El cultivo de tomate decrece en las chacras de Viedma

Se llegaron a trabajar 2000 hectáreas y, ahora, la siembra alcanzaría unas 50 hectáreas. La demanda es fluctuante, explican

PRODUCCION

Los bondades climáticas de otras zonas del país, la rentabilidad, la falta de tierra propia y una reducción en los niveles de consumo; provoca en las chacras del Instituto de Desarrollo del Valle Inferior (Idevi) mermas en el cultivo de tomate y que afecta la oferta regional.

Según datos oficiales del propio ente de desarrollo como de la Estación Experimental Valle Inferior del INTA, hacia fines de la década del ‘70 -en pleno auge de la demanda generada por la quebrada Procesadora Río Negro- se implantaron hasta 2.000 hectáreas. En la actualidad, la siembra alcanzaría a apenas unas 50 hectáreas.

En las bocas de expendio minorista, en plena entrega del stock local desde la temporada iniciada el 15 de enero pasado, los precios presentan una extraño comportamiento. La variedad denominada “pintón” seleccionada ronda los 12 pesos el kilogramo contra una oferta de 13,99 los dos kilos de ese cultivo con menor calidad. En diciembre, las verdulerías llegaron a colocar carteles con 40 pesos el kilo, ante la inexistencia de volúmenes provenientes de esta zona.

“La demanda es tan fluctuante que el productor no está estimulado, y cultiva en función de lo que puede llegar a vender”, explicó a “Río Negro” el extensionista del INTA, Agustín Servera.

A su entender, una de las limitantes es la propiedad de la tierra que restringe las posibilidades de inversión para realizar cultivo bajo cubierta. Asimismo, considera poco apropiado para quienes alquilan chacras forzar la siembra bajo cubierta porque “es carísimo” y “encima en noviembre llega tomate del litoral o del NOA donde tienen dos heladas al año contra 50 que debemos afrontar nosotros”.

Aún así reivindicó el esfuerzo cuando se realiza el cultivo al aire libre para abastecer únicamente el mercado local, al que considera rentable; y permite diversificar el ingreso ya que los horticultores de esta zona tratan de extender su margen de ganancia vendiendo tomates; mientras obtienen -recién en junio- un mejor precio para la cebolla.

Sergio Cardoso, integrante de una de las firmas más prominentes en cuanto a la producción y comercialización de una importante canasta de productos hortícolas; tiene una visión distinta.

Apunta que si bien están haciendo envíos a San Antonio Oeste y Puerto Madryn, “pesa mucho” la producción que tiene origen en la zona de La Plata, que antes era inexistente, y allí “cultivan todo el año” bajo cubierta.

Asimismo, considera que “se está perdiendo el hábito (del consumo) entre la gente jóven, y sólo para los mayores resulta un atractivo” y por otro lado “la semilla es importada con precio en dólar, y los insumos son caros”.

En el mismo sentido, otros productores señala que ya no resulta tan atrayente porque “tiene muchas enfermedades” y “escasa rentabilidad”.


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