El CEM 1 se llamará desde

ROCA (AR).- ¿Cuánto vale un buen ejemplo? Es una de esas pocas cosas por las que, para conocer su valía, no es necesario comprarlas o venderlas: un buen ejemplo no está a merced del mejor postor. Sólo basta con reconocerlo y valorarlo. Así permanece vivo. Luego, con imitarlo originalmente, tomando las cosas buenas y adaptándolas a una experiencia propia, se lo define como tal: un modelo para la sociedad.

José Manuel García no buscó serlo, pero cada una de sus acciones fue marcando el rumbo de una vida destacada. Sus años al frente de «la Normal», hoy CEM 1 de Roca, dejaron huellas y desde hoy su nombre quedará ligado a la institución por siempre. A las 19 en las instalaciones de Sarmiento y Villegas, y en ocasión del festejo por los 45 años de la primera promoción de maestros de la Escuela Normal Mixta, se oficializará la noticia: el secundario céntrico pasará a ser denominado con el nombre de su primer director.

La iniciativa surgió desde el mismo colegio, en una acción conjunta entre directivos, profesores, cooperadora y ex alumnos. «Nuestro objetivo fue reconocer en vida la trayectoria y la importancia de José Manuel», declaró días atrás el actual director del establecimiento, Héctor Roncallo.

García no es roquense. Al menos, no de nacimiento. Arribó a la ciudad en 1946, desde Bragado, provincia de Buenos Aires, su ciudad natal. Su primer destino fue la escuela 32, marcando el inicio de su relación con la educación rionegrina.

La palabra «primero» es una verdadera constante en la vida de este maestro. Participó en la creación de la primera escuela diferenciada de la provincia -la especial 1-, apoyó la construcción del primer polideportivo municipal -el ahora Gimena Padín, del barrio 827 viviendas-, encabezó la comisión organizadora del primer cineclub de Roca y promovió la creación del IMCP (Instituto Municipal de Capacitación Práctica), siendo este último el antecedente directo del actual IMBA -el centro educativo municipal que sostiene 21 talleres de arte y oficio-.

Amante del teatro y la educación, asegura que éstas fueron y son sus «dos grandes pasiones». «Mi vida está invadida por dos cosas: el teatro, y aquellas épocas en la escuela», dice. Luego reflexiona: «Yo hice lo que hice porque me reconfortaba. Uno hace las cosas porque le gustan, es un poco de egoísmo sano. Todo parte de esa idea». Humilde, así explica la fuerza y el tiempo invertido.

Tuvo breves pero importantes actuaciones políticas: fue presidente del Consejo Provincial de Educación y concejal de Roca, cuando el cargo todavía era «ad honórem» y conservando su trabajo como director del CEM.

En 1977 llegó su jubilación y, lejos de ser el fin, la fecha marcó el inicio de una nueva etapa: había sido maestro, político y cinéfilo. Quedaba tiempo para 15 años de periodismo, dirigir teatro y dictar clases en el INSA. Su paso por la sección de «cultura» en éste diario se destacó por sus columnas de opinión sobre la actividad tras los telones, y su etapa al frente del «teatro de la calle» y las clases en el INSA le proporcionaron alegría para seguir.

Y todavía hay más. A los 79 años tiene proyectos, ideas y energía. «No quiero trabajar, nadie quiere», asegura entre risas mientras enumera los beneficios de la jubilación. Pero no puede con su genio e inmediatamente comenta alguna de sus ideas para los próximos años.