ENTREVISTA A MARIE-MONIQUE ROBIN, AUTORA DE “ESCUADRONES DE LA MUERTE”: «El golpe militar del '76 comenzó en los años '50»

Francesa, Marie-Monique Robin desmadejó durante años la influencia en la enseñanza de métodos de represión y control social que tuvieron los militares franceses sobre las Fuerzas Armadas de nuestro país.

¿Por qué los militares argentinos optaron por instructores franceses y no por norteamericanos?

Porque, como dicen los generales argentinos o norteamericanos mismos, los únicos que tenían una experiencia práctica y teórica en la 'guerra antisubversiva' eran los franceses. Esto radica en el hecho de que, a diferencia de Inglaterra, Francia optó por una solución militar para acabar con el viento de liberación que soplaban en sus colonias. Diseñó una nueva doctrina militar donde el enemigo es interno y no exterior a las fronteras, lo que hace de cualquiera un sospechoso. En esta concepción donde la población es el enemigo, las tareas de inteligencia y luego la tortura para sacar información se vuelve el eje central de la llamada 'guerra moderna'.

Usted ha dicho que la asonada castrense del '76 comenzó en realidad mucho antes…

El golpe militar del '76 fue una preparación lenta que empezó en los años '50. Pasa que en 1957 recibieron cursos en la Escuela de Guerra francesa algunos oficiales argentinos como Alcides López Aufrane. Era la época de la Guerra Fría, y ya estaban convencidos de que venía una Tercera Guerra Mundial. Luego la llegada de los franceses a la Argentina multiplicó los servicios de inteligencia y el uso de la tortura.

¿Podría decirse que el eje de su libro es la tortura, una práctica que pese a las denuncias internacionales se ha incrementado?

Cuando comencé la investigación en el 2000 pensaba que era un tema histórico; que estaba tocando sucesos ocurridos hace más de treinta años, pero cuando se estrenó la película (se refiere a su propio documental, exhibido con el mismo nombre que su libro en pantallas de cine y televisión de la Argentina), tuvo un éxito internacional debido precisamente a que tocaba un tema desgraciadamente actual. A raíz de los atentados del 11 de setiembre en Nueva York, la tortura volvió a ser utilizada como el arma principal de la lucha contra el «terrorismo». Tanto, que la asociación Iluman Right Watch me pidió que escribiera un capítulo sobre la 'la escena francesa' para el libro Tortura, publicado hace poco.

¿Para tamaña ferocidad, necesita el torturador satanizar a su enemigo?

Sí, por eso el papel de la «Ciudad Católica» en Francia y después en la Argentina fue muy importante para justificar el uso de la tortura con argumentos teológicos que vienen de la Inquisición. El integrismo católico francés fue fundamental para la exportación de la doctrina francesa, le otorgó una base ideológica.

¿Hay relación entre esa

doctrina contrarrevolucionaria y el actual gobierno estadounidense?

Varios indicios indican que dicha 'escuela' inspiró a la administración Bush en su guerra contra Al Qaeda. Hay que fijarse en lo que señala el coronel Trinquier en su libro «La guerra moderna», donde dice que el 'terrorista', un ser oculto, sin uniforme, no puede ser considerado un combatiente, por lo cual no se le deben aplicar las leyes, de la guerra, como las convenciones de Ginebra. Además, al suponerse que posee información que permitiría evitar nuevos atentados, todos los medios justifican el fin, incluido la tortura, que no es vista como una cuestión moral sino como un arma en sí. Los últimos informes de la ONU, de la Cruz Roja y de Amnesty Internacional confirman que la base de Guantánamo es un centro de tortura. Aquí la solución que se propone para acabar con el terrorismo es estrictamente militar.

Hay algunas voces disidentes entre militares que ven en la tortura una práctica irracional…

Es así y personalmente estoy de acuerdo con los militares norteamericanos, ex alumnos de Aussaresses, a quienes entrevisté y que ven cómo esta 'solución' se topa contra un muro al generar odio, resentimiento y provocar nuevas vocaciones para el terrorismo. La única solución para resolver el terrorismo es política; empieza por tratar de entender por qué, hoy en día, hay en Medio Oriente muchos jóvenes dispuestos a morir con una carga de dinamita.

En las guerras de liberación ¿practicaron la tortura las fuerzas argelinas y vietnamitas?

Sí, los líderes del Viet Minh y del Frente de Liberación Argelino utilizaron la tortura. De esto no cabe duda. Por el contrario, no fue el caso de la guerrilla de Fidel Castro y el Che Guevara en Cuba, que tenían un código ético que también era una estrategia política muy estricto para el tratamiento de prisioneros.

Pese a esas técnicas de tormentos y las matanzas de civiles, el Imperio perdió sus colonias. Además, distintos gobiernos golpistas que apoyaron ya fueron reemplazados por instancias democráticas.

Los militares franceses pretendían haber ganado la batalla de Argel, y dijeron que si Francia perdió Argelia fue por decisiones políticas; es decir la «traición de De Gaulle». Igual que el general Díaz Bessone, cuando pretendió haber ganado la «guerra contra la subversión».

¿Ese trabajo de contrainsurgencia fomentó la espiral de violencia en la Argentina de los '70?

Me parece que el papel de la 'Triple A', al escoger como víctima a representantes democráticos, buscó una radicalización de los sectores argentinos de izquierda. También la Operación Independencia llevada a cabo por el general Vilas y planificada por el Estado Mayor argentino, perseguía este mismo objetivo.

En su libro se ve que la figura del «desaparecido» político es una práctica antigua que viene del nazismo…

Entonces, no es tan antigua… Los primeros que planificaron las desapariciones forzadas como un arma de la guerra psicológica fueron efectivamente los nazis, luego vinieron los franceses. En Argelia donde la policía estaba bajo el control del ejército y los militares interrogaban hubo un saldo de 3.000 desaparecidos.

Usted señala al ex presidente Kennedy entre los iniciadores en tácticas de contrainsurgencia, lo que le quita el barniz de «demócrata» atribuido en relación con otros mandatarios norteamericanos.

-Kennedy era un producto puro de la Guerra Fría; estaba obsesionado por la llamada teoría de dominó y por eso fue el primer hombre político de los Estados Unidos que se interesó por la «escuela francesa».

Su investigación pone en primer plano el accionar de una especie de internacional fascista. ¿Esta red vive en los pliegues de algunas democracias del «mundo libre» y le hace los trabajos sucios?

Sí, es la fachada oculta o escondida de los sistemas democráticos. La historia de Francia, país de los derechos humanos, lo ilustra perfectamente.

Es paradójico que represores argentinos como Astiz y Pernías, victimarios de las monjas francesas, vivieron en Francia e incluso uno, Ricardo Cavallo, haya sido condecorado…

Sí. Y al mismo tiempo Francia acogía a los refugiados argentinos… Es la doble fachada o moral del país de los derechos humanos.

Hágame un retrato breve del general Aussaresses.

Fue un tremendo resistente durante la Segunda Guerra Mundial, un anticomunista feroz que se volvió un soldado obediente, un modelo ejemplar de burócrata. Nunca expresó ningún remordimiento. Argumenta haber sido un «soldado de la República» y es cierto; no hubiera terminado su carrera como general de división, especialista reconocido en tortura, sin el apoyo de la República francesa.

 

Con la doctrina en la mano

Investigadora de la llamada doctrina de «contrainsurgencia», impulsada por ex militares franceses tras la derrota de Argelia, la periodista y cineasta gala Marie-Monique Robin revela los alcances de esa metodología, basada en la idea del enemigo interno y el escarmiento a la población civil.

La indagación de Robin, autora del libro «Escuadrones de la muerte». La escuela francesa, se centra en el adoctrinamiento a la dictadura militar argentina y la exportación de teorías basadas en la defensa de un pretendido «orden natural», hoy también funcionales al gobierno norteamericano de George Bush.

Uno de los personajes de su investigación, el general retirado Paul Aussaresses, sigue reivindicando la tortura como «herramienta» de combate.

 

 

JORGE BOCCANERA

Director de la revista «Nómada»

(*) Esta entrevista fue publicada por la revista cultural «Nómada» en su primer número. «Río Negro» agradece a ese medio la autorización para publicarla.


¿Por qué los militares argentinos optaron por instructores franceses y no por norteamericanos?

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