Emergencia hídrica: «El agua no es boluda»

Si hay algo predecible es su comportamiento: nunca rompe las reglas de la naturaleza.

Nada nuevo se puede esperar del agua. Siempre se comporta de la misma manera. Nunca va a hervir antes de alcanzar los 99,6 grados centígrados y si es sometida a temperaturas por debajo de los cero grados está claro que se va a congelar. ¿Por qué haría algo diferente?

Con cuestiones físicas es parecido: el agua en un ambiente libre va a respetar a rajatablas la ley de la gravedad. Y en una vez que en las nubes cambia de estado y se hace líquida, cae en forma de gotas, pero, como cantó Pedro Guerra, “la lluvia nunca vuelve hacia arriba”.

Tampoco pueden volver a los embalses los millones de litros que, por el simple acatamiento de la ley de gravedad, las presas dejaron pasar en los últimos meses.

Así que difícilmente una decisión política puede modificar semejantes leyes de la naturaleza.

Hay una anécdota que describe esta premisa. El ingeniero Carlos Yema, con amplia carrera en el área hidráulica de Agua y Energía, y primer presidente del Organismo Regulador de la Seguridad de Presas (Orsep), trataba de explicarle a un grupo de chacareros detalles un proyecto para aprovechar el agua del río Negro, cuando uno de ellos lo increpó y le dijo, palabra más, palabra menos:

-¿Y usted cómo sabe que el agua no se va a ir para las chacras?

-Porque el agua se comporta siempre igual. El agua no es boluda.


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