Puerto petrolero en Río Negro: la historia del rechazo a las obras de 1995

YPF, en los años de gestión privada, buscó realizar un proyecto similar con destino final en San Antonio Este. La oposición de vecinos ambientalistas dio por tierra con la iniciativa. Hoy los volúmenes de producción y la proyección de crecimiento son mucho mayores.

El reciente anuncio de YPF de la construcción de un gran oleoducto desde Vaca Muerta hasta la costa rionegrina en donde se montará un enorme puerto para la exportación del petróleo de la formación, tiene un fuerte olor a déjà vu, y es que en 1995 la misma petrolera quiso hacer un complejo similar, pero finalmente debió desistir del proyecto.

Para comenzar esta historia ocurrida hace poco más de 27 años vale aclarar que en esa época no se trataba del petróleo de Vaca Muerta lo que la petrolera apostaba a exportar, sino la producción de petróleo convencional.

La zona norte de Neuquén, en especial el área de Rincón de los Sauces, era la cabecera de los grandes desarrollos del petróleo convencional de esos años, como fueron los bloques Puesto Hernández y El Trapial.

En vistas a la producción creciente, la operadora planificó y estuvo a punto de embarcarse en la construcción de un oleoducto que uniera precisamente la zona de Puesto Hernández, con San Antonio Este (SAE) en donde se crearían las instalaciones marítimas para la carga de buques petroleros.

Aquí vale la segunda aclaración, en 1995 YPF había dejado de ser una sociedad del Estado para ser una sociedad anónima en el proceso de privatización que se completaría años más tarde, en 1999 con la compra de la española Repsol del casi 17% de las acciones que mantenía el Estado.

El primer proyecto de YPF apuntó en 1995 al puerto de San Antonio Este.

En medio de este proceso de privatización galopante y con una producción de petróleo en crecimiento, que llegó el 1998 a su máxima expresión con más de 300.000 barriles diarios generados desde Neuquén, fue que YPF presentó el que ahora podemos llamar primer plan para realizar un puerto en aguas rionegrinas.

La propuesta consistía, al igual que ahora, en un oleoducto que se extendería por 545 kilómetros, casi 150 kilómetros metros que el diseñado ahora, ya que en ese entonces las línea era una recta perfecta, y no aprovechaba como ahora las pistas ya existentes de la red de Oleoductos del Valle (Oldelval).

Este ducto tendría una capacidad de transporte de 200.000 barriles de petróleo por día, un tercio menos que los 360.000 barriles diarios que ahora se buscan materializar.

El oleoducto culminaba en otro punto, en San Antonio Este, y no en Punta Colorada, como se propone en la actualidad. Es que el objetivo de la compañía era aprovechar parte de las instalaciones existentes. Hoy el cambio de ubicación responde por un lado a la existencia de vastas tierras para montar el puerto de 250 hectáreas que se planificó, pero muy especialmente, el interés en esta zona radica en que está a un paso de ser avalada como Zona Franca.

El complejo exportador que la entonces YPF planeó en 1995 demandaba una inversión de 300 millones de dólares, mientras que el actual proyecto está valuado por la operadora en 1260 millones de dólares.


Golfo Azul o Golfo Negro


La postura del gobierno rionegrino ante el proyecto de YPF de 1995 fue la de celebrar una inversión que prometía generar puestos de trabajo estables y de calidad. Sin embargo, la oposición de vecinos, que luego se consolidarían en grupos ambientalistas, terminó forzando al rechazo de la iniciativa.

Entre movilizaciones y pancartas que se esparcieron desde Las Grutas y hasta Viedma, la oposición de los vecinos bajo el lema «Golfo Azul o Golfo Negro» fue creciendo al punto que se recolectaron más de 12.000 firmas en contra de las obras, que terminaron torciendo el favor político y tornándolo en una ley provincial que prohibió la carga y procesamiento de hidrocarburos en San Antonio Este.

La normativa fue ampliada en 1999 a través de la Ley 3308/99, también conocida como Ley Lasalle, una norma que se extiende a todo el Golfo San Matías a partir de la oposición que hubo en ese año a la exploración sísmica en las áreas del offshore. La norma que justamente ahora se modificó en una primera vuelta en la Legislatura.


Diferencias en números


Si bien el proyecto del puerto exportador de 1995 contemplaba la posibilidad de generar exportaciones hidrocarburíferas por 700 millones de dólares al año, el volumen de la producción que se llegó a tener en esa época no solo fue muy similar a la actual producción que ya tiene Neuquén, sino que hoy el potencial productivo de Vaca Muerta es tan grande que se requiere de un nuevo punto de exportación.

Es que, de acuerdo a las proyecciones realizadas por el gobierno neuquino, en 8 años la provincia alcanzaría una producción de 750.000 barriles por día, triplicando el actual nivel y haría además que la producción nacional llegue al millón de barriles por día, el doble del actual nivel.

Estos valores implican que serán cerca de 500.000 barriles por día los que se requerirá exportar, en especial ante la poca capacidad de ampliación que tienen las refinerías nacionales.

Por lo cual, si bien se han lanzado obras de ampliación en Puerto Rosales, de parte de Oiltanking Ebytem y para reactivar el Oleoducto Transandino a Chile, de no sumarse un nuevo punto de exportación el crecimiento de la producción de Vaca Muerta podría verse ante otro cuello de botella, tal como sucedió este año con el gas natural.


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