Dejar las harinas: ¿moda saludable o peligro innecesario?

Cada vez más personas las eliminan sin saber bien por qué. Una experta desmiente mitos sobre este grupo de alimentos.

En tiempos de dietas extremas y tendencias virales, dejar las harinas parece haberse vuelto una regla. Pero, ¿es realmente necesario? “En este momento se asiste a un fenómeno único de ‘carbofobia’ nunca antes visto”, dijo la experta en nutrición Mónica Katz, miembro de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN).

“Le tenemos miedo a las harinas, y las harinas son un alimento ancestral, bíblico”, explicó la especialista en una entrevista con Infobae. “Nunca antes en la historia de la humanidad se ha tenido tanto temor a un grupo de alimentos como en la actualidad sucede con los cereales”.


Por qué no todas las harinas son iguales


En la mayoría de los casos, cuando alguien dice “dejé las harinas”, en realidad está dejando mucho más que pan y pastas. Se incluyen arroz blanco, azúcar, papas, maíz y hasta batatas.

El problema no son todas las harinas, sino las refinadas. Estas se despojan de sus nutrientes durante el procesamiento, lo que afecta su valor nutricional y su efecto en el cuerpo.

Dejar las harinas se ha vuelto una moda en redes. Pero, Katz señala que no hay que eliminarlas del todo.

Mónica Katz indica que: “Está instalado que las harinas engordan versus cualquier otro alimento porque en la década del 80 se creía que todas se transformaban en grasa”.

Pero la evidencia actual dice otra cosa. “De 500 gramos de harina que comemos, solo formamos 5 gramos de grasa”, afirmó. “Lo que engorda es lo que se le agrega a la pizza, la grasa y el azúcar de las facturas… no la harina en sí”, agregó.

¿Qué harinas son más saludables y con qué reemplazar?


Por eso, la especialista sostiene que no hace falta eliminarlas del todo. “Hoy hay gente que no consume arroz, alimento que consumen pueblos saludables y delgados”, advirtió Katz.

“La cantidad, la frecuencia y el modo en que comemos un alimento también importan. Si se lo come compulsivamente o para calmar emociones, eso también influye”, remarcó.

Si se quiere reducir el consumo de harinas blancas, se sugieren estas opciones:

  • Harina de quinoa: rica en proteínas, antioxidantes y minerales.
  • Harina de almendras: ideal en dietas sin gluten y cetogénicas.
  • Harina de trigo sarraceno: muy usada en la cocina japonesa.
  • Harina de arroz: versátil, sin gluten y fácil de usar.