El inolvidable Albert Einstein
En el "año Einstein", en el que se cumplen el cincuentenario de la muerte del gran genio de la ciencia del siglo XX y el centenario del año milagroso en el que publicó unos artículos que revolucionarían la física, y que además ha sido elegido para celebrar el Año Mundial de la Física, recordarlo un día como hoy se impone.
Hace l00 años Einstein hizo conocer su Teoría de la Relatividad, con su famosa fórmula E=mc2 (la energía es igual a la masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz) y su teoría de la luz, basada el teorías de los cuantos de Planck. Ambas hipótesis revolucionaron el mundo científico de la época.
Einstein nació el l4 de marzo de l879, en la ciudad alemana de Ulm. No fue un niño prodigio, por el contrario, tardó tanto en aprender hablar, que sus padres temían que fuese lerdo de entendimiento. En la escuela aunque sus maestros no descubrieron dotes especiales en él, ya estaban en germen. Dicen que los profesores le temían un poco, por que hacia preguntas que no sabían responder. Fracasó en el examen de ingreso en la Escuela Politécnica Federal de Suiza, pero logró ingresar al año siguiente. Allí añadió a sus cursos corrientes, el estudio de las obras maestras de física. Fue rechazado cuando solicitó una cátedra. Encontró por fin empleo el año 1902, como examinador de patentes en Berna, y fue allí donde tres años después brotó la chispa que hizo estallar el genio.
Sus ideas fueron tan revolucionarias que suscitaban polémicas y cóleras injustificables, a tal punto que tardíamente en el año 1921, le fue otorgado el Premio Nobel de Física.
El físico Banesh Hoffman cuenta que lo conoció en 1.935 en el famoso Instituto de Estudios Superiores de Princenton ( Nueva Jersey ), donde Einstein había sido uno de los primeros invitados a formar parte, se le dio carta blanca para que fijase su sueldo. Pidió una suma tan pequeña, que el director tuvo que rogarle una y otra vez a que aceptara una remuneración mayor. El físico confesaba que tenía admiración por Einstein, y vacilaba en exponerle unos conceptos que estaba desarrollando. Cuando por fin decidió llamar a su puerta, una voz tranquila dijo: entre. Estaba sentado ante una mesa, dedicado a hacer cálculos y fumando en s pipa. Me recibió con una cálida sonrisa. En cuanto empecé a explicar mis ideas, me pidió que escribiera las ecuaciones en el pizarrón. Luego me dijo algo que me dejó atónito… despacio por favor, no soy hombre de comprensión rápida.
La esencia de su personalidad era la sencillez. Quizá esta anécdota ayude a comprenderlo. Una vez sorprendido por un chaparrón, se quitó el sombrero y lo metió debajo del abrigo. Alguien le preguntó por que había hecho eso y él respondió, que la lluvia estropearía el sombrero, pero no le haría daño a su cabellera. Ese don de ir al fondo de una cuestión era el secreto de sus trascendentales descubrimientos científicos.
El físico Hoffman afirmaba que la ciencia es como un castillo de naipes, y las cartas que sirven de base son los conceptos, como el tiempo y el espacio. Al tocar el tiempo, la mayor parte del castillo se desplomó, y eso fue lo que hizo tan importante la obra de Einstein y a la vez tan discutida.
En una conferencia dada en su honor en Princenton cuando cumplió 70 años, uno de los oradores, trató de dar una idea de la mágica cualidad de la conquista einsteiniana. Al no poder hallar las palabras para dar una explicación, encogiéndose d hombros en señal de impotencia y señalando su reloj de pulsera dijo: «Todo vino de esto». El que hablaba era un ganador del Premio Nobel de Física. «Esta falta de elocuencia hizo que ese fuera el mas elocuente homenaje que he oído al genio de Einstein» dijo el físico Hoffman.
No cumplía con ritos religiosos, ni profesaba un credo determinado. No obstante era muy creyente. Una vez dijo: «Las ideas vienen de Dios» y «Dios es complicado , pero no malicioso», con esto quería decir que los hombres de ciencia deben esperar que la tarea sea difícil pero no imposible; que el universo es un cosmo regido por leyes. «Dios no juega a los dados con el universo» y no va a confundirnos con paradojas y contradicciones deliberadas.
Fue un excelente músico aficionado. Decía que Mozart era el compositor mas grande de todos. Beethoven «creaba» su música, pero la música de Mozart es tan pura y tan bella que el compositor simplemente «la encontraba», pues siempre había formado parte de la belleza esencial del universo y sólo aguardaba a manifestarse a los hombres. Esa misma sencillez mazortiana era lo que mejor caracterizaba los métodos de Einstein.
Cuando los nazis subieron al poder en Alemania, sus teorías fueron declaradas oficialmente falsas, por que las había formulado un judío; le confiscaron sus bienes y hasta se dice que llegaron a poner precio a su cabeza.
Radicado en EE. UU., cuando los científicos temerosos que los nazis llegaran a fabricar la bomba atómica, trataron de señalar el peligro, apenas fueron escuchados por las autoridades. Desesperados, redactaron una carta que Einstein firmó y envió directamente al presidente Roosevelt. Fue ese acto el que llevó a la histórica decisión de dar en pleno a los trabajos de producción de la bomba atómica, labor en la que Einstein no tomó parte activa. Cuando tuvo conocimiento de la destrucción que había causado, se deprimió inmensamente, y desde entonces, hubo siempre en sus ojos una mirada de tristeza inefable. «Si hubiera sabido que mis teorías iban a conducir a tal destrucción» dijo cierta vez, «hubiera preferido ser relojero».
El l8 de abril de 1955, hace 50 años, murió a los 76 años en la ciudad estadounidense de Princenton, donde vivió los últimos años de su vida.
Stephen Hawking, el más famoso físico vivo, ha dicho: «Las ecuaciones de la relatividad general son su mejor epitafio y memoria. Ellas deberían durar tanto como el universo».
Abel Sandro Manca
Nota asociada: El cerebro del gran genio bajo la lupa
Nota asociada: El cerebro del gran genio bajo la lupa
Hace l00 años Einstein hizo conocer su Teoría de la Relatividad, con su famosa fórmula E=mc2 (la energía es igual a la masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz) y su teoría de la luz, basada el teorías de los cuantos de Planck. Ambas hipótesis revolucionaron el mundo científico de la época.
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