El coronavirus esquiva por ahora a los geriátricos

Hay una cantidad difícil de determinar de adultos mayores en cientos de hogares y residencias. En general, los protocolos sanitarios permitieron mantenerlos libres de covid-19, pero el aislamiento entre ellos es doble: nadie los puede visitar.

La preocupación de Bariloche está puesta en los geriátricos. Hay 10 en la ciudad. Archivo

La ciudades de Río Negro tienen cientos de geriátricos y de residencias para adultos mayores, que son uno de los grupos de riesgo en cualquier epidemia. La superposición de jurisdicciones permite que muchos funcionen sin habilitación de Salud Pública o sin permiso municipal.

En reglas generales, en todos estos lugares se cumplen los protocolos de seguridad frente a la pandemia de covid-19, pero lo más preocupante es el aislamiento que se profundizó, lejos de sus hijos y de sus nietos.

La situación irregular, sin habilitación, de muchas residencias para adultos mayores en Bariloche es la misma que años atrás. Sólo que el contexto de pandemia por el coronavirus agrava el escenario para este grupo factor de riesgo.

Muchos geriátricos están habilitados por la municipalidad de Bariloche pero no por Salud Pública. Se exigen puertas anchas para pasar las sillas de ruedas, que no haya escaleras, que haya barandas en todos lados y un cuidador o enfermero cada tres adultos mayores”, especificó Ana María Alaniz, integrante del Consejo de Adultos Mayores de Bariloche.

Detalló que “la habilitación es un trámite que nunca termina de concretarse. La provincia demora tanto que ahí muere. Por eso, pasan los años y no se avanza. Hemos trasladado esta inquietud varias veces”.

Alaniz recalcó que ante las exigencias para habilitar, algunos han optado por cerrar. “Nunca existió un geriátrico provincial o municipal al que se puede recurrir. Nadie se hace cargo de habilitar pero por otro lado, las instituciones siguen funcionando y los años pasan. De otro modo, ¿a dónde ponemos los abuelos?”.

Los adultos mayores son uno de los grupos de riesgo. Foto: Alfredo Leiva

Después de 22 años de trabajo, el geriátrico Los Cerezos, en el oeste de la ciudad, cerró sus puertas. Desde la fundación que administraba la residencia, contaron que allá por 1997, Salud Pública solo exigía un asistente geriátrico cada 24 camas.

“En ese momento, nos dieron la habilitación. Pero cuando hubo que renovarla, ya no se pudo. Pedían tres asistentes por turno y son tres turnos. Hay que sumar un médico permanente, cocinera, franquero, personal de limpieza. La normativa era inalcanzable. No era ni funcional ni económicamente rentable”, plantearon desde la fundación.

Escasa oferta

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residencias en todo Río Negro cumplen con los requisitos que pone el PAMI:uno en Cipolletti y otro en Villa Regina.

En 2017, ninguno de los nueve geriátricos de Bariloche contaba con habilitación por parte del Ministerio de Salud de la provincia. Un año después, dos de las siete residencias de la ciudad estaban habilitadas y otras cuatro se encontraban en proceso de “rehabilitación” (habían presentado la documentación para su evaluación).

En ese momento, al ser consultado, el ministro de Salud de la provincia, Fabián Zgaib, había manifestado: “Multiplicá la cantidad de abuelos de Bariloche por toda la provincia. Si Salud Pública se pone rigurosa, dejamos 2 mil abuelos en la calle”.

Actualmente, Bariloche cuenta con 10 geriátricos y otros dos están ubicados en Dina Huapi. Pero solo 4 estarían habilitados; mientras que el resto está “en proceso administrativo”.

Al inicio de la pandemia, cuando la mirada se posó en los grupos de riesgos y los casos de muertes en geriátricos en Buenos Aires, el área sanitaria de la Zona Andina intensificó un relevamiento a fin de evaluar si los establecimientos cumplían con las condiciones de seguridad.

Si bien las visitas del área de Fiscalización son frecuentes, aseguraron fuentes allegadas a los adultos mayores, en tiempos de Covid-19 los controles son un tanto más espaciados en el tiempo para minimizar los riesgos de contagio.

Multiplicá la cantidad de abuelos de Bariloche por toda la provincia. Si somos rigurosos, dejamos 2 mil abuelos en la calle”.

La frase la dijo hace dos años el ministro de Salud, Fabián Zgaib.

“Básicamente, se trata de evaluar las condiciones que están bien y corregir aquellas que no lo están dentro de lo estipulado en el contexto de Covid”, explicaron.

En los controles, evalúan si se controla la temperatura en el ingreso de los establecimientos. También se consulta sobre el conocimiento del protocolo, si el personal de los geriátricos dispone de un espacio para el cambio de la indumentaria y el empleo de tapabocas y si hay elementos correctos de desinfección.

Además, se evalúan los espacios físicos para garantizar el distanciamiento físico entre las personas como eventuales espacios para aislamiento y si las visitas están restringidas.

El geriátrico “Virgen de las Nieves”, un emprendimiento familiar en Dina Huapi, es uno de los pocos que cuenta con la habilitación del área de Fiscalización. Desde hace tiempo, su cupo está cubierto con la permanencia de 20 adultos mayores.

Los recaudos se extralimitaron ya en marzo con el avance de los casos de coronavirus. “No ingresa nadie que no sea el personal -cuatro personas que afortunadamente viven en Dina Huapi y Ñirihuau-. La mercadería se recibe en el portón y se desinfecta. Y las visitas de familiares están suspendidas. No relajamos ni un momento”, admitió Irene Cárcamo, la dueña del geriátrico, al tiempo que agregó que “en caso de urgencia, solo se llama al médico”.

Aseguró que constantemente reciben visitas de referentes de Salud Pública aunque tampoco suelen ingresar al establecimiento. “A partir del Covid, todos los miércoles mandamos un informe a Salud Pública detallando la situación de los abuelos, cómo han estado, la presión, sus signos vitales y hasta el informe de la nutricionista”, detalló Cárcamo.

Contó que tanto ella, con 64 años, como su esposo, de 70 años, viven en la residencia. “Los más lúcidos hablan por teléfonos y hacen videollamadas. Por suerte, el lugar es grande; de hecho tenemos dos livings y las habitaciones son grandes. Los abuelos no están amontonados”, describió la mujer.

La cobertura de PAMI

Daiana Neri, coordinadora de PAMI Río Negro, explicó que la obra social cubre alguna situación puntual aunque solo se reconocen dos instituciones en la provincia: una en Villa Regina y otra en Cipolletti.

“Solo dos reúnen lo que PAMI requiere: una prestación médica, psicosocial y alimentaria. Eso no lo hacen todas las residencias. Algunas solo tienen gente durmiendo”, especificó Neri.

Recordó que “el poder de policía, de control de residencias de adultos mayores lo tiene el gobierno provincial”. Explicó que hoy hay afiliados en el resto de las residencias pero aclaró que “no se paga la prestación”.

En Roca hay 18 pero sólo cinco tienen la habilitación municipal

Desde el Consejo de Salud y Coordinación Regional de Fiscalización y Calidad de Servicios de Salud, informaron que en Roca hay 18 geriátricos en total, todos ellos habilitados, con licencia renovada o con habilitación sanitaria en trámite.

Salud Pública provincial regula, habilita y controla los aspectos ligados a la salud de los adultos mayores, en este caso, junto con el personal idóneo, equipo médico y los aspectos edilicios obligatorios para la actividad.

Pero sólo cinco los establecimientos que cumplen con la reglamentación municipal que regula “aspectos de seguridad e higiene edilicia, planos de obra, electricidad, seguridad alimentaria y todo lo referido al titular que haga la explotación comercial”, según detallaron desde el área de Prensa.

Río Negro solicitó información sobre la cantidad de adultos mayores pero desde Salud no brindaron datos, al igual que la mayoría de geriátricos y residencias consultados, quienes dijeron que esos informes sólo los puede aportar el Ministerio. Por dichos motivos, no es posible conocer el número total de personas alojadas en la ciudad.

Los dueños de los establecimientos consultados afirmaron que están cumpliendo con todos los protocolos establecidos por Salud Pública. Semanalmente, deben enviar informes y declaraciones juradas para dar cuenta del correcto funcionamiento del lugar, según expresó Isaac Riquelme, responsable de la Residencia geriátrica “Dulce Hogar”.

Los nuevos ingresos están pausados pero “hay una necesidad muy grande por parte de las familias de ingresar a sus adultos”, dijo. Riquelme agregó que, al igual que los otros centros, no tuvieron que hacer traslados hasta el momento y se mostró agradecido de la ausencia de casos positivos dentro de la población alojada en geriátricos de la ciudad.

En el geriátrico “Nuevo Renacer”, Liliana Soto explicó que también se están llevando a cabo todas las medidas de seguridad sanitarias que exigen desde el municipio y la provincia.

En la residencia “Adi-sar” están internados ocho adultos mayores, según informó la encargada del lugar, Sara Poblete, y relató que hasta el momento no tuvieron que implementar ningún plan de traslado ya que “los abuelos gozan de buena salud”.

En todos los casos coincidieron en el uso de videollamadas para que las familias se comuniquen con sus parientes.

Las excepciones de Choele y Jacobacci

Hay dos excepciones al blindaje de los geriátricos de la región frente a la pandemia, en Choele Choel y en Jacobacci, pero en ambos casos el virus no se propagó.

Alicia Pecotche murió en mayo en una clínica de Roca. Había sido uno de los primeros casos detectados en Choele Choel. Ya jubilada como docente, realizaba tareas en el “Hogar de adultos mayores San Antonio de Padua”.

Pero en el geriátrico no se reportaron contagios de covid-19, aunque sí se tomaron medidas preventivas, más o menos similares a las del resto de los geriátricos, en especial a lo relacionado con las visitas de familiares.

Y también en mayo murió en el hospital Rogelio Cortizo de Jacobacci una mujer de 93 años que vivía en el hogar “San José” junto a otros siete adultos mayores y cinco empleados, entre el personal de limpieza, cocineros y un enfermero.

Esta mujer y un varón de 18 años fueron los únicos casos detectados en Jacobacci. Aún no se sabe cómo se contagiaron, pero el hogar de ancianos sigue abierto.

En Neuquén aseguran que se siguen los protocolos

En la ciudad de Neuquén, según información aportada por el Municipio, hay 21 residencias geriátricas con habilitación comercial, que suman una capacidad ocupacional de 275 personas. El área de Salud de la provincia también es la que habilita el lugar y luego hace un seguimiento de las condiciones en que viven las personas.

Desde la provincia se comunicó que desde la llegada de la pandemia, se diseñó un dispositivo de intervención para el acompañamiento, atención de la salud y aspectos psicosociales destinado a instituciones que trabajan con adultos mayores que se encuentran en las Residencias de Larga Estadía y Casas Hogares privadas, habilitadas por el Ministerio de Salud de la provincia.

Indicaron que el objetivo es acompañar a las autoridades y trabajadores de éstas instituciones en el abordaje de las situaciones cotidianas, para que las prácticas de cuidado garanticen los derechos fundamentales de las personas que allí residen, y capacitar al personal sobre protocolos de higiene y desinfección.

En una consulta a los geriátricos de la ciudad, sus dueños aseguraron que siguen los protocolos.

Oscar Pope, del hogar “Los alelíes”, uno de los establecimientos habilitados, sostuvo que desde días antes que se decretara la cuarentena, ya se tomaron medidas preventivas. En primer lugar, no se permitió más las visitas de los familiares desde el 10 de marzo. Se sigue un estricto protocolo en el sitio donde hoy viven 15 adultos mayores.

“Antes de entrar a cada empleado se le toma la temperatura y si tiene más de 36, 5 grados no entra. Hay una planilla donde se anota todos los días”, indicó el encargado del lugar.

Además se mide la temperatura periódicamente a cada adulto mayor.
Otra de las medidas es que al ingresar, el trabajador se desinfecta con alcohol la zapatilla y se lava las manos.

Hay geriátricos en Zapala, Villa La Angostura y Chos Malal. Pero en este caso, se trata de dos centros de día y dos residencias de larga permanencia, bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Social.


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