El presidente y Duhalde se alejan cada vez más

Redacción

Por Redacción

BUENOS AIRES (ABA).- Si no hay un hecho extraordinario -a esta altura lo sería sólo una reunión cara a cara entre Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde para tratar de alumbrar un acuerdo agónico-, las agresiones verbales entre contenedores de bandos que fueron unidos a las elecciones de 2003, podrían desembocar en una ruptura del Justicialismo en la provincia de Buenos Aires y hacer trastabillar la intención presidencial de plebiscitar su gobierno en octubre.

«Parece loco pero no lo es. Es un hábil negociador, un duro negociador», admitió sobre Kirchner en la intimidad Duhalde, quien había instruido a los congresales de su sector, que deliberaron el domingo en Lanús, para que no proclamasen «por nada del mundo» la candidatura a senadora de su esposa, Hilda González.

«Kirchner va por todo, pretende un esquema de rendición incondicional del duhaldismo», afirmó un funcionario de la Rosada para quien el cuestionamiento de «Chiche»

a las críticas del Presidente a la alianza de Macri y López Murphy, minó la estrategia electoral del patagónico de elegir a ese sector de centro derecha como su principal adversario de las legislativas de octubre, «ninguneando» a la centro izquierda de Elisa Carrió, a la que tuvo que salir a atacar en la víspera.

El duhaldismo admite que está en una situación de debilidad, pero considera que su capacidad de daño aún es mucha. «Si Chiche se postula y pierde que se olvide de 2007», sostienen los más conciliadores. Tres hombres de la máxima confianza del ex Presidente han rodeado a su esposa y la asesoran en el discurso y en sus presentaciones mediáticas.

La carta que esgrime el «cabezón» es la gobernabilidad: estaría asegurada si hay fumata blanca, «solo Dios sabe lo que puede pasar si se agudiza el enfrentamiento».

A pesar de sus señales amistosas, Duhalde instruyó a la diputada Graciela Camaño (esposa del sindicalista Luis Barrionuevo), para que endurezca la postura del bloque y a partir de ahora «trabe toda las iniciativas del Pingüino». Conocedor del paño, Duhalde ya sabía que su ex lugarteniente Aníbal Fernández, saldría a pegarle a su esposa, pero le «dolió» la actitud de José Pampuro. «De él no me lo esperaba», confesó.

Desde diciembre no hay contactos entre Kirchner y Duhalde. El ex mandatario eludió la cita en Brasilia y también pegó el faltazo al Tedeum del 25 de mayo en Santiago del Estero. Se viene un encuentro de presidentes del Mercosur, el 10 de junio, en Paraguay ¿Se verán allí?

Este diario pudo saber que hace unos días, el jefe de gabinete Alberto Fernández, le transmitió a Eduardo Camaño, titular de la Cámara de Diputados: 33 por ciento para cada sector, kirchneristas, duhaldistas y felipistas. El quilmeño replicó: ¿por qué no un 66 por ciento para nosotros y un 33 por ciento para ustedes y dejamos afuera a Felipe? Alberto se inclinó por la negativa y reveló que Kirchner quiere un 70 por ciento de la lista de candidatos nacionales

A todo esto, el felipismo está eufórico. Creen que se romperán lanzas y azuzan a los oídos kirchneristas para marchar solos «y hacer hocicar al duhaldismo».

En la Rosada, estiman que «Chiche ya no corre, pues está desgastada», y chicanean con las ironías que lanza Aníbal Fernández sobre los «caprichos de la señora».

A juzgar por la artillería verbal, la recomposición está muy lejana. Kirchner seguirá recorriendo la provincia de Buenos Aires y no aceptará que le enmienden la plana. «En el peronismo hay un principio elemental, el de respetar el esquema vertical de conducción», repiquetean los hoy alineados con Kirchner.

Claro que, de persistir los cortocircuitos entre Kirchner y Duhalde, le será muy difícil al Presidente plebiscitar su gestión como pretende. A lo sumo podrá hacer una buena elección, porque tendrá seria resistencias en distritos como Buenos Aires, capital federal, Santa Fe, Neuquén y Río Negro, entre otros.

Arnaldo Paganetti


BUENOS AIRES (ABA).- Si no hay un hecho extraordinario -a esta altura lo sería sólo una reunión cara a cara entre Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde para tratar de alumbrar un acuerdo agónico-, las agresiones verbales entre contenedores de bandos que fueron unidos a las elecciones de 2003, podrían desembocar en una ruptura del Justicialismo en la provincia de Buenos Aires y hacer trastabillar la intención presidencial de plebiscitar su gobierno en octubre.

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