Está en funcionamiento la primera experiencia de calefacción con una caldera de biomasa

La pusieron en marcha en la sede del SPLIF en Bariloche. Funciona con restos de poda y madera chipeable. Ofrece una alternativa que se puede replicar en escuelas, centros sanitarios, edificios públicos o privados que no tengan acceso al gas natural.

La primera experiencia regional de calefacción integral y provisión de agua caliente mediante el empleo de restos de poda y madera chipeable ya está en pleno funcionamiento en la sede local del Splif, que reemplazó su sistema anterior en base a gas licuado por una caldera de biomasa, apta para cubrir las necesidades de un edificio de 600 metros cuadrados. 

El ahorro en dinero es cercano al 70% y ofrece una alternativa que se puede replicar en escuelas, centros sanitarios, edificios públicos o privados que no tengan acceso al gas natural. 

El técnico de la dirección de Bosques de Río Negro Fernando Salvaré dijo que proyectos similares hay varios, pero la que se montó en el Splif es “la primera prueba operativa real que está en funcionamiento en la Patagonia”. Aseguró que existen otros equipos que aplican esa tecnología en el norte del país, pero sólo destinados a un uso industrial. 

La caldera de 50 kW fue instalada en un contenedor transportable y funciona con astillas de madera, que abundan en la región. En el caso del Splif es nutrida exclusivamente con residuos de poda y raleo de pinos, provistos por un productor forestal de la región.

El sistema funciona mediante una cámara de combustión de alta eficiencia, que alcanza una temperatura de llama cercana a los 1.000 grados y calienta un tanque de agua de 1.000 litros de capacidad. De allí se nutre un circuito cerrado de agua que climatiza a través de calefactores distribuidos en todo el edificio. También calienta el agua de uso sanitario, para lavatorios y duchas. 

Salvaré dijo que el costo de los chips de madera es variable y constituye “un mercado a desarrollar”, pero en Bariloche sobra la materia prima. Calculó que la demanda económica de una caldera de biomasa es “un tercio” de lo que cuesta generar la misma energía térmica con gas licuado de petróleo

Subrayó que en el sistema que funciona en el Splif, el combustible empleado es exclusivamente pino, una especie que suele ser rechazada por los beneficiarios del plan Calor y cualquiera que lo emplee en salamandras o cocinas hogareñas.

“El problema no es el pino, sino el formato de combustión”, explicó el técnico. La caldera montada en la central operativa de incendios ubicada a metros de Virgen de las Nieves pertenece en realidad al Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico (Ciefap), un organismo autárquico integrado por todas las provincias de la región. 

Con el fin de avanzar en el proyecto, el ministerio de Producción y Agroindustria de la provincia tramita apoyo del gobierno nacional para comprar una caldera de mayor tamaño (70 kW de potencia) y el financiamiento de las instalaciones necesarias para el almacenamiento de astillas. 

La provincia también está próxima a licitar con el mismo fin la compra de una chipeadora para la central del Splif en Bariloche, que permitirá mejorar la reducción de combustible vegetal durante todo el año y destinar las astillas a la alimentación de la caldera. 

Según Salvaré, el contenedor está dividido en salas y tiene un espacio para el acopio del combustible chipeado, que es aportado a la caldera mediante un “tornillo alimentador” de funcionamiento automático.

Del mismo modo, la combustión está regulada de acuerdo a la necesidad, por sensores que miden la temperatura del agua circulante. Insistió en que el concepto de calefacción a leña está devaluado por las tecnologías ineficientes que se usan en muchas viviendas que no tienen acceso a otra opción y que se valen por lo general de “tachos” o estufas que desaprovechan la mayor parte del poder calórico de la madera. 

La propuesta desarrollada por iniciativa del ministerio de Producción busca “poner en valor los residuos de poda y raleo de las plantaciones de pino ponderosa” que abundan en la región.

Entre las primeras conclusiones del proyecto, se deja constancia que “su uso en forma masiva sería económicamente sustentable frente a los costos actuales de los otros combustibles alternativos al gas natural”. Además, según consignaron en el informe, los sistemas como el implementado en el Splif “disminuye el riesgo de incendios por quemas y contribuye a mitigar el cambio climático”.


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