Mariani de Pampa Energía: Vaca Muerta, de la oportunidad a los resultados

Pampa Energía expone su estrategia y reafirma que la previsibilidad regulatoria resulta decisiva para consolidar una plataforma exportadora y competitiva. La consolidación de Vaca Muerta como política de Estado se expone como condición para sostener inversiones de largo plazo.

Por Gustavo Mariani. CEO de Pampa Energía

Desde hace años, en el sector energético repetimos una idea: Vaca Muerta le da a la Argentina una oportunidad histórica para transformar recursos en desarrollo real.

Tenemos la posibilidad concreta de generar divisas, empleo e infraestructura a una escala que pocos sectores pueden igualar. El desafío es claro: dejar de hablar de oportunidad y potencial y empezar a convertirlo, de una vez por todas, en resultados.


Camino de la inversión y resultados


Por eso, en un día en el que el sector celebra su historia, es necesario hablar de futuro. Y hacerlo desde una perspectiva que hemos confirmado más de una vez: cuando la industria funciona con profesionalismo, tecnología y visión de largo plazo, los resultados llegan.

Nada que se construya en Vaca Muerta, ni en ningún otro yacimiento argentino, sucede por inercia. Todo requiere ingeniería, talento, disciplina operativa y decisiones de inversión que se mantengan incluso en contextos desafiantes.

Ese es el camino que elegimos en Pampa Energía, que este año cumple 20 años de trabajo e inversión sostenida en el país. Y ese camino hoy se expresa con claridad en el desarrollo de Rincón de Aranda, nuestro proyecto más ambicioso.

Allí estamos ejecutando la mayor inversión individual en la historia de la compañía: 1.500 millones de dólares para desarrollar un bloque que multiplicará por diez nuestra producción de petróleo. Una nueva etapa en la compañía, complementando nuestra trayectoria como uno de los principales productores de gas del país.

Pampa Energía se diversifica con su apuesta al petróleo de Vaca Muerta.

Rincón de Aranda es, en muchos sentidos, el símbolo de una convicción: que Argentina puede transformarse, si decide aprovechar sus recursos con disciplina, eficiencia y visión de largo plazo.

Pero no es el único ejemplo. Nuestra experiencia en Sierra Chata y El Mangrullo, dos desarrollos que nos permitieron convertirnos en la tercera productora de gas en Vaca Muerta y la cuarta del país, demuestra que cuando se combinan inversión, tecnología y equipos comprometidos, las oportunidades se vuelven realidad.

Muestra de esto es la curva de aprendizaje que hoy nos permite producir gas de forma más eficiente y competitiva.


La necesidad de infraestructura y consenso


Los picos históricos alcanzados, como los 17,6 millones de metros cúbicos por día registrados este año, son la prueba concreta de ese recorrido.

Sin embargo, el potencial del sector no se agota en la operación de cada compañía. El desafío es mayor. Requiere infraestructura que acompañe la escala que el país puede alcanzar: más gasoductos, más oleoductos, más capacidad eléctrica, más integración con los mercados internacionales.

En este sentido, el proyecto de ampliación del Gasoducto Perito Moreno que impulsa TGS es esencial para habilitar nuevas inversiones y sustituir importaciones por gas argentino.

Lo mismo ocurre en petróleo con iniciativas como el oleoducto VMOS o en gas, con los proyectos de exportación de GNL, que amplían la capacidad de evacuación de Vaca Muerta y consolidan una plataforma exportadora. La experiencia con estos desarrollos demuestra que, cuando se crean las condiciones, la industria responde.

Si Argentina logra consolidar un marco estable y una visión estratégica de largo plazo, el aporte del sector puede ser decisivo. En parte ya lo estamos viendo: cada mes tenemos más producción, más exportaciones, capacidad instalada, conocimiento local y empleo calificado.

Pero para que ese círculo virtuoso sea sostenible, necesitamos profundizar un consenso básico: Vaca Muerta debe ser, como lo viene siendo, una política de Estado.


Reglas claras y certidumbre


La magnitud de las inversiones, los plazos de recuperación y la escala de infraestructura que requiere el país exigen reglas estables y una hoja de ruta que trascienda coyunturas, a nivel nacional, provincial y municipal.

Esto incluye también seguir avanzando en la desregulación del mercado eléctrico, un paso clave para atraer más inversiones y mejorar la competencia. Está demostrado que cuando esa previsibilidad existe, la industria invierte, innova y multiplica su impacto.

Tenemos que seguir avanzando hacia un marco que permita que todo el potencial energético argentino se desarrolle. El RIGI fue un gran paso en esa dirección, porque establece incentivos claros, estabilidad y reglas que dan certidumbre a proyectos de largo plazo.

Desde Pampa creemos profundamente en ese círculo virtuoso. Lo vemos en nuestros equipos, que todos los días llevan adelante operaciones complejas con un profesionalismo que nos enorgullece.

Lo vemos en cada proyecto que toma forma después de años de planificación. Y lo vemos, también, en la certeza de que este país tiene lo que muchos otros desean: recursos, talento y una industria que aprendió a operar con estándares globales.

Por eso, en este Día Nacional del Petróleo y del Gas, la reflexión vuelve inevitablemente al punto de partida.


Energía como plataforma de desarrollo


La energía no es solo un recurso: es una plataforma de desarrollo.

Una llave para un nuevo país.

La diferencia entre una promesa y una realidad está en lo que decidamos hacer con ella.

En Pampa seguiremos trabajando para que ese potencial se transforme en resultados concretos.


Por Gustavo Mariani. CEO de Pampa Energía

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