Fotos de San Martín: el increíble trabajo que trae el rostro del Libertador a nuestro tiempo

El artista Ramiro Ghigliazza le contó a RÍO NEGRO Los detalles de su asombroso trabajo que le permitió “rejuvenecer” y “fotografiar” al prócer argentino y que actualmente se exhibe en Neuquén.

En 1848, José de San Martín era un hombre de 70 años. Vivía su exilio en la ciudad costera francesa de Boulogne-sur -Mer y, más por insistencia de su hija Mercedes que por su propia voluntad, aceptó ser fotografiado.


Aquel daguerrotipo, primer procedimiento fotográfico conocido y puesto en práctica en 1839, tomado dos años antes de su muerte es la única imagen genuina del Libertador de América. Todas las otras imágenes conocidas son pinturas y no hay dos San Martín iguales, incluso cuando se trate del mismo artista.
El belga Jean B. Madou, autor de la célebre pintura de San Martín con la bandera argentina detrás y que habita cada aula argentina, lo retrató muchas veces, incluso en el mismo año, 1928, y ninguna es igual a la otra. Madou nos ofrece tantos San Martín como las veces que decidió pintarlo.
De todos los artistas contemporáneos a San Martín que lo retrataron, solo uno de ellos, José Gil de Castro, en Lima, en 1817, tuvo la irrepetible oportunidad de contar con él delante, como modelo y el resultado fue de corte caricaturesco muy alejado del modo en que era retratado en ese tiempo.


Tantos retratos tan diferentes unos de otros: ¿cómo sería el rostro de San Martín? ¿Cómo sería el de los años revolucionarios de la década del 10 de aquel siglo XIX? Ramiro Ghigliazza (Morón, 1975), hábil e inquieto diseñador gráfico especializado en el manejo del popular Adobe Photoshop para retocar fotos, oficio que aprendió en su m omento en una agencia de publicidad de Rosario, creyó tener una respuesta.
Inspirado en el trabajo de reconstrucción del rostro de Simón Bolívar que habían hecho en Venezuela con resultados sorprendentemente realistas, Ghigliazza decidió poner manos a la obra sobre el rostro de San Martín. Casi diez años de un trabajo que combinó tecnología, arte y una exhaustiva revisión de documentos históricos, fueron reunidos en “San Martín la reconstrucción y el enigma de su rostro”, la muestra que puede visitarse en el Museo Paraje Confluencia (Córdoba e Independencia, Neuquén). Con entrada libre y gratuita, estará disponible hasta el 16 de junio.
“San Martín, la reconstrucción y el enigma de su rostro”, que devela el gran misterio sobre la identidad del libertador en épocas de la independencia y revolución, fue presentada en Concordia, Paraná, Junín, Mendoza, Rosario, el Cabildo de Buenos Aires, San Juan y ahora Neuquén, como así también en el exterior en ciudades como Londres, Boulogne-sur-Mer y Barcelona.

Ramiro Ghigliazza, autor de una obra cautivante sobre las imágenes de San Martín


“Siempre tuve la curiosidad de hacer algo relacionado a lo artístico”, le cuenta Ghigliazza a Río Negro. “En, 2013, cuando vi cómo habían reconstruido el rostro de Simón Bolívar con 3 D, me pregunté si yo podía hacer lo mismo con mis recursos que era el retoque fotográfico. Incluso me pareció más interesante porque un 3D carece a veces de expresividad y que una fotografía con personas reales le podía dar una mayor expresividad”. Sus herramientas y técnicas iban a ser el fotomontaje, modelaje, extracción e inserción de tejidos, distorsión, clonación y redibujo digital sobre fotografías de rostros humanos.

La imagen de San Martín en calidad fotográfica a partir del trabajo de Ghigliazza, a partir del daguerrotipo tomado al Libertador en 1848.


El trabajo de investigación de identidad con el que Ghigliazza comenzó a buscar una respuesta a la pregunta sobre cómo era San Martín en tiempos de la revolución tuvo como punto de partida aquella “pintura de la bandera” de Madou, que el propio San Martín tuvo colgado en su habitación hasta el día de su muerte.
“Ese retrato, una vez que llegue al nivel fotográfico, porque esa era la idea, que parezca una foto, y que me llevó casi cuatro años de trabajo, empecé a contemplar los testimonios de sus contemporáneos que lo describían de muy diversos modos, pero de los que fui recabando la información necesaria para poder proyectarlas en las imágenes que estaba trabajando”, cuenta.

La conocida “pintura de la bandera” de 1828, del artista belga Jean B. Midou y la imagen de San Martín, luego del trabajo de reconstrucción de Ghigliazza.

Luego de ese retrato fotográfico basado la conocida “pintura de la bandera” y que tuvo un recorrido institucional que lo llevó, en 2019, incluso hasta la Casa Rosada, Ghigliazza, dados los muy buenos resultados, decidió trabajar sobre el daguerrotipo tomado en 1848 y comenzar, desde allí, un increíble proceso de rejuvenecimiento de José de San Martín.

La muestra se expone en el Museo Paraje Confluencia, con entrada libre y gratuita. (Foto: Matías Subat)


El primer paso fue hacer del daguerrotipo una imagen fotográfica. Para ello, mediante el uso del Photoshop, comenzó a retocar pequeñas partes de rostros fotografiados para la ocasión, los cuales, en muchos casos se trató de partes milimétricas de fotografías que fueron convirtiendo el rostro de aquel septuagenario San Martín en una imagen fotográfica de este tiempo.
Lo que hizo Ghigliazza fue tomarle fotos a personas que él consideraba que podían aportarle algo, algún detalle por mínimo que sea, para reconstruir el rostro anciano del San Martín del daguerrotipo en un anciano y “fotografiado” San Martín.


“Elijo personas con un fotógrafo de Rosario con la misma luz, la misma perspectiva que el retrato de San Martín para ir montando cada parte, por ahí tomo de las fotos solo las terminaciones como el final de un ojo o de una ceja. Yo manipulo fotografías de rostros que elegí para hacer esas fotos, a lo mejor de uno me sirve la mejilla; de otra, la frente; y de otra, quizás parte de la nariz. En la imagen ‘fotografiada’ del daguerrotipo hay seis personas más o menos, voy montando y distorsionando y ensamblando parte por parte”, revela Ghigliazza. “A partir de ese retrato intenté llegar hasta la época de la revolución, que se compatible esa imagen con la de la época de la revolución a la que tanto quería llegar”.
Ir más hacia atrás, reconoce Ghigliazza, torna el trabajo cada vez más subjetivo, porque su trabajo también incluye imágenes de la infancia de San Martín. “Hasta su adolescencia y juventud, las imágenes son muy compatibles con el daguerrotipo, que es donde parte todo el trabajo de rejuvenecimiento; ya su infancia es muy subjetivo todo porque no todos envejecemos igual y, en este caso, no todos ‘rejuvenecemos’ igual”.

La muestra se expone en el Museo Paraje Confluencia, con entrada libre y gratruita. (Foto: Matías Subat)


Ghigliazza aclara que nos e trata de Inteligencia Artificial, sino de un exhaustivo trabajo artesanal de collage de pequeñas partes y en algunos casos hasta de dibujo, cuando no encuentra en las fotos actuales las partes que necesita para completar el rostro de San Martín.
“Hay que tener cuidado con las herramientas que se usan porque no todos envejecemos igual”, advierte. “La Inteligencia Artificial usa patrones, pero no tiene la información genética de cada persona. A la Inteligencia Artificial le tenés que dar vos los datos, qué le pasó a la persona en su vida, por qué circunstancias atravesó, físicas, sociales y emocionales. Todo eso influye en el envejecimiento”.
El daguerrotipo va desapareciendo paulatinamente hasta convertirse en una fotografía actual, tanto de aquel San Martín de 70 años como del más lejano aun San Martín de los años revolucionarios de fines de la década del 10 del siglo XIX.
Este maravilloso trabajo de Ramiro Ghigliazza que por estos días se expone en la ciudad de Neuquén y que incluye explicaciones técnicas imprescindibles para dimensionar sus resultados, nos permite ver al Libertador de América como nunca antes: un hombre de su tiempo y actual a la vez, fotografiado en alta resolución como si a la campaña libertadora la hubiera cubierto un reportero gráfico.
A partir de los resultados logrados con su trabajo sobre San Martín, Ghigliazza también realizo reconstrucciones “fotográficas” de Manuel Belgrano, Remedios del Valle, Justo José de Urquiza, Juana Asudui (Azurduy), Juan Bautista Cabral, Martín Miguel de Güemes, llevando sus rostros en calidad fotográfica de extrema fidelidad como si, al igual que con San Martín, le hubiésemos tomado una foto en la actualidad.


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