La alegría de volver a verse cara a cara

Tres hechos, todos culturales, marcaron lo que parece un cambio en la actitud, una suerte de revancha pos pandemia. El Quilmes Rock, el recital de Metallica y la Feria del Libro movieron más de 200 mil personas que a primera vista celebraban el regreso a “la normalidad”.

Los tres hechos culturales que ocurrieron este fin de semana en Buenos Aires no tienen mucha relación entre sí: la Feria del Libro, el Quilmes Rock y el recital de la banda Metallica. Excepto por un motivo: todos habían sido pospuesto o suspendidos por culpa de la pandemia de Covid que interrumpió el mundo durante 2020 y 2021. Y entonces, los tres hechos que ocurrieron este fin de semana fueron lo que fueron: una especie de reencuentro con sabor a alegre revancha.


Aquello que quedó relegado, parece estar volviendo, sin timidez. Alegría, abrazos pospuestos y la posibilidad de reencontrarse cara a cara, sin que medien pantallas ni solitarios recitales via streaming, parecen coronar el regreso a la tantas veces mencionada “normalidad”.


Por el Quilmes Rock, el encuentro de rock que se realizó en Tecnópolis sábado y domingo, pasaron 60 mil personas en cada uno de los dos días; a Metallica lo fueron a ver otras 60 mil que pacientemente esperaron desde 2020 por este encuentro, y la Feria del Libro, que inauguró el jueves con un incendiario discurso del escritor Guillermo Saccomanno, dejó sorprendida a los libreros que hace años que no ven tanta gente en el arranque del mayor encuentro de la literatura en el país.


“Estuve en muchas ferias y veo más movimiento que otros primeros días. Creo que porque salimos de una pandemia es un paseo más. Me llamó la atención el barbijo, porque es opcional, pero la gente se cuida mucho”. dijo Margarita Martínez, desde Espacio Federal que reúne escritores y sellos. Martínez tiene en su haber 30 Ferias del Libro, así que puede hacer comparaciones entre números de visitantes.
“La idea es vender libros buenos a precio popular, que te lleves cuatro sin pensar que te van a comer el bolsillo -dice Luciano Basílico, dueño de la librería que concentra desde clásicos Plutarco, pasando por la biografía icónica sobre María Antonieta de Stefan Sweig, a las kittys y dragones de Lovely Charms. “El tester real es el primer fin de semana. Ése marca el ritmo de lo que seguirá”, explica.


“Se dice que será más visitada por este deseo de lo masivo”, acota Maxi Kreft en Waldhuter.
El sábado, la Feria más convocante del país, que se realiza en el predio de la Rural, celebró la noche de las librerías, así que extendió el paseo hasta la medianoche.


La 46 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires parece haber retomado el ritmo que extrañaba de otros tiempos. Como señala la periodista Dolores Pruneda Paz, de Télam, se notaba “el entusiasmo anticipatorio de gente formando fila más de una hora antes de que abriera sus puertas, la mayoría con barbijo aunque no fuera obligatorio y un flujo de público que históricamente se consolidaba más tarde, con el correr de los días, pero que en este regreso se apresuró”.

“Es que fueron dos ediciones suspendidas por la pandemia, pero tres años sin vernos”, explican y coinciden editores, libreros y vendedores de muchos stands.
No se puede borrar el rastro del pandemia así no más. Pero hay alegría por el reencuentro cara a cara.


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