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Wayne Krantz trae su groove al Cipolletti Jazz Festival que comienza este domingo

El guitarrista estadounidense será parte, este domingo, de la segunda edición del festival cipoleño del género. Muy conectado con la escena porteña, comparte baterista con Wos y Ca7riel.

Este domingo, el jazz vuelve a encender la ciudad con otro Cipolletti Jazz Festival, el segundo en cinco meses, que tendrá lugar, desde las 19, en el Complejo Cultural. Esta nueva edición es la continuidad natural de aquel domingo de mayo pasado, cuando lo más granado del jazz rioplatense se subió a un avión y, todos juntos y en una misma noche, le devolvieron a la ciudad el jazz perdido.


El Cipolletti Jazz Festival no puede explicarse (no del todo, al menos) sin Café Berlín. Pero, ¿cómo es que este evento valletano conecta con una sala de conciertos de Villa Devoto? A través de una persona en común: Javier Celoria. Cipoleño radica en Buenos Aires, va y viene como productor de espectáculos, entre ellos los de Café Berlín, donde se presentan buena parte de la música popular rioplatense y latinoamericana actual, de Chango Spasiuk y Julieta Venegas a las Hermanas Vera, Fabiana Cantilo, Luna Sujatovich y Antonio Birabent, pero la lista sigue y es larga
Y, de un tiempo a esta parte, como programador de Café Berlín, Celoria viene reuniendo a las principales figuras del jazz rioplatense, de Hugo Fattoruso, Daniel Maza y Nicolás Ibarburu a Javier Malosetti, Ligia Piro, Hernán Jacinto y Luis Salinas, entre decenas de otros artistas. Y fue esa escena porteña la que proyectó replicar en su ciudad, y lo logró. Tras la primera edición del Cipolletti Jazz Festival, que contó con las presencias de Malosetti, Fattoruso, Albana Barrocas, Daniel Maza y Gillespi, entre otros, esta noche será el turno de otro grupo no menos brillantes de habitués del Café Berlín: Luis Salinas, Ligia Piro, Wayne Krantz y Nicolás Ibarburu.

Ligia Piro y Nicolás Ibarburu estarán en el Cipolletti Jazz Festival de este domingo.


La noche comenzará con el guitarrista, cantautor y productor uruguayo Nicolás Ibarburu quien dará comienzo a esta segunda edición acompañado por Juan Pablo Di Leone en flauta y voz.
Luego, seguirá Wayne Krantz, guitarrista y compositor estadounidense, en trío junto a Martín Varela en bajo y Tomy Sainz en batería. Además, llegará por primera vez a Cipolletti, la cantante Ligia Piro acompañada por Ricardo Lew en guitarra.
El encargado de cerrar la noche será el virtuoso guitarrista Luis Salinas quien se presentará en formato cuarteto, junto a su hijo, el también guitarrista Juan Salinas; Patán Vidal, en piano; y Sebastián Peycere, en batería.


Hablemos de Wayne Krantz, una de las figuras a descubrir en esta segunda edición del Cipolletti Jazz. Nacido en Corvallis, Oregón, llegó a la guitarra a los catorce años tras escuchar a The Beatles. Aunque tocó en grupos de country y rock, escuchó el jazz a través de la colección de discos de su padre. En 1990 lanzó su primer disco solista, “Signals”, del que participaron, entre otros, Dennis Chambers, Don Alias y Antonhy Jackson.

De ahí en adelante, su carrera fue meteórica y lo llevó a tocar y grabar con Steely Dan, Billy Cobham, Michael Brecker, Mike Stern y Donald Fagen. Fue miembro estable de la banda estable Steely Dan con la que recorrió los principales escenarios y festivales del mundo.
Tiene más de 10 discos como solista y ha participado en incontables grabaciones de los más diversos artistas. Ha escrito libros sobre improvisación y dicta clínicas y master clases en las principales academias y escuelas de música del mundo.

Wayne Krantz estará este domingo en el Cipolletti Jazz Festival II.


En 2012, Krantz lanzó Howie 61 (una referencia a Highway 61 Revisited de Bob Dylan), que incluye a John Patitucci, Charley Drayton, Tal Wilkenfeld, Vinnie Colaiuta, Anton Fig, Jeremy Stacey, Paul Stacey, Pino Palladino, Gabriela Anders, Kenny Wollesen, Nate Wood, Henry Hey y Owen Biddle
“Good Piranha Bad Piranha”, su disco de 2014, recibió excelentes críticas por parte de los medios especializados que destacaron especialmente su versión de “Black Swan” de Thom Yorke.
Wayne Krantz pasa buena parte de su tiempo en el país porque está casado con la canta de jazz argentina Gabriela Anders. Su proyecto musical incluye a Martín Varela y al baterista Tomás Sainz, quien además toca con Ca7riel y Wos, nada menos. Para conocerlo mejor, saber de su música y de lo que hará en Cipolletti esta noche fue que lo entrevistamos vía mail.


Entrevista con Wayne Krantz


P: Entraste en la música en general y en la guitarra en particular gracias a los Beatles, ¿no?
P:
Naturalmente me gustaban los Beatles, a todo el mundo le gustaban. Pero encontré la guitarra en un momento en que necesitaba algo propio, algo que nadie me dijera que hiciera. Inmediatamente se convirtió en mi amiga y compañera y así ha sido desde entonces.

P: ¿Y qué fue lo que te llevó de ahí al jazz? ¿Tuviste una etapa más rockera?
R:
Al principio sólo conocía el rock y el pop. Después, escuché algo de jazz y me fascinó la complejidad. No podía creer que se improvisara, que se creara espontáneamente. Pronto me di cuenta de que muchas cosas no lo eran, que se parecía más al rock y al blues, es decir, un lenguaje definido con vocabulario, sólo que con más notas. Así que me aparté un poco de él y traté de desarrollar un estilo de improvisación más personal, con grooves de rock y funk como base en lugar de swing.

P: Una vez que decidió convertirse en músico, ¿cómo fueron sus primeros años en la música?
R:
Fueron un infierno, pero apasionantes. Hay una cita del guitarrista Vernon Reid (miembro fundador de Living Colour), que decía algo así como: “La música es una forma difícil de aprender sobre uno mismo, pero es una buena forma”. Cuando empecé, básicamente no había escuelas de música aparte de los conservatorios clásicos, así que no había un contexto definido para aprender sobre el jazz y el rock y el pop, aparte de lanzarse y esperar lo mejor. Fue una locura, la verdad. En cierto modo, fue como abandonar la sociedad.

P: ¿Cuáles fueron sus influencias musicales a lo largo de sus años como músico?
R:
Al principio, el rock inglés y de la Costa Oeste: Zeppelin, Jethro Tull, Beatles, Steely Dan, la escena de San Francisco. Luego el jazz: Miles Davis, George Benson, Joe Pass. Luego la fusión: Mahavishnu Orchestra, Chick Corea. Luego más guitarristas de jazz: Pat Metheny, Mike Stern. También Prince, Sly Stone, Stevie Wonder, D’Angelo. Luego… la nada.

P: ¿Cómo ha configurado su estilo y cómo se definiría? ¿Diría que es un músico de jazz o que es algo más amplio?
R:
No más amplio necesariamente, pero sí diferente. No defino mi música con palabras, es creativamente autodestructivo para mí hacerlo. Lo hago a través de la música, con suerte. No es una perspectiva muy práctica desde el punto de vista comercial, pero es una decisión que tomé hace mucho tiempo y que me sigue funcionando musicalmente.

P: Ha colaborado con muchos músicos, entre ellos Steely Dan, ¿cómo fue esa experiencia?
R:
No fui exactamente un colaborador; sólo un acompañante contratado. Fue divertido. Aprendí mucho sobre el groove tocando con ellos, lo que resultó ser muy importante para mí y mi música. Utilizo ese conocimiento todo el tiempo.

P: Tus actuaciones y tu estilo de improvisación se destacan a menudo. De hecho, has publicado un libro sobre ello. ¿Cómo es la improvisación en tu caso? ¿Con qué tiene que ver la improvisación?
R:
La creación espontánea, que me parece la fuerza más interesante y poderosa del universo. Cuando se manifiesta en la música, se hacen posibles cosas que no pueden ocurrir desde un enfoque compositivo, es decir, predeterminado. Así que mezclo ese Yin y ese Yang cuando escribo y toco. En los últimos años se orientó más hacia la improvisación, pero eso podría cambiar. Todo podría cambiar. Esa es una de las bellezas de la música.

P: ¿Por qué decidiste hacer tu primer trabajo en solitario, qué te motivó en ese momento a hacerlo y por qué en 1990? ¿Podría haber sido antes o era el momento adecuado?
R:
Fue el momento adecuado. Empezaba a darme cuenta de que ser un sideman no me iba a satisfacer, que tenía cosas que decir que requerían ser un líder, un escritor, un creador de contexto.

P: ¿Cómo trabajas tu propia música siendo alguien que suele colaborar tanto con otros proyectos?
R:
Casi nunca colaboro. Hace años que no trabajo como sideman. Probablemente ya no sirvo para ello, si es que alguna vez lo hice.

P: ¿Cómo surgió su relación con Argentina?
R
: Me casé con mi cantante de jazz favorita, Gabriela Anders. Ella es de Buenos Aires, pero se mudó a Nueva York más o menos al mismo tiempo que yo. Hace años que venimos de vez en cuando. Desde la pandemia pasamos más tiempo aquí.

P: ¿Qué opinas de la escena del jazz en Buenos Aires y de la música argentina? ¿Qué es lo que más le ha llamado la atención?
R:
El nivel de los músicos aquí, y el público. Es una onda positiva, creativa, abierta. Hay lugares para tocar. Es sano. Me gusta, mucho.

P: “En Good Piranha/Bad Piranha” grabaste canciones de Thom Yorke, Ice Cub, MC Hammer y Pendulum, ¿por qué esas versiones, ¿cómo elegiste las canciones? Es un álbum muy diferente a su predecesor, “Howie 61”.
R:
Para mí es importante no seguir haciendo el mismo disco una y otra vez. Me inspiran algunos artistas visuales en ese sentido, gente que pasa por periodos de hacer cierto tipo de cosas, y luego evoluciona para hacer la siguiente cosa que le interesa. Para mí es la expresión más orgánica de la creatividad que puede tener un artista.

P: Pasaron seis años entre “Good Piranha/Bad Piranha” y “Write out your head”, ¿qué pasó en esos años?
R:
La vida, y la guitarra. Mucha. ¿Fueron seis años? Eso es lo que tiene ser más o menos independiente del negocio de la música, como he sido la mayor parte de mi vida. No hay ninguna discográfica mirando por encima del hombro, exigiendo el siguiente disco para el siguiente ciclo de promoción y ventas. En cambio, la visión personal dicta y motiva la creación de discos. Sin estar enchufado al sistema, tengo que inventarme cada día de mi existencia. El lado negativo de esa independencia es que hay menos trabajo, menos actividad. Menos producción. Por otro lado, es válido hacer un disco sólo cuando crees que es importante hacerlo, musicalmente. Así que eso me guía.

P: “Music Room 1985” es tu último disco editado, sin embargo, es el primero, hecho en 1985, pero editado 35 años después. ¿Cuál es la historia detrás de ese álbum, cómo lo hizo, qué estilo tiene y por qué tardó tanto en publicarlo?
R:
Fue mi intento de hacer un disco de jazz que sonara como un disco de pop, sin solos. Esto fue mucho antes del smooth jazz y todo eso, que estaba más basado en el R&B. Fue el comienzo de mi “estilo”, más o menos. En el momento en que lo hice, lo significaba todo para mí. Pero ninguna discográfica estaba muy interesada en él y yo me ocupé de mi vida como sideman, así que desapareció. Por curiosidad, lo localicé 30 años después, y me emocionó tanto que supe que tenía que publicarlo. Estoy muy contento de haberlo hecho.

P: ¿Qué sabés de los otros músicos que forman parte del festival en Cipolletti?
R:
No mucho, aparte del gran guitarrista Luis Salinas. Estoy deseando conocer y escuchar a los demás músicos.

P: ¿Cómo será su actuación en este festival?
R:
Es una banda nueva con Tomy Sainz y Martín Varela, hemos estado tocando un poco por Buenos Aires. Está a punto de convertirse en una banda masiva en Argentina llamada “ZEBBLE”, pero por ahora estamos tocando en trío, algunas canciones nuevas mías y algunas cosas de los discos más viejos también. ¡Y va a ser muy, muy divertido!


Los shows: horarios del lineup

Lugar: Complejo Cultural Cipolletti (Fernádez Oro 57).

Shows:
19:00 hs. Apertura.
19:30 hs. Nicolás Ibarburu.
20:15 hs. Wayne Krantz Trío.
21:30 hs. Ligia Piro.
22:15 hs. Luis Salinas Cuarteto.

Entradas: desde $4500. Disponibles a través de livepass.com.ar


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