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¿Sabés cómo revisarte los lunares en casa?

La médica dermatóloga Anabella Ielardi explica los distintos tipos de lunares que existen y qué puede ocurrir con cada uno de ellos. Qué hay que tener en cuenta a la hora de observar las formas y cambios.

Redacción

Por Redacción

¿Sabías que la mayoría de los adultos tienen entre 10 y 40 lunares comunes en la piel? De hecho, pueden estar presentes al nacer, pero habitualmente aparecen más tarde en la infancia y continúan desarrollándose nuevos hasta los 40 años. Generalmente, están ubicados encima de la cintura en áreas expuestas al sol, aparecen con menos incidencia en el cuero cabelludo, las mamas o las nalgas.


La mayoría de los lunares son inofensivos y en raras ocasiones se vuelven cancerosos. De todas formas, es fundamental prestar atención a los cambios que puedan presentarse en la piel y la aparición de manchas pigmentadas, ya que los lunares cancerosos (malignos) varían mucho en apariencia. Si notamos algo inusual en su aspecto, lo mejor es acudir a un especialista para despejar dudas.


Tipos de lunares



Nevo típico: Un lunar común es un tumor en la piel que se forma cuando las células pigmentadas (melanocitos) crecen agrupadas. Pueden estar presentes desde el nacimiento o aparecer en la niñez o adultez. Aunque los lunares comunes no se suelen “malignizar”, las personas que presentan múltiples lunares comunes tienen un mayor riesgo de padecer melanoma. Por eso es importante prestar atención y consultar al médico, si el lunar cambia de color, si cambia su tamaño, su forma, su textura; si se torna duro o se siente con bultos; si empieza a picar, a sangrar o exudar.

Nevo displásico: Es un tipo de lunar con apariencia diferente que el lunar común. Tiene un color desigual con centros de color marrón oscuro y bordes irregulares más claros. Estos lunares tienden a ser hereditarios y las personas que los tienen pueden tener más de cien. En general, tiene más de 5 mm de ancho. Al aparecer este tipo de lunares es importante revisarlos tomando en cuenta la regla “ABCDE”:

Asimetría: Una mitad no es igual a la de la otra mitad.

Borde irregular, con muescas o contorno borroso: El pigmento puede extenderse a la piel que está alrededor.


Color desparejo: Tonos de negro, castaño, grises y marrones pueden estar presentes. También aparecer de zonas blancas, rojas, rosadas o azules.

Evolución: El lunar cambia de aspecto en semanas o meses.

Existen diferencias entre los lunares típicos y los displásicos. Los lunares comunes rara vez se convierten en cáncer. Este tipo de lunar, el nevo displásico, tiene más probabilidades de convertirse en canceroso, pero la mayoría no se torna maligno. Generalmente son de mayor tamaño a un nevo común. Pueden ser una mezcla de tonos de color tostado, castaño y rojo o rosado.

Es importante hacer un chequeo dermatológico al menos una vez por año. El control clínico de los lunares se realiza mediante dermatoscopia y eventual biopsia.

Por Dra. Anabella Ielardi; Médica dermatóloga de DIM Centros de Salud (@dimclinicaprivada).


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