El Código Penal prevé que es delito aun cuando no se haya entregado el dinero

NEUQUEN (AN)- Si una persona le ofrece una coima a un funcionario para que haga o deje de hacer algo, comete el delito de cohecho. Según el Código Penal, ni siquiera hace falta que le ponga los billetes en la mano.

La causa que ya abrió la justicia neuquina, y que engordará desde hoy alimentada por las denuncias del diputado Jorge Taylor, más los pedidos de investigación de fuerzas políticas y sindicales, es por el artículo 258 del Código Penal, que prevé una pena de hasta seis años de prisión e inhabilitación para los funcionarios que ofrecen coimas a otros funcionarios.

La ley distingue dos tipos de cohecho: el pasivo (cuando el funcionario recibe una oferta de dinero o bienes a cambio de hacer o dejar de hacer algo) y el activo (cuando alguien formula la oferta a un funcionario para que haga o deje de hacer).

La Cámara Nacional de Casación Penal estableció en un fallo reciente que «mediante el delito de cohecho activo se intenta disuadir a los particulares y también a los funcionarios públicos (sujetos activos) de facilitar o colaborar en la corrupción de la administración pública».

Añadió que «esta figura complementa a la de cohecho pasivo, al reprimir las conductas de quienes contribuyen con su accionar para la consumación de esta forma desagradable de corrupción».

La conducta típica prevista por el artículo 258 «consiste en dar u ofrecer dádivas o ventajas o dinero o presentes o futuras promesas a un funcionario público o a un juez (únicos sujetos pasivos posibles) para que él observe la conducta reprimida en el artículo 256, esto es, hacer o dejar de hacer algo propio de sus funciones o competencia, o ejercer su influencia sobre la decisión de otro funcionario público».

Señaló la Cámara que «basta para su consumación el sólo ofrecimiento (delito instantáneo), el poner al alcance aunque no en la mano del funcionario el regalo de algún bien (dinero, o crédito, o comercio sexual, etc.) no siendo necesaria la efectiva entrega de la cosa por parte del sujeto activo».

«Alcanza con tentar al funcionario a tomar algo -afirmaron los camaristas- siendo indiferente la actitud que éste asuma, pues el delito se consuma tanto si acepta como si rechaza el ofrecimiento».