¿Autoabastecimiento, soberanía o exportaciones? El verdadero impacto del gasoducto Néstor Kirchner

La línea se inaugurará este domingo en medio de un fuerte cruce entre detractores y exageraciones. Un repaso por los cambios que podrá o no podrá generar el nuevo sistema, y las obras pendientes.

Términos como soberanía energética, autoabastecimiento y exportaciones bajo la forma de gas natural licuado (GNL) se han asociado a la obra del gasoducto Presidente Néstor Kirchner que se inaugurará mañana. Pero así como los ultradetractores minimizan lo positivo de la obra, las exageraciones del impacto que tendrá también pululan.

Mañana luego del mediodía está prevista la puesta en funcionamiento del ducto, una línea de tipo troncal que, para encontrar una referencia similar, debería viajarse casi 40 años atrás, hasta 1986 cuando se inauguró el gasoducto Neuba II, si bien esa línea tiene una capacidad mayor.

El gasoducto Presidente Néstor Kirchner tendrá en este invierno la capacidad de transportar hasta 11 millones de metros cúbicos de gas natural por día, e inyectarlos en la provincia de Buenos Aires, en donde se concentra la demanda.

Adicionar 11 millones de metros cúbicos al sistema nacional de gas no implicará que se logre el tan nombrado autoabastecimiento de gas natural, ya que en estos días de invierno las importaciones llegan a rozar los 40 millones de metros cúbicos diarios.

Por lo cual, aún con el gasoducto en marcha, las importaciones continuarán, incluso las de gas natural licuado (GNL).


Sustitución de importaciones


Pero sí este gas reemplazará un cuantioso cúmulo de importaciones que se pagan en billetes verdes, contantes y sonantes, y que han sido una verdadera sangría de divisas en los últimos años.

Tan solo basta con señalar que entre enero y mayo de este año, las importaciones de energía ya sumaron 3.455 millones de dólares, al menos un 25% más que la base de 2.700 millones de dólares que demandó la construcción del nuevo gasoducto.

Se trata de un ahorro múltiple en realidad. Porque no solo se evita la salida de dólares en esas importaciones, sino que se las reemplaza con producción nacional, que genera empleos y tributa impuestos, y que además aporta un gas más barato que el importado, derivando paralelalmente en un menor costo para, por ejemplo, la generación eléctrica.

El ducto permitirá reemplazar costosas importaciones, pero no en su totalidad.

El cálculo realizado por Nación es que con el gasoducto en marcha se podrán reemplazar importaciones por, al menos, 2.000 millones de dólares al año con el volumen de gas que podrá transportar en esta etapa.

El mayor impacto del nuevo gasoducto será precisamente ese, el de reemplazar importaciones, habilitando más espacio para que la producción de gas topeada de Vaca Muerta pueda crecer en esa proporción.


Exportaciones por ducto, no GNL


Y si bien el mismo Plan Gas.Ar, en la ronda específica que apuntó a obtener el gas para el llenado del caño prevé un cupo de permisos de exportación adicionales, el impacto de estas exportaciones será limitado y para nada cercano al sueño de embarcarse en el GNL.

El proyecto de ley de promoción de la producción de GNL que presentó el Ejecutivo en el Congreso y que, a los ponchazos, comenzó a ser analizado, especifica que los proyectos a entrar bajo su necesario paraguas de flexibilización del cepo cambiario deberán tener un gasoducto propio, de dedicación exclusiva.

La medida apunta a evitar una suerte de competencia entre las exportaciones y la demanda interna del país. E implica claramente que el gasoducto Néstor Kirchner no podrá ser utilizado para la producción y posterior exportación de GNL.

Muy por el contrario, el gasoducto que mañana se inaugurará prevé un segundo tramo hasta San Jerónimo, en Santa Fe, que será clave para aportar más gas al viejo Gasoducto Norte que se busca revertir y que en este caso sí posibilitaría un importante incremento de las exportaciones de gas, no como GNL, sino por los gasoductos ya existentes.


La clave de la reversión del Gasoducto Norte



La reversión del Gasoducto Norte es una obra que la secretaria de Energía de la Nación, Flavia Royon, asegura que será licitada a la brevedad. Consiste en invertir el sentido del flujo del gas, que hoy proviene desde el norte, desde Bolivia y Salta, hacia Córdoba.

El proyecto prevé una inversión de 712 millones de dólares para revertir las plantas compresoras hasta el límite fronterizo con Bolivia, además de un nuevo gasoducto de 120 kilómetros entre Tío Pujio y La Carlota, que permitirá unir las dos grandes redes de gas del país, la de Transportadora Gas del Sur y la de Transportadora Gas del Norte, dando flexibilidad a todo el sistema y permitiendo que el Gasoducto Norte pueda multiplicar su transporte.

De momento hay un aval de la ex Corporación Andina de Fomento (CAF) para un crédito blando de 540 millones de dólares, por lo que resta conseguir 172 millones de dólares para completar esta obra que es clave en varios aspectos y que esta semana tuvo un avance con la puesta en marcha del primer tramo revertido por TGN, entre San Jerónimo y Leones.


Soberanía energética


Es que la reversión del Gasoducto Norte no solo abrirá la puerta a las exportaciones a otros mercados, como el norte de Chile y sus desarrollos de litio, o el centro de Brasil a través de Bolivia. Lo más importante es que aquí sí podrá aplicarse el término de soberanía energética, porque llevará gas de producción nacional desde Vaca Muerta a las provincias del norte argentino que hoy dependen fundamentalmente del gas que se importa de Bolivia.

Ya es sabido que la producción boliviana de gas se desploma rápidamente y sin freno, al punto que la reversión de las primeras dos plantas compresoras que acaba de realizar TGN serán lo que permitirá que el invierno que viene el norte del país no tenga incluso cortes de energía eléctrica por falta de gas.

Pero así como urge completar la reversión para no depender del gas boliviano, ese mismo gasoducto puede ser utilizado como gran trampolín exportador, al poder elevar las actuales exportaciones de un techo de 12 millones de metros cúbicos diarios a más de 50.


Más gas es más petróleo en Vaca Muerta


La ampliación de la capacidad de transporte de gas de Vaca Muerta, permite paralelamente que se pueda producir más petróleo, ya que son muchas las áreas en donde los pozos traen a superficie ambos hidrocarburos.

Y el crudo de Vaca Muerta es hoy el motor que tracciona al sector, apalancado por la buena aceptación que está teniendo en el mercado externo y por los mejores precios que se pueden conseguir.

Una producción que hoy representa casi el 50% del crudo extraído del país y que podría llevar en no más de 4 años a que se duplique el actual nivel, multiplicando las exportaciones.

Pero hay algo que en este análisis no debe ser dejado de lado y es la exageración del alcance de Vaca Muerta. Y es que si bien se trata de la segunda reserva de gas no convencional más grande del mundo y la cuarta en petróleo no convencional, Estados Unidos, la meca del shale y del GNL, cuenta actualmente con 7 formaciones shale, 7 Vacas Muertas, todas en producción y en niveles mucho más avanzados que la formación local.


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