Plantas autóctonas: Melosa, la especie multifunción
En esta oportunidad, repasamos otra de las plantas que se replican en nuestra región: la melosa. Conocida también como “botón de oro”, la Grindelia chiloensis tiene varias especies importantes en la agricultura, ornamentación, como materia prima y varias más.
En esta ocasión, continuando con el repaso de las plantas autóctonas de nuestra región, llega el turno de la popular “melosa”, también conocida como “botón de oro” (Grindelia chiloensis), denominada por los mapuches “chacaya” y por los araucanos “wenutror – antu rayen”. Esta especie pertenece a la familia Asteraceae, al igual que las margaritas y el girasol.
Una producción en familia
Esta familia incluye muchas especies importantes dentro de la agricultura, como lechugas, escarola, achicoria, stevia, alcaucil, diente de león, girasol, entre otras. En cuanto a la ornamentación, encontramos crisantemos, dalias, margaritas, cineraria y senecio. También tienen otras funciones, como la obtención de insecticidas (piretrinas obtenidas del piretro), control biológico de especies animales que afectan los cultivos (copete), y demás (manzanilla, carqueja).
Según la profesora de la cátedra de Botánica de la Facultad de Agronomía de la UNC, Adriana Bünzli, la Asteraceae en Argentina es la más numerosa de las familias de plantas superiores, es decir, plantas con un cuerpo y tejidos de conducción de agua, con 1.500 especies y unos 222 géneros nativos. Esto representa, para darse una idea, el 16% del total de plantas del país.
“El 26% de ellas son endemismos (especies limitadas a un ámbito geográfico determinado)”, explica la profesional, quien además dice que “en sectores andinos y patagónicos constituyen hasta 20% de la flora. Es de gran importancia por su amplia distribución y abundancia”, además de considerar la Patagonia como probable lugar de origen de la familia, según Dell Vitto (2009).
“La melosa o botón de oro es un subarbusto: una planta con tallos basales leñosos y herbáceos en la parte superior, por lo que es un porte intermedio entre arbusto e hierba”, aclara Bünzli. “Alcanza desde 30 hasta 100 centímetros de altura en las regiones más húmedas. Los tallos son hojosos y pegajosos”, dice, y en cuanto al sistema radical es muy profundo y poco ramificado. Los tallos son densamente hojosos en la parte inferior y con las hojas más separadas en la superior.

Esta atractiva belleza natural crece en regiones secas, arenosas y rocosas del sur de la provincia del Monte y también en la provincia Patagónica. Forma extensas comunidades o densos matorrales donde es difícil reconocer a los individuos aislados, especialmente en terrenos arenosos. Es una especie característica de regiones secas y suele indicar degradación. Coloniza rápidamente los suelos removidos y erosionados y es frecuente observarla por este motivo, a los costados de los caminos.
Las hojas son de color verde claro, oblanceoladas (forma de lanza invertida) u obovadas (forma de huevo invertido) de borde entero, aserrado o runcinado (borde de la lámina foliar con profundas escotaduras). Además, presentan glándulas resiníferas, o sea, un conjunto de células capaces de acumular y excretar resinas. Los exudados producidos por estas glándulas cubren la totalidad de la parte aérea y están compuestos por resinas no volátiles e hidrófobas, es decir que repelen el agua.
Las flores se muestran agrupadas en inflorescencias que reciben el nombre botánico de capítulo. “Es notable la abundante cantidad de resina blanca que se acumula en los capítulos jóvenes, de allí recibe su nombre de melosa”, dice Bünzli. En cuanto a las inflorescencias, se presentan de un hermoso color amarillo, muy llamativo, que atrae las visitas de abejas. También la convierten en una especie muy recomendable para incorporar en proyectos de xerojardinería.
Su gran utilidad
“Es una especie que evade la sequía y se multiplica por semillas, gajos y división de matas”, acota Bünzli, y agrega además que “es una planta con alto contenido en terpenos, lo que le confiere un interés económico en el área de los cultivos de uso industrial”.
Esta planta nativa ha sido propuesta como un nuevo cultivo productor de resina, con propiedades físico – químicas similares a las de la resina de pino. “Se podría utilizar en fabricación de barnices, lacas, pinturas, tintas y/o polímeros y siendo sometida al proceso de domesticación permitiendo aumentar el contenido de resina cruda de 14% a 20%”, explica la profesional.

Además, aseguró que “algunos ácidos en estas resinas son biológicamente activos y presentan caucho, y propiedades como bactericida. Tiene propiedades como anti- veneno, febrífugo y antirreumático”.
Algunos nativos acostumbran a utilizar las hojas, los tallos y las flores en infusión y para bajar la fiebre como refrescante. Las hojas frescas bien machacadas suelen aplicarse en forma de compresas para aliviar el dolor producido por torceduras o quebraduras. La sustancia que exudan las flores y los tallos al cortarlos (vulgarmente llamada “leche”) suelen colocarse en verrugas, además de tener propiedades anti-veneno, febrífugo y antirreumático.
En esta ocasión, continuando con el repaso de las plantas autóctonas de nuestra región, llega el turno de la popular “melosa”, también conocida como “botón de oro” (Grindelia chiloensis), denominada por los mapuches “chacaya” y por los araucanos “wenutror - antu rayen”. Esta especie pertenece a la familia Asteraceae, al igual que las margaritas y el girasol.
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