“Carne de cañón”: la transformación musical de The Paisans
El grupo roquense integrado Laura Fuhr, Marcelo Chorus y Emi González editó su primer disco, un trabajo que fusiona el rock con elementos del folk, pop y contemporáneo sin perder el carácter experimental ambient de N.U.V.E, su proyecto anterior.
El universo musical de Laura Fuhr y Marcelo Chorus estaba hecho de samples, sintes, sonidos salidos de computadoras y del violín de Laura. Ambos experimentaban en N.U.V.E, un proyecto que comenzaron hace poco más de diez años y con el que, en 2017, grabaron un disco que puede escucharse en bandcamp.
Pero ese universo cambió cuando apareció una canción. “Un día más”, esa canción, la única con letra de aquel disco, fue como una ventana abierta: el proyecto comenzó a respirar otro aire y a sentir otra energía. Fue el comienzo de The Paisans.
“Era un proyecto muy experimental. Máquinas, teclados, yo con el violín acústico más los efectos con los que jugábamos. Sintetizadores, samples”, dice Laura Fuhr, sobre N.U.V.E durante una charla con Río Negro, junto a sus actuales compañeros de banda, los paisans Marcelo Chorus y Emi González, encargado de batería, percusión y coros. “Nos empezamos a juntar con Marcelo con la idea de tocar y esas ideas que surgían de las improvisaciones terminaron siendo temas con sus estructuras. Experimentales, sí, pero no eternas”.
“Sentimos como un cambio de energía al empezar a hacer canciones”, reconoce Laura sobre el momento en que N.U.V.E le dio lugar a The Paisans. “Porque también hay que llevar adelante un proyecto instrumental experimental como el que teníamos, donde la gente no entendía nada, todo era una cosa rarísima y difícil de encontrar lugares para tocar y orejas que lo escucharan”.
“Tanto fue así que cuenta que “nos llegó a pasar con músicos invitados que a veces creían que les estábamos haciendo las bases para que toquen y no, era así (risa). No es con ritmo, no tiene ritmos”.
El público de N.U.V.E en un grupo muy reducido que los seguía por los pocos lugares que encontraban para tocar, En el Museo de Ciencias Naturales, El Biombo y Casa de la Cultura fueron los lugares roquenses habituales. Pero lo más difícil era cuando llegaban a la instancia del pub. Ahí la cosa empezaba a no encajar.

Laura y Marcelo se conocieron en 2010. Ella venía de hacer música experimental contemporánea en Buenos Aires y él hacía algo muy parecido aquí, en Roca, con un proyecto llamado Hongo Sessiones. Laura encontró en Marcelo el socio adecuado para seguir experimentando con ruidos y sonidos así dieron forma a N.U.V.E. Tras varios años de composición, experimentación y presentaciones en vivo, el proyecto quedó plasmado en “Confesiones subatómicas”, un disco hecho de piezas musicales instrumentales que oscilan entre el sonido ambient y los climas sonoros generados por el violín de Laura.
En “Confesiones subatómicas” hay bases y sintetizadores, todos a cargo de Chorus, pero también los violines de Fuhr, guitarras, percusiones y bajos. Con el diario del lunes, que en este caso sería «Confesiones subatómicas», podemos encontrar allí muchas pistas de The Paisans, el grupo, en las composiciones de N.U.V.E. Particularmente en dos: “Mate amargo”, cuya instrumentación deja ver aquella idea telúrica puesta en el nombre de la futura banda, sobre todo en la percusión en clave de chacarera; y “Un día más”, cuya evidente diferencia respecto de las otras composiciones del disco es que tiene letra. Era la canción que se abrió y por la que entró The Paisans: guitarras, voces cantando letras, armonías claras, estructuras de canción.
Tapa y contratapa de «Carne de cañón», a cargo de la artista Claudia Beovide.
En un ensayo, recuerda Laura, Marcelo Chorus le empezó a mostrar más canciones: “Le dije ‘dale hagámoslas’. A mí me encantaron”. Si bien en esas composiciones en formato canción se mantenía la búsqueda experimental del sonido, The Paisans es, como dirá Emi González, un concepto distinto de encarar la música.
“Cuando empezamos a tocar canciones fue como otra energía, como que se liberó algo. Empezamos a tener otra energía como banda”, reconoce Laura. “En la música experimental, la poética está puesta en otro lado, en la estructura, en el ruido, en el sonido. Con una letra todo cambia, el relato te va conduciendo de otro modo a otros lugares”, asume Marcelo Chorus, autor de todas las letras que componen las canciones de “Carne de cañón”, el disco que registra parte del trabajo compositivo de The Paisans y que fue editado en noviembre del año pasado.


“Las canciones fueron saliendo de a poco, en realidad las fui mostrando de a poco, a medida que veíamos que iban funcionando y así se fue armando el disco”, cuenta Chorus. “Hace rato que vengo haciendo canciones. Mucho experimento previo de hacer canciones sin promocionarlas demasiado (risas). Siempre escribí letras, pero recién ahora con The Paisans me pareció que había lugar para empezar a tocarlas”.
“Recuerdo cuando me mostraste ‘Un día más’, medio como de entrecasa, y me puse a tocar el punteadito, flasheamos y de ahí en más dijimos qué lindo hacer canciones”, confiesa Laura. “Ahí hicimos el click y fue un punto de inflección que Laura se interesara y empezara a ver qué decían las letras”, completa Chorus.
Editado el 11 de noviembre pasado, “Carne de cañón” se grabó en RAG Estudio y Estudios Lunares, entre abril y mayo de 2021. Producido por Mati Medús y The Paisans, contó con las colaboraciones de Andrés Fuhr en contrabajo, Juani Ziaurriz en bajo eléctrico y Mati Medús en guitarras, ukelele y efectos.
“Carne de cañón” revela la evolución musical y el sentido que tomó el proyecto de Fuhr y Chorus desde N.U.V.E, ahora con Emi González en batería y percusión.

Mientras la música parece asomarse al universo sonoro creado por Gustavo Santaolalla en Bajofondo y su experimentación multiinstrumental electroacústica de corte latinoamericano, la voz de Marcelo Chorus oscila entre el Richard Coleman de Fricción y el primer Palo Pandolfo, el de Don Cornelio.
The Paisans suena por momentos al pospunk argentino de los 80. Allí donde Soda Stereo decidió encender la luz, The Paisans, como Fricción y Don Cornelio prefirió la media sombra.
El disco abre con “Ojitos”, una breve pieza instrumental cuya sonoridad remite a la música incidental de alguna escena cinematográfica. Lo que sigue son cinco canciones dominadas por los climas generados por el violín de Laura Fuhr y la voz de Marcelo Chorus.
The Paisans propone una más amigable respecto de N.U.V.E, pero no renuncia a la experimentación sonora ni a la ambientación a partir de la combinación de máquinas e instrumentos. “Carne de cañón” es, como “Confesiones subatómicas”, un viaje por escenarios poco luminosos. Sin embargo, sus canciones fueron una ventana que se abrió para iluminar otros paisajes sonoros.

Las seis canciones que lo componen fueron la resultante de una precisa selección por parte de la banda, que decidió reducir las piezas instrumentales en favor del formato canción. También el orden en que aparecen cobra sentido con la escucha. Porque cuando todo parece sumergirse en la oscuridad angustiante la ventana se abre de par en par porque eso es “Sigo sintiendo”, una ventana abierta desde la cual respiramos profundo y sentimos que al final no todo está tan mal. Pero también, y no menos importante: es un hit.
El universo musical de Laura Fuhr y Marcelo Chorus estaba hecho de samples, sintes, sonidos salidos de computadoras y del violín de Laura. Ambos experimentaban en N.U.V.E, un proyecto que comenzaron hace poco más de diez años y con el que, en 2017, grabaron un disco que puede escucharse en bandcamp.
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