Estilo Simeone
río suelto
Diego Pablo Simeone ya era el hombre más importante en la historia contemporánea del Atlético Madrid. Lo era a por haber liderado el último gran Atlético Madrid, el doble campeón de la Liga y la Copa del Rey en la temporada 1995/96. El Cholo fue símbolo y capitán, alma mater de aquel equipo dirigido por Radomir Antic.
Pero ahora, Diego Pablo Simeone es más que todo aquello. Es el hombre que le devolvió el orgullo y la autoestima a un club demasiado grande como para vivir tanto tiempo a la sombra del Real Madrid y el Barcelona. Con el Cholo como entrenador, el Atlético puede, por primera vez, discutir el liderazgo del fútbol español al Barsa y el Real, quienes se reparten los títulos desde la temporada 2000/01.
Desde que se hizo oficial su regreso al club, a fines de diciembre de 2011, el Atlético ganó tres títulos: la Europa League, la Supercopa Europea y la Copa del Rey. Pero lo acaso más importante: ha relegado al Real Madrid al segundo lugar y obliga, fecha a fecha, al Barcelona a ganar para no caer de la cima. Nadie en los últimos 14 años a puesto seriamente en jaque la hegemonía del eje Real Madrid-Barcelona. En otro torneo de al menos 100 puntos, el Atlético ya suma 51 en 20 partidos, los mismos que el Barsa, colíder, y uno más que el Real Madrid.
El Atlético del Cholo no se parece en (casi) nada a sus anteriores equipos. Ya no lo domina el vértigo como en los tiempos de River, por caso, donde pudo ser campeón del primer torneo que dirigió (Clausura 08) y dejarlo último en el siguiente. Simeone logró dominar esa voracidad táctica y se convirtió en un entrenador paciente, pero implacable.
Su esquema táctico tradicional de 4-4-2 es otro volantazo: ya no más línea de tres defensores ni volantes externos sin brújula. Ahora sus equipos son capaces de esperar recluidos en su propio campo, pero desplazándose en bloque, presionando y cerrando caminos para ahogar a su rival, quitarle la pelota y profundizar por afuera (Arda Turán por izquierda y José Sosa por derecha) cerrar la acción con Diego Costa, su implacable hombre de área. Sin lugar para el discurso estético, Simeone simplificó su táctica, ajustó piezas y le devolvió al Atlético competitividad suficiente como para ser parte de un asunto que durante demasiado tiempo sólo fue de dos.
juan mocciaro
jmocciaro@rionegro.com.ar
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