El Banco Mundial proyecta para el país un menor crecimiento en 2022

Estima que se ubicará en apenas el 2,6%. Un valor que lo coloca por debajo de las proyecciones del 4% que realizó el Gobierno nacional en el presupuesto.

Según un informe elaborado por el Banco Mundial (BM), la economía argentina sufrirá una fuerte desaceleración el año próximo, y, junto al resto de América latina y el Caribe, se enfrenta al riesgo de una nueva “década perdida” para el desarrollo si no encara reformas estructurales urgentes que permitan apuntalar las perspectivas de crecimiento.

El estudio refleja que el producto bruto interno (PBI) de la Argentina tendrá una tasa de crecimiento de apenas el 2,6% el año próximo. Destaca que la reactivación en la región ha sido “más lenta de lo esperado, y las secuelas que ha dejado en la economía y la sociedad tardarán años en desaparecer”. La estimación para el año próximo se ubica por debajo de la que realizó el gobierno nacional en el presupuesto que envió al Congreso Nacional en septiembre, que prevé un rebote del 4%.

El BM señala que, para la región, el principal desafío es encarar las reformas necesarias para alentar el crecimiento, reducir la pobreza y promover el desarrollo con gobiernos más endeudados, y con sus arcas agotadas luego del enorme desgaste fiscal que desplegaron los países para contener el azote de la pandemia del coronavirus.

En una conferencia de prensa, el economista jefe del BM para la región, William Maloney, pidió también bajar los subsidios energéticos a los sectores que no los necesitan para mejorar la eficiencia del gasto público.

Maloney dijo que no ve una aceleración descontrolada de los precios en el país: “La inflación está cerca del 50%, pero el Gobierno sigue contando con algunas herramientas para evitar que la crisis se profundice, como llegar a un acuerdo con el FMI y aclarar las expectativas; sin embargo, estamos hablando del corto plazo y una vez que haya más estabilidad, el país debe abordar sus problemas estructurales de mediano plazo porque no ha crecido casi en la última década”.

La entidad financiera remarcó que estas pobres perspectivas de crecimiento para los próximos dos años auguran un retorno a las tasas de crecimiento bajas de la década de 2010, “generando preocupación de una nueva década perdida en términos de desarrollo”.

La crisis de COVID-19 se sumó a otra “década perdida” de bajo crecimiento, lo que sugiere problemas estructurales más profundos”, señaló el informe del organismo. “Desde 2010 hasta que se desató la pandemia, América latina y el Caribe creció un 2,2% anual, al mismo tiempo que el resto del mundo creció a un 3,1%. Los pronósticos para 2022 y 2023 son igualmente mediocres: 2,8% y 2,6% respectivamente”, destaca.


Las tareas pendientes del ministro Guzmán


El ministro Guzmán, en poco tiempo más, cumplirá dos años al frente de la economía del país. En 2020 la caída del PBI llegó al 9,9%. Para este año se espera un rebote del 7,5%.

La deslucida recuperación, sumada a las bajas tasas de crecimiento de la década anterior, sugiere la existencia de serios problemas estructurales en el país y la urgencia de abordar la lista de déficits (infraestructura, educación, política energética, entre otros) ya conocida por todos. Es difícil entender, en este contexto, la lógica que aplica el Gobierno.

Por lo pronto, está claro que Guzmán optó por armar su propio relato para poder sostenerse en el poder antes de ponerse al frente de la crisis con un plan económico, con todos los costos políticos que esto pueda implicar.


Según un informe elaborado por el Banco Mundial (BM), la economía argentina sufrirá una fuerte desaceleración el año próximo, y, junto al resto de América latina y el Caribe, se enfrenta al riesgo de una nueva “década perdida” para el desarrollo si no encara reformas estructurales urgentes que permitan apuntalar las perspectivas de crecimiento.

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