó en la Escuela Nº 32 de Roca, adonde fue trasladado en 1926. De acuerdo con diarios regionales creó con otros compañeros el Instituto Secundario, luego la Escuela Nacional de General Roca en donde dictaban clases ad honorem. En marzo de 1915 se casó en esa localidad rionegrina con María Gregoria Bonilla; tuvo cinco hijas y un varón, algunas fueron docentes otra fue periodista en el diario “Clarín”.

Los rasgos más destacados como educador -entre otros- fueron desterrar totalmente el castigo corporal en la escuela y no admitía que los educadores levantaran la voz en el aula. Durante su gobierno en la INtendencia de General Roca realizó variadas obras, como por ejemplo el Palacio Municipal, la estación del ferrocarril, el matadero municipal; dotó a la ciudad de agua corriente y luz eléctrica, entre otras. Fue fundador del Centro Socialista de General Roca y como candidato fue electo presidente del Concejo Municipal que ejerció desde 1927 a 1930.

Cuando se produjo la Revolución de 1930 fue nombrado comisionado municipal, puesto en el que permaneció desde octubre 1930 a diciembre de 1932. Seguidamente fue electo presidente del Concejo Municipal, en el que ejerció funciones hasta julio de 1933. Alcanzó los puestos más elevados en la docencia y desde 1935 ejerció la dirección de la escuela nocturna de la Cárcel de Procesados de la ciudad de General Roca. Edmundo falleció en 1966, después de más de 12 años de una enfermedad que le paralizó gran parte de su cuerpo.

En abril de 1971 la Municipalidad de General Roca le brindó un emotivo homenaje y cambió el nombre de la calle San Luis por el suyo: Edmundo Gelonch. En Neuquén, sobre la Diagonal Alvear de esa capital, vivió su hija doña Carmen Gelonch de De Martín, quién ejerciera la docencia en la Escuela Nº 2 de Neuquén capital. Ella recordaba, en una oportunidad, una norma de conducta que este hombre les inculcó permanentemente: “En la vida hay muchas líneas a seguir, pero la única verdadera es la recta”. Su esposo fue un hombre del peronismo ortodoxo -Alfredo De Martín- que nunca mostró fisuras en la relación con su suegro don Gelonch.

Uno de los libros escritos por don Edmundo fue “Espiritualicemos la escuela” (1933). Por sus constantes denuncias se convirtió en uno de los primeros presos políticos del Alto Valle y fue enviado a Viedma con otros compañeros socialistas. Este pequeño homenaje a un hombre del ayer que supo dejar su impronta en una ciudad que prometía ser pujante como lo es en la actualidad.

Beatriz Carolina Chávez

DNI 6.251.256


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