El «León de Damasco»

La muerte del presidente sirio Hafez al-Assad, uno de los líderes históricos de Medio Oriente, conocido también como el «León de Damasco», cierra una era en la región y en su país, donde gobernaba desde hace casi 30 años con mano de hierro.

De acuerdo con diversas fuentes, Assad tenía graves problemas de salud -se decía que padecía leucemia.

Militar, político y presidente de Siria desde 1971, el más veterano de los gobernantes árabes de Medio Oriente y del norte de Africa nació en el pequeño pueblo sirio de Qardaha, el 6 de octubre de 1930.

Procedente de una respetada familia campesina de alauitas, estudió en la ciudad de Latakia y desde joven se interesó por los asuntos políticos. En 1946 se afilió al «Partido Baas Arabe Socialista» y en 1951, terminados los estudios secundarios, ingresó en la Academia Militar de Homs, donde se graduó como piloto con el grado de teniente.

Fue uno de los cuatro fundadores, en 1960, del «Comité Militar Baasista» y uno de los jefes de esta organización que dirigió la revolución del 8 de marzo de 1963 que llevó al Baas al poder.

Tras el golpe de Estado del 23 de febrero de 1966, que llevó al poder a Yusuf Zeayaen, fue nombrado ministro de Defensa. Contribuyó al golpe militar que en 1968 culminó con la toma del poder de El Atassi.

Ocupó ambos puestos hasta el 12 de marzo de 1971, fecha en la que, tras un referéndum, Assad fue elegido presidente de Siria. Además de presidente, Assad se convierte en 1973 en comandante en jefe de las Fuerzas Armadas sirias y, ese mismo año, presenta una nueva constitución para Siria a la que declara «estado democrático, popular, socialista». Assad fue reelegido por cinco mandatos consecutivos desde 1971, la última de ellas el año pasado, tras un plebiscito celebrado para el que fue único candidato y obtuvo un 99,987 % de los votos. (EFE)

Se abre una incógnita en el proceso de paz

El presidente sirio, Hafez Assad, gober-nó casi 30 años con poder absoluto, durante los que mantuvo inflexible su oposición al Estado de Israel.

Desde su llegada al poder, mediante un golpe de Estado incruento en noviembre de 1970, fue considerado por todos como la figura más difícil dentro de la ya por sí complicada ecuación de paz para Medio Oriente.

La gran incógnita a resolver ahora es si el fallecimiento del hombre con el permanente «No» a Israel abre una nueva era en Medio Oriente, que culmine con un tratado de paz sirio-israelí.

Momentos después de su muerte, el Parlamento designó para la presidencia a Bachar Asad, de 37 años de edad, segundo de los cinco hijos del presidente fallecido.

Bachar, que estudió la carrera de Oftalmología en Londres, está considerado una figura mucho menos radical que su progenitor y en los últimos años sus declaraciones oficiales han sido elogiadas por comentaristas políticos árabes y occidentales.

Hafez Assad nunca fue un hombre favorable a los compromisos o a las soluciones a medio camino, especialmente en lo referido a temas estratégicos como el futuro de las Alturas del Golán, bajo ocupación israelí desde la «Guerra de los seis días», de 1967.

Su muerte llega cuando el proceso de paz, iniciado en la Conferencia de Madrid de 1991, atraviesa momentos cruciales, tras la retirada israelí del sur del Líbano de hace dos semanas.

Siria es considerado el principal árbitro de la política en Líbano, donde tiene destinados 35.000 soldados. Hafez al Assad ordenó en 1976 el despliegue del ejército sirio en Líbano, bajo mandato de la Liga Arabe, para intentar pacificar el vecino país que se hallaba inmerso en una guerra civil desde el año anterior.

Desde el final de la guerra civil libanesa en 1990, los gobiernos de Beirut y Damasco coordinaron todas sus actuaciones frente al Estado judío. Los dos países apoyaban que la retirada de Israel del Líbano se hiciera en el marco de un tratado de paz global, que también incluyera la evacuación israelí de los altos sirios del Golán

Conocido como «el zorro de Medio Oriente», Assad dirigió su país con mano de hierro, eliminando a todos sus opositores, y sólo moderó su radicalismo tras la desaparición de su mayor aliado, la Unión Soviética. Sólo aceptó entrar en las negociaciones de paz conjuntamente con otros países árabes, especialmente Líbano y Jordania, y los palestinos, a raíz de la Conferencia de Madrid de 1991, que lanzó el actual proceso de paz de Medio Oriente.

Pero finalmente Siria quedó sola frente a Israel, después de que Jordania firmara la paz con Israel y tanto los palestinos, como los libaneses se encuentren en el proceso de llegar a un acuerdo definitivo con el Estado judío. Durante los últimos diez años, Hafez Assad marcó como principal objetivo de su política la recuperación de las Alturas del Golán, sin hacer concesiones. (EFE-DPA)


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