Volver a la rutina: el peor momento después de las vacaciones

Se terminan las vacaciones y retomar la rutina genera estrés y desgastes que pueden hacer fracasar nuestros objetivos, entre ellos el cuidado de la salud. Cuáles son las claves para superar este regreso.

Redacción

Por Redacción

Se termina el año y, entre abrazos y brindis, nos ponemos una lista de objetivos para los meses que vienen por delante. No siempre los cumplimos, es cierto: según un estudio de la Universidad de Stenton (Pennsylvania, EE. UU.), solo un 8% de las personas logra acometer sus propósitos. Pero el dato más impactante al respecto es que más del 55% de las personas encuestadas aseguran abandonar esas metas antes de comenzar febrero. Demasiado rápido, si.


¿A qué se debe? En gran parte, a que durante el período de vacaciones, nos relajamos de sobremanera y el posterior retorno a la rutina suele costarnos más de lo que imaginaríamos. De hecho, los expertos suelen hablar de “estrés posvacacional” para ese período de adaptación generalmente fallido, que hasta suele provocar cuadros de angustia o depresión.

En principio, debemos comprender que experimentar cambios en la rutina durante las primeras semanas de retorno al ámbito laboral es normal. Y si hablamos de cambios abarcamos desde mayor cansancio hasta un quiebre abrupto en nuestra relación con el sueño, sea con insomnio o con mucho más ganas de dormir que en otros momentos.

Con las cartas sobre la mesa, es fundamental comprender cómo podemos identificar ese estrés y, sobre todo, cómo podemos prevenirlo y/o superarlo. Desde Laboratorios Ysonut brindaron una serie de consejos al respecto, con la micronutrición como eje fundamental:


– Priorizar lo importante y programar. Establecer prioridades es imprescindible si queremos volver a la rutina escalonadamente, sobre todo para evitar la ansiedad del regreso repentino. Si todavía estás de vacaciones, es conveniente pensar en un retorno planificado algunos días antes, para evitar el cambio abrupto en la rutina y en los ciclos de sueño.

– Alimentación y nutrición saludable. En vacaciones solemos modificar y alterar nuestros horarios y nuestra dieta. La principal preocupación, en este caso, tiene que ser un pronto retorno a la alimentación saludable, con menos comida ultraprocesada.

– Cuidá tu peso con especialistas. Bajar de peso suele ser uno de esos objetivos del año en los que claudicamos pronto. Según estudios, sólo un 19% de quienes lo intentan sin asistencia médica lo logran, mientras que el 70% de quienes inician el tratamiento con un especialista tienen éxito y logran mantener al menos por tres años el peso buscado.


– Realizar al menos 30 minutos de ejercicio al día. Los beneficios son múltiples: relaja, mejora la densidad ósea, desarrolla la fuerza y la masa muscular. El especialista también te recomendará las rutinas y ejercicios que más convienen a tu físico, ya que no cualquier ejercicio es beneficioso para todos por igual.

– Relajarse. Alguna actividad placentera debe poder desconectarte de tu rutina laboral. Técnicas como el yoga o la meditación también te pueden ayudar a retomar el equilibrio físico y emocional a tu regreso.

– Combatir el estrés. El estilo de vida que mantenemos en nuestra rutina productiva genera estrés en nuestro cuerpo, y con éste viene la irritabilidad, depresión, ansiedad, insomnio, dolores de cabeza, debilidad, dolor muscular y problemas cardiacos. Hay condicionantes psicológicos, pero también corporales, y la nutrición también influye en nuestra vulnerabilidad al estrés. Son recomendables, en este sentido, los alimentos o suplementos que contengan proteínas de origen animal o vegetal, péptidos de triptófano, cereales, minerales -potasio, calcio, magnesio, sodio, zinc, hierro, manganeso, cobre, iodo, selenio- y vitaminas A, D, E, C, B1, B2, B3, B5, B6, B9, B12 y B8, siempre con el debido control médico.


– Detoxificarse. Si las vacaciones fueron excusa para las “licencias” en materia de comida y bebida, es el momento perfecto para la “limpieza”; de todas formas, el cuerpo precisa una depuración profunda al menos unas dos veces por año.

– Beber mucha agua e incorporar infusiones. Es fundamental para estimular las funciones de drenaje. También se puede incluir para eso infusiones a base de plantas como el diente de león o el rabo de cereza, que mejoran el tránsito intestinal.

– Dormir bien. Es un aspecto clave, porque, además de descansar, posibilita que el organismo regularice sus funciones y su ritmo circadiano. Dormir mal, además de alterar tu estado de ánimo, tu rendimiento y tu aspecto, no te ayudará a bajar de peso y mantenerlo saludable… y además garantiza buen humor.


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