El gran juego de la corrupción
Alarde de coimas y contratos "amañados". Acuerdos tras aparentes actos de control.
Dos de ellos eran funcionarios provinciales. Los otros dos representaban a sendas compañías privadas dedicadas a la explotación del juego. En la reunión se habló descarnadamente de la forma en que se haría la rescisión del contrato que liga a una de ellas con la administración provincial, cómo se lograría el acceso de la otra para reemplazarla, cuál sería la compensación que recibiría la empresa saliente y el monto que deberían pagar a los funcionarios partícipes.
El procedimiento elegido tendría el gran atractivo de que aparecería como un inobjetable acto de gobierno para sancionar a una concesionaria reiteradamente incumplidora y la nueva adjudicataria surgiría como consecuencia de la aplicación de normas establecidas en el pliego de licitación.
Todo con una apariencia muy limpia. Muy formal. Una operación lo que se dice perfecta.
Y un broche de oro para una historia que se empezó a escribir durante el gobierno de Massaccesi y que atravesó todo el gobierno de Verani para incorporar otro capítulo, tal vez el más negro y escandaloso, a la interminable historia de la corrupción en la castigada provincia patagónica.
Hagan sus apuestas, señores
En la gestión de Horacio Massaccesi se licitó la provisión de tragamonedas y ruletas electrónicas para varias salas de juego de la provincia. Ese contrato benefició a la empresa Varsa S.A., de Carlos Isidoro «Cacho» Ferrari, que operaba en sociedad con Oper Coin de España, que luego se retiró del negocio.
El procedimiento licitatorio no había sido nada claro y provocó muchas suspicacias: En un principio, el pliego contemplaba un número reducido de máquinas que, luego de la concesión, fue ampliado en forma considerable, transformando radicalmente la magnitud del negocio.
Casi al final de ese período de gobierno se llamó a licitación para la explotación de cuatro casinos manuales en la provincia pero, por demoras burocráticas, ésta estaba aún irresuelta a mediados de 1995 cuando Pablo Verani fue elegido gobernador, cargo que asumió recién en diciembre. Durante la transición, Massaccesi –ya convertido en un «pato cojo», según la jerga americana- le habría indicado resignada y sobriamente a Ferrari: «Ahora tenés que arreglar con Verani».
También en este caso la licitación escondía una trampa, ahora visible, que suponía un «arreglo» previo entre el gobierno y algunas de las empresas oferentes para que estas corrieran con ventaja.
El ganador de la licitación se comprometía a construir un hotel cinco estrellas como parte de las obligaciones que suponía la explotación del juego. Era una forma de evitar molestos competidores, si se parte de la base de que el negocio no parecía tan espléndido como para hacer frente a gastos de esa magnitud, salvo que se contara con la seguridad de que el gobierno no iba en ningún momento a exigir su cumplimiento.
Y eso fue exactamente lo que ocurrió.
De manera que, al poco tiempo de asumir Verani, «en cumplimiento de los pactos preexistentes», Lotería adjudicó las salas de juego de Las Grutas, El Cóndor y Cipolletti a Casinos de Río Negro -integrada por Varsa e Inter World- y el de Bariloche a Casinos del Sur, la empresa constituida por los propietarios del hotel Panamericano de esa ciudad.
En estos años, las dos empresas adjudicatarias han producido un festival de incumplimientos. Por supuesto que no construyeron los hoteles prometidos, tampoco han pagado en forma el canon, adeudan sumas considerables al fisco provincial y han inundado la plaza, a la DGI y a la provincia de cheques sin fondos, de manera que los pedidos de quiebra y convocatorias son tan habituales y frecuentes como inmunes a cualquier consecuencia desagradable.
Es que el gobierno rionegrino ha sido sugestivamente pasivo, increíblemente tolerante y con episodios que revelan una relación estrecha y sospechosa entre funcionarios y concesionarios.
En lo que respecta al casino de Bariloche, esa vinculación se remonta a cuando Massaccesi era gobernador y Atilio Feudal director provincial de Turismo. Ambos viajaron a España y se entrevistaron con los directivos de la empresa Cadehsur, que en ese entonces construía el casino de Bariloche.
Luego, Feudal fue gerente de ese casino, y más tarde dio muestras de gran amistad con quienes conducen el Hotel Panamericano y el casino Worest que funciona en el espacio que estaba destinado a la cochera del hotel y que, por el incumplimiento de la firma, sigue fungiendo de sala de juegos. Siendo intendente, Feudal contrató como su asesor a Antonio Osvaldo Sánchez, gerente del Panamericano, y consintió que la empresa dejara caer todos los plazos sin hacer las obras comprometidas, dándole incluso argumentos al «cajonear» en jurisdicción comunal expedientes de esa firma, que nunca eran resueltos.
Funcionarios de su propio partido que lo acompañaban en la gestión recuerdan con algo de pudor que más de una vez las reuniones de gabinete se hacían en el Hotel Panamericano en lugar de en el municipio, y fue también en ese hotel que Feudal tomó la decisión de renunciar al cargo de intendente.
Favores mutuos
«Cacho» Ferrari es una figura ampliamente conocida en las esferas del poder. Desde el gobierno de Massaccesi hasta la actualidad, este hombre desprolijo, fanfarrón, verborrágico hasta la exasperación, ese tipo de persona –digamos- a quien no sería conveniente comprarle un auto usado, hace gala de sus influencias y de su notable capacidad para hacer negocios con el gobierno y con los funcionarios del gobierno. Periodistas de «Río Negro» lo entrevistaron hace años, cuando ya su nombre aparecía vinculado a decisiones sugestivamente sospechosas de la administración provincial
Desde entonces hasta ahora se ha mantenido en las sombras del poder, en un discreto segundo plano pero con acceso ostensible y promiscuo con el gobernador y sus más importantes funcionarios.
Que goza de privilegios y ventajas de todo tipo, qué duda cabe. El monopolio del juego en las tragamonedas de toda la provincia y, luego, una licitación para construir y explotar los casinos de El Faro, Las Grutas y Cipolletti no se obtienen tan fácilmente y mucho menos se lo conserva incumpliendo todas las condiciones pactadas y llenando al fisco de cheques sin fondos.
No es difícil deducir el origen de tan extravagante conducta y de tan exorbitante lenidad. En realidad, Ferrari se siente tan seguro que no se preocupa demasiado en ocultar el origen de tantos privilegios y se jacta de que no sólo tuvo que pagar un millón de dólares para «arreglar» la licitación primitiva –asegura que tuvo que pedir un crédito para pagarlo- sino que se lamenta que, por no haber puesto otro millón, se perdió el casino de Bariloche. Además colabora con los mismos funcionarios a quienes dice haber sobornado, para que puedan cobrar sin riesgo «cometas» provenientes de otras operaciones, en negocios en los que él no participa. Lo que se dice un hombre de confianza.
Una de esas operaciones a que ha podido acceder «Río Negro» es un pago mensual de una suma de dinero con destino «desconocido».
Cada mes, y durante un año y medio, exactamente hasta noviembre de 2001 ya que el 3 de diciembre el famoso «corralito» le cortó la redoblona, Ferrari cobró misteriosos cheques al portador por la suma de 50.080 pesos, que se desdoblaban en dos cheques para que pudieran ser cobrados en ventanilla –ya que el Central pone topes para esto-, y el efectivo se entregaba escrupulosamente a las mismas personas con las que negoció la licitación.
No siempre los cobraba el mismo Ferrari. En realidad, muy pocas veces. Los que aparecían en la sucursal bancaria o, mejor dicho en la casa central del banco eran Darío Ceferino Olmos, cuyo número de CUIT es 2322115240//9 y que es secretario de Ferrari, y Silvia Karina Sanow, otra empleada.
Curioso personaje este Olmos. A pesar de ser un empleado con una remuneración no demasiado generosa, maneja una cuenta ciertamente espectacular en la sucursal del barrio porteño de Flores del Banco Francés. Sus acreditaciones mensuales, tomando solamente en cuenta depósitos de más de 8.000 pesos, no bajan de 200.000 pesos con picos de 358.212 pesos.
Generosidad empresaria
Los cheques cobrados con la colaboración de Ferrari provendrían –según la misma fuente- de Tecno Acción S.A., una firma altamente calificada, originariamente vinculada con Altec SE y que tiene una estrecha, intensa y al parecer fructífera relación con la Lotería provincial.
Tecno Acción provee a Altec, y ésta a Lotería, de las máquinas automáticas y del software necesario para registrar las jugadas de quiniela y otros juegos. Tiene domicilio en Bariloche, donde nació en 1989.
Su situación es tan imbricada con el Estado que, al llamar a uno de los teléfonos que en la guía telefónica figuran como de Tecno Acción, responde un agenciero de Bariloche que informa que, en realidad, esa línea pertenece a Lotería y es la que se usa para asentar apuestas a las carreras de caballos.
Tecno Acción forma parte de la estructura privada que maneja la porción del gran negocio del juego que todavía está formalmente en manos del Estado.
Esto es así por cuanto Altec, por ser una sociedad del Estado provincial, accede sin licitación a todo contrato de provisión de bienes y servicios tecnológicos. Y Tecno Acción, su socia privada, maneja en realidad el negocio, lo que ha contribuido a darle una facturación anual de 15 millones de pesos, claro que no sólo en Río Negro sino también como resultado de contratos que mantiene en otras jurisdicciones del país y del exterior.
En tiempo de escasez de dinero en las arcas públicas, pero mucho más en épocas en que el «corralito» bancario restringe la circulación de dinero en efectivo, es indudable la importancia de la recaudación que, día a día, ingresa por obra de la costumbre o compulsión de los ciudadanos a tentar a la suerte con una apuesta.
Como antes fue Antonio Tromer, también hoy está a cargo de la Lotería de Río Negro una persona de la máxima confianza del gobernador Pablo Verani: se trata de Miguel Irigoyen, un hábil empresario de San Antonio Oeste que prosperó mucho en los últimos tiempos. Y que lidera en su pueblo junto con Carlos «Ajo» Gómez el sector del radicalismo más ligado al ex ministro Daniel Sartor.
En los últimos tiempos, la preocupación del gobernador por tener un control mayor sobre la Lotería lo llevó a sumar al staff de ese organismo a otra persona de su entorno más cercano: Gonzalo Sanz Aguirre, pareja de su hija Viviana, es desde hace un tiempo abogado de la entidad autárquica.
Comunión pública y privada
La actividad de Tecno Acción SA en Bariloche se mezcla con la de Lotería de Río Negro en una relación confusa y casi simbiótica.
Un agenciero de Bariloche dijo que en Libertad 293 -dirección que en la guía telefónica figura como sede de líneas de Tecno Acción- funciona en realidad la sucursal local de la Lotería provincial y allí se reciben todos los comprobantes, cupones de juego y demás. Asimismo, allí hay una oficina donde se depositan las maquinitas para levantar apuestas de Tecno Acción.
«Es todo lo mismo, hasta los empleados que trabajan para el organismo público y para la empresa privada hacen a veces las dos tareas», explicó.Allí Lotería provee todos los software del juego, que diseña la gente de Tecno Acción.
Entre otros, se lo suele ver en ese lugar a Horacio Casariego, gerente de Lotería, a Jorge Lamperti, el ingeniero de Tecno Acción que se encarga de solucionar los problemas técnicos que tienen las agencias y, de vez en cuando, a Miguel Irigoyen, interventor general de Lotería y amigo personal de Verani.
Llamativamente, como en la mayoría de las direcciones que vinculan a Lotería y a Tecno Acción, no hay cartel identificatorio. Sólo uno pequeño en la puerta.
Un empleado de una agencia de lotería afirmó que oportunamente se quejó a un parlamentario oficialista de ciertas irregularidades que advertía en la relación con Tecno Acción y recibió por respuesta: «No te metas con Tecno Acción, es uno de los mayores socios que tiene el gobierno, no los vas a poder voltear».
Otro, explicó que la agencia de juego que compró Santiago del Pino –uno de los gerentes de Tecno Acción- en Onelli al 966 no habría sido pagada y ahora le estarían por entablar un juicio de cobro.
En enero de este año Lotería lanzó una licitación para adjudicar una nueva agencia de juego en Bariloche. El aviso salió publicado en «Río Negro». Esa licitación fue adjudicada a Consultora Patagónica, cuya cara visible es Damián Scalesa, quien en muy poco tiempo logró habilitar una importante red de levantadores de apuestas en la calle -cerca de 40 personas- y que peses a la oposición de otros agentes de lotería locales creció en forma vertiginosa, aun antes de completar la documentación. En ese local se suele ver a varios «punteros» radicales.
La agencia 87 está ubicada en la calle Ruiz Moreno 78 y no tiene ningún cartel en su frente.
Damián Scalesa es primo de Daniel Sartor, el «hombre fuerte» del veranismo y ex ministro provincial y nacional de Acción Social. No falta quien suponga que, en realidad, la agencia le pertenece.
Scalesa resulta desconocido para muchos rionegrinos. No así su esposa, Sandra Pendas, quien cobró notoriedad nacional cuando fue juzgada, condenada el 1 de junio de 2001 y exonerada por haber cobrado -en complicidad con otra empleada- un subsidio de 1.500 pesos destinado a un discapacitado, cuando se desempeñaba como secretaria de Sartor en el ministerio de Acción Social de la provincia.
En 1999, Scalesa había firmado en representación de Varsa SA un convenio de pago con Lotería de varias cuotas de canon vencidas, entregando como garantía varios cheques. Al ser presentado el primero de ellos, fue rechazado por el banco porque la firma lo había denunciado como robado.
Disidencias en el gobierno
Pese a los estrechos vínculos entre estas empresas privadas y sus responsables con funcionarios rionegrinos de primer nivel, no todo el equipo de gobierno está de acuerdo en otorgarles un tratamiento preferencial. No obstante, los intentos de efectuarles controles estrictos no han pasado de ser tímidos esfuerzos.
En estos días, el fiscal de Estado, Sergio Ceci, analiza el proyecto de rescisión del contrato, aunque ha adelantado su criterio de ampliarlo también a Casinos del Sur, la titular del casino de Bariloche, ya que esa empresa también registra reiterados incumplimientos con la provincia.
El mismo contrato de adjudicación prevé facultades de control que nadie ejerce, y sanciones por incumplimiento que nadie aplica. Nadie sabe, a ciencia cierta, cuánto dinero ingresa diariamente por apuestas en las tragamonedas, casinos automáticos y manuales, lotería, carreras de caballo y quiniela, sumas seguramente cuantiosas que son manejadas por empresarios que actúan en zonas liberadas, mientras los funcionarios del gobierno miran hacia otro lado y los empleados públicos siguen sin cobrar, los chicos pobres sin escuela y los enfermos muriendo por falta de atención en los hospitales.
Investigación: Julio Rajneri y Alicia Miller.
Informes de Toncek Arko, Adrián Pecollo y Pedro Caram
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