El mar Caspio no es un lago

Sin duda, se puede presuponer con cierto grado de razón que el mar Caspio es un mar. Así se lo llama en los libros de historia de Oriente y Occidente y también en los idiomas de los cinco países costeros que lo rodean. Pero a pesar de que este inmenso espejo de agua salada está ubicado entre Europa y Asia, completamente rodeado de tierra sin una salida directa al océano, su lecho se parece al mar. Entonces, ¿cómo tratar a un lago que se parece a un mar? ¿Cómo tratar a un mar que se parece a un lago?

A principios del siglo pasado, sólo Irán y la Unión Soviética tocaban sus costas y sus fronteras fueron delimitadas en partes iguales entre los dos países. Y el mar se convirtió en lago.

Pero todo se complicó en 1991, tras el desmembramiento del coloso soviético, cuando llegaron a su orilla nuevas naciones –las repúblicas de Kazajistán, Turkmenistán y Azerbaiyán– que obligaron a replantear esos viejos acuerdos.

Desde entonces, por más de veinte años de rivalidades regionales y complicadas negociaciones diplomáticas, el 12 de agosto de este año los cinco estados litorales lograron un entendimiento sobre el estatuto jurídico de esta área de importancia geoestratégica mundial, rica en hidrocarburos y recursos naturales. No hubo otra salida: ni mar ni lago.

Pero ya no se trata de una cuestión de palabras, la terminología importa porque define el modo en que los estados litorales se dividen las aguas, cómo se distribuyen los recursos naturales y cuáles son las leyes internacionales aplicables.

El acuerdo que se firmó otorga al Caspio un régimen legal especial, que combina parcialmente principios del derecho del mar y de los lagos.

El agua de la superficie será de uso común, lo que quiere decir que habrá libertad de acceso para todos los estados litorales más allá de sus aguas territoriales de quince millas marinas; se adiciona una zona pesquera de diez millas marinas, en la que cada Estado tiene derechos exclusivos para la pesca, y no permite la presencia militar de países ajenos a la región.

El lecho marino será dividido en sectores y el reparto de sus recursos naturales también podrá acordarse entre países vecinos o que se encuentren frente a frente, en las costas opuestas del mar, como es el caso de Azerbaiyán y Turkmenistán.

Los interrogantes

Si bien las bases están sentadas y no se trata de un lago ni de un mar, todavía surgen interrogantes y hay decisiones pendientes para su efectiva delimitación.

Si se lo tratara como un mar, entonces se podrían seguir los principios de la Convención de las Naciones Unidas sobre Derecho del Mar (1982), donde se establecen regulaciones sobre cómo los países pueden usar los océanos del mundo.

Pero si se lo viera como un lago, su lecho y subsuelo se debería delimitar por sectores y acordar la distribución de sus recursos bilateralmente. Ese tratamiento, por ejemplo, resultaría en una desventaja para Kazajistán, que tiene la costa más extensa y favorecería a Azerbaiyán la de menor extensión.

De todos modos, la torta no es pequeña.

La riqueza petrolera

Según algunas estimaciones, el Caspio guarda bajo sus aguas 50.000 millones de barriles de petróleo y sus reservas de gas natural son aún más impresionantes: con 8,4 billones de metros cúbicos, rivalizan con las de Arabia Saudita, uno de los principales exportadores de hidrocarburos del mundo.

Este acuerdo de agosto promete cambiar el futuro de la región y abre la puerta a una nueva esfera de cooperación entre unos vecinos cuyas relaciones venían siendo más bien tensas.

Pero la frutilla del postre sería la construcción del gasoducto Transcaspiano, un demorado proyecto que permitiría que las ingentes reservas de gas de Turkmenistán lleguen a Azerbaiyán y de allí a los mercados europeos. Una cuestión que probablemente no esté ajena a futuras desavenencias.

Las repercusiones económicas y políticas de la posible construcción de ese gasoducto y otros proyectos, la repartición de los recursos naturales, la reserva de navegación a los estados costeros, tendrá una repercusión profunda en la dinámica geopolítica que bien podría extenderse más allá de la región.

*Diplomático

La terminología importa porque define el modo en que los cinco estados litorales se dividen las aguas, cómo se distribuyen los recursos naturales y cuáles son las leyes internacionales aplicables.

Datos

La terminología importa porque define el modo en que los cinco estados litorales se dividen las aguas, cómo se distribuyen los recursos naturales y cuáles son las leyes internacionales aplicables.

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