Lectura: “Un domingo en Ville-d’Avray”, hermanas, secretos y mentiras

Una mujer visita a su hermana, que vive en las afueras de París. Es domingo, y es el atardecer, esa hora un poco triste en la que hablarán sobre algo que ocurrió en el pasado. Una novela pequeña, sutil, y muy recomendable de Dominique Barberis.

Todo parece de lo más pequeño. Es domingo. Es una tarde de domingo, cuando empieza a bajar el sol, y también el ánimo. Hay una visita a una hermana que vive en las afueras de París, más precisamente en Ville-d’Avray. Parece poca cosa. Pero se asoman a un abismo.
Eso es casi todo lo que despliega como escenario la escritora Dominique Barbéris en “Un domingo en Ville -d’ Avray”, una novela de 138 páginas editada por Libros del Asteroide. Pero con esos pocos elementos y en esas pocas páginas traza una historia sencilla y profunda de dos hermanas que por unas horas retoman su vieja complicidad y una de ellas cuenta un secreto un tanto perturbador que guardaba hace años.


“¿Quién nos conoce de veras? Contamos tan pocas cosas, y mentimos sobre casi todo. ¿Quién sabe la verdad? ¿Me había contado mi hermana la verdad? ¿Quién la sabrá? ¿Quién se acordará de nosotras?”, se pregunta la narradora cuando ya conoce ese secreto.
La hermana menor, que vive en París con un marido que ella intuye que la engaña, decide irse a visitar a su hermana. Hace meses que no va a verla a su casa con jardín, en un barrio residencial de Ville-d’Avray. Hace buen tiempo; es ese lapso que discurre entre el verano y el otoño.


Algo, en el clima lánguido e inmóvil de esa época del año, sumado a la atmósfera nostálgica de los domingos provoca en la narradora una predisposición especial. La narradora, de la que nunca sabremos el nombre, recuerda su infancia y la de su hermana mayor, Claire Maire; recuerda aquellos domingos en los que debían memorizar poesías para decirlas en la escuela el lunes; recuerda el agobio que sentía su madre esos domingos de su infancia, en Bélgica, cuando la mujer les gritaba que había malogrado su vida.
La insatisfacción es como una niebla que desciende y envuelve a toda esta novela, que fue finalista de los prestigiosos premios Goncourt y Femina. La insatisfacción y el desasosiego que se instalan en medio de existencias monótonas y a la vez tan absolutamente “normales”.


Las hermanas comparten unas pocas horas de un domingo, sentadas en unas reposeras en el jardín de Claire Maire. Se quedan solas. El marido de Claire, Cristian, no está en la casa, y su hija adolescente, sale al cine con un amigo.
Las dos se quedan ahí, sentadas mientras el sol se va apagando y las sombras ganan el jardín. Nadie amaga a prender una luz. Hablan -o más bien Claire Maire habla- mientras la penumbra ya no hace posible distinguir las formas de los árboles o el contorno de ellas mismas. “Me costaba distinguir sus facciones. A nuestro alrededor, en el jardín, los árboles y el seto estaban grises, como modelados a partir de la pasta del crepúsculo. A partir de aquel momento, mi hermana habló como si se hubiera olvidado de mí, sin pausas, sin mirarme, con una voz monocorde”, cuenta la narradora.


Lo que le cuenta Claire es una breve pero inquietante relación que tuvo hace ya algún tiempo con un completo desconocido. Hay algo perturbadoramente riesgoso en lanzarse a esa relación, pero hay a la vez algo que está relacionado con aquellas tardes de la infancia que ambas compartieron, aquellas tardes en las que el amor aún les parecía una aventura apasionante que jamás quedaría a merced del tiempo y del desgaste; aquel tiempo en el que se enamoraban de los actores de películas, o de los héroes románticos de libros como Jane Eyre.


La narradora, que no interviene mucho y la deja hablar, parece en un punto sorprendida por el riesgo que asumió su hermana, pero sobre todo, parece puesta a prueba, forzada a ese límite que la deja en la frontera de las preguntas existenciales. “Un domingo en Ville-d’Avray” es ese abismo, también para el lector, que se asoma a los anhelos incumplidos; a la desazón.


Más sobre la autora


Dominique Barbéris, (Camerún, 1958) es novelista y profesora de escritura en la Universidad de la Sorbona. Es autora de diez novelas. En 2008 recibió el Prix des Deux Magots y el Prix de la Ville de Nantes por su obra “Quelque chose à cacher”; y en 2018, el Prix Jean- Freustié / Fondation de France por “El año de la educación sentimental”.


Su última novela, Un domingo en Ville-d’Avray (2019; Libros del Asteroide, 2021), fue finalista de los premios Femina y Goncourt.


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