¿El hombre domesticó al perro o fue al revés?
Una muestra realizada en Los Angeles (EEUU) sobre humanos y mascotas, trata de explicar cómo es la relación perro - dueño.
El Centro Científico de California se ha pasado cinco años buscando respuestas a eso y otros cientos de interrogantes sobre esta relación. Y está empezando a dar a conocer sus resultados en una exhibición llamada «Dogs! A Science Tail». Y sí, la muestra incluye perros reales.
«Esto no es simplemente algo sobre los perros y la ciencia. Es sobre cómo tanto perros como humanos son animales sociales. Y cómo perros y humanos han evolucionado juntos a lo largo de miles de años. Y del hecho de que, como somos ambos animales sociales, aprendimos a hacer las cosas juntos», afirmó Jeffrey Rudolph, presidente del centro y amante de los perros, que trabajó años para sacar adelante esta muestra.
Hablando durante una visita previa a la inauguración, se detuvo un momento frente a lo que supone será una de las piezas más populares entre los pre-adolescentes: la réplica de un hidrante junto a un botón que uno puede apretar para oler lo que huelen los perros.

«Nosotros sólo olemos el orín», expresó Rudolph entre risas. «Un perro puede decir qué perro anduvo por allí, a qué hora e incluso en qué dirección iba».
Esa es una de las formas en que los perros analizan qué tan seguro es el lugar en el que se encuentran. Y también cómo marcan el tiempo sin necesidad de relojes o de teléfonos.
«Tienen una enorme capacidad de recibir información», agregó Rudolph, incluidos 300 millones de receptores sensoriales en sus hocicos, comparado con los 6 millones de los humanos.
Otras nueve paradas similares permiten a la gente ver cómo ven los perros (no distinguen bien los colores, pero perciben el movimiento mejor que nosotros), saben qué acaba de comer una persona lamiéndole las manos y escuchan sonidos tan sutiles que a los humanos nos pasan inadvertidos.

Esas aptitudes permiten que los perros sean capaces de detectar personas enterradas bajo los escombros después de un temblor. Y que encuentren bombas enterradas.
Los visitantes ven perros que ayudan a salvar personas que se estaban ahogando en Italia, rescatan gente atrapada en un edificio derrumbado y rastrean a cazadores kenianos que buscan elefantes y rinocerontes.
En el museo propiamente dicho, la gente puede observar a Garmin, un Labrador de dos años a punto de completar el curso para guiar a personas ciegas, mientras sortea una cantidad de obstáculos. Cuando una persona dudó un momento, Garmin tiró suavemente de la correa, como diciendo «ven, sé lo que hago».
«Si tu miras a un perro a los ojos, el perro te va a mirar a ti y tú produces oxytocina», dijo Diane Perlov, vicepresidenta del centro, aludiendo a lo que se conoce como la hormona del amor debido a los sentimientos que inspiran en los humanos. «Y, el perro produce oxytocina en su propio cuerpo por verte a ti. Es un cariño mutuo», agregó.
Un chimpancé, en cambio, mira hacia otro lado si tú lo observas. Los científicos no saben a ciencia cierta cómo comenzó esta relación tan especial entre humanos y perros.
Saben que los perros vienen de los lobos y que lobos y seres humanos entablaron contacto hace más de 10.000 años, de acuerdo con Perlov, quien es antropólogo.
Los lobos y los seres humanos se dieron pronto cuenta de que el otro era buen cazador y buscador de comida. ¿Será que los lobos se acercaron y ofrecieron ayuda? ¿O fueron los humanos los que iniciaron el contacto?
Sea quien sea, se generó un vínculo tan fuerte como duradero. «Es ese vínculo social y nuestra capacidad de comunicarnos con ellos, junto con nuestra capacidad de comprendernos mutuamente, lo que forma la base de nuestra relación», dijo Perlov.
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