El Refugio busca retomar su esplendor en

EL BOLSON (AEB).- La inauguración de la renovada sede del club social y deportivo El Refugio significó un paso más en la resurrección de la entidad que supo ser un factor decisivo de integración de la comunidad bolsonense en la segunda mitad del siglo XX.

A fin de mes se ha convocado ya a asamblea de socios para la elección de la comisión directiva que tomará el timón de manos de la actual comisión normalizadora que el miércoles dio formalmente por terminada su misión. De allí en más, el camino estará abierto para que El Refugio recupere protagonismo en lo que son sus objetivos fundadores: la cultura, el intercambio social, los deportes, entre otras actividades.

Para ello el municipio ha brindado más que un simple apoyo. Se ha hecho cargo de la obra de restauración completa del edificio, con una inversión que supera hasta el momento los 100.000 pesos. Y el proyecto es ir por más, con la construcción -a partir de la puesta en valor de otro edificio adyacente- de un «quincho» para más de 100 comensales y con buenas condiciones acústicas, para la realización de espectáculos.

El club fue fundado el 2 de junio de 1951 y el presidente de la primera comisión fue José Luis Lizurume, miembro de una conocida familia de la provincia de Chubut. El nieto, Leandro Lizurume, leyó durante la fiesta inaugural, la crónica que 54 años atrás realizó el diario «Esquel» sobre la fundación de El Refugio. La intervención del adolescente pudo verse como un simbolismo. El club emprende, con sangre joven, una etapa que tendrá como destinatarios de su actividad a las nuevas generaciones de bolsonenses.

Para hablar de lo que fue, de las historias y las anécdotas, varios fueron los que desfilaron luego del corte de cintas que estuvo en manos de Flora Albisu de Mayorga, el intendente Romera y el jovencito nombrado.

Alicia Azcona, Horacio Guasco y Eduardo Cerieldin reseñaron desde sus vivencias lo que El Refugio representó para la sociedad de toda una época, los años '50 y '60, antes de que el decaimiento institucional y lueg edilicio lo llevase al borde de la desaparición.

El fútbol y las rivalidades con el club Güemes, el centro de Cultura Física de la provincia, la escuela de folklore y otros quehaceres fueron recordados con particular emoción.

En la remozada sede de la calle Antonio Merino funcionarán además de la entidad, oficinas de áreas de Cultura y Deportes del municipio, por un acuerdo pactado entre las autoridades de ambas instituciones.

En cuanto a los trabajos realizados, los 300 metros cuadrados cubiertos de superficie quedaron a nuevo. Se respetó la estructura original, la tirantería en madera de ciprés, algunos pisos en ese material y en mosaico calcáreo y las ventanas.

«Lo demás, detalló el ingeniero Marcelo Pozzo, es todo nuevo». Cielos rasos, cobertura de techo nueva, revoques completos, instalación eléctrica, telefónica y de internet para todas las oficinas, que son cinco en la planta alta.

El hall central se articula con espacios que pueden ser usados como salas de exposición individuales.

Hay sanitario especial para personas con capacidad reducida, las que también contarán con vías de circulación adecuadas desde la vereda.