Fin de huelga en fábrica que se comparaba con neuquina Zanón

“Zanón siempre fue un ejemplo para nosotros, desde un principio soñamos con imitarlos”, declaró Patrick Petault, obrero de PSA Peugeot-Citroën, donde hoy terminaron un paro de cuatro meses.

EL MUNDO

Empleados de la fábrica PSA Peugeot-Citroën de Aulnay-sous-Bois, que cerrará en 2014, finalizaron hoy con su huelga de cuatro meses -inspirada en la lucha de los obreros neuquinos de Zanón- para reclamar el fin de un plan de reestructuración que prevé 11.200 despidos.

“Zanón siempre fue un ejemplo para nosotros, desde un principio soñamos con imitarlos”, confió a Télam Patrick Petault, obrero de PSA Peugeot-Citroën.

En setiembre de 2011, PSA Peugeot-Citroën anunció un plan de reformas, que en ese entonces concernía 8.000 supresiones de puestos de trabajo (finalmente corregido en abril a 11.200 despidos en toda Francia), y el cierre de la fábrica de Aulnay-sous-Bois.

La respuesta de los obreros de las afueras de París pareció amenazar con convertirse en punta de lanza de un movimiento contra la política económica del gobierno.

Los huelguistas de Aulnay-sous-Bois fueron, en un principio, comparados con los de la fábrica de cerámicas Zanón de Neuquén (actual Fasinpat, acrónimo de Fábrica sin Patrón) que empezaron a funcionar en cooperativa bajo control obrero tras la crisis económica de 2001.

Durante los meses de huelga, los obreros proyectaron el documental argentino “Corazón de Fábrica”, de Virma Molina y Ernesto Ardito, que retrata al detalle la lucha de los obreros de la fábrica de cerámica neuquina.

“Proyectamos ‘Corazón de Fabrica’ porque muestra cuán parecidas pueden ser las luchas obreras en distintos lugares del mundo. Pero sobre todo porque queríamos contagiar ese mensaje de esperanza y de independencia a nuestros compañeros que no se sumaron a la huelga” agregó Petault.

Los huelguistas de Peugeot-Citroën llegaron a reunirse para intercambiar experiencias en la fábrica con Raúl Godoy, dirigente de la ex Zanón y actual diputado provincial neuquino por el Frente de Izquierda.

Sin embargo, Patault reconoció que “en el contexto actual y con el escaso respaldo que hemos tenido de nuestros propios compañeros, llevar a cabo una acción similar es por demás utópico”.

Durante meses, la situación de la fábrica PSA Peugeot-Citroën de Aulnay-sous-Bois, que el principal constructor de automóviles francés se apresta a cerrar en el vasto y popular suburbio de Seine-Saint-Denis, fue seguida de cerca por los medios franceses. Pero con el correr del tiempo ese interés se fue diluyendo.

Durante la campaña presidencial de 2012, el diario Le Monde calificó el cierre de la primera fábrica de autos en dos décadas en Francia, como “el símbolo de la destrucción del trabajo industrial” en el país galo.

Asimismo, el vespertino recordó que Aulnay-sous-Bois fue epicentro de la revuelta juvenil en los suburbios parisinos en noviembre 2005, y el impacto que tendrá en un barrio situado a una decena de kilómetros del centro de París donde el desempleo alcanza al 42% de los jóvenes menores de 25 años.

Los efectos de la prolongada crisis económica en la zona euro se reflejan en las cifras de desempleo en Francia donde, en los últimos 23 meses, el número de desocupados crece de forma ininterrumpida para situarse en el nivel más alto de los últimos 16 años (10.2%).

“Si el rechazo a esta reestructuración salvaje hubiese sido más grande en la fábrica, seguido por las otras fábricas del grupo y, porque no, por todo el sector de la industria automóvil y el apoyo de una parte de la sociedad, quizás el resultado hubiera sido otro” se lamentó Jean-Pierre Mercier, responsable de la CGT de la fábrica de la periferia norte parisina.

Mercier se mostró “desilusionado” por la poca movilización ciudadana para defender el empleo industrial.

“Estoy desilusionado porque nuestra lucha podría haber sido el símbolo de resistencia a las políticas de ajuste que padecemos en nuestro país y Europa, donde una empresa que factura millones cada año puede permitirse economizar dinero en base a despidos” agregó en dialogo con Télam el responsable sindical.

Desde el 16 de enero, la fábrica que ensamblaba 400 Citroën C3 al día bajó su producción a una decena de vehículos diarios durante los cuatro meses de huelga, pese a que de los 2.800 empleados, en un principio, solo 500 realizaban huelga (180 la semana pasada).

Esta mañana, los empleados de Aulnay-sous-Bois retomaron la producción luego de un acuerdo con la dirección de la fábrica.

Los huelguistas se comprometen a renunciar a la apelación contra el plan de reestructuración a cambio de indemnizaciones suplementarias y el compromiso de la empresa de retirar las demandas penales contra los huelguistas más radicales, a cambio de que los huelguistas dejen su puesto de trabajo antes de fin de mayo.

“Me quedan 10 años de trabajo y no quiero arrastrar a mi familia en mi situación, por eso decidí aceptar otro empleo por un salario menor en otra ciudad. No me queda otra que emigrar para seguir teniendo trabajo”, aseguró a Télam con tono resignado Gilles, de 54 años y que no participó de la huelga, luego de la Asamblea de trabajadores.

Según estimaciones de la municipalidad de la localidad de Seine-Saint-Denis, el cierre de la fabrica afectará indirectamente a “entre 15.000 y 20.000 empleos” que Peugeot-Citroën subcontrataba en el vasto suburbio parisino.

“El cierre de esta fábrica es injustificado y traerá consecuencias nefastas para la región. Por eso pese a suspender la huelga no renunciamos a continuar defendiendo nuestros derechos”, afirma en un comunicado difundido hoy por la CGT el principal sindicato de la usina de Aulnay-sous-Bois.

Entretanto, el diario económico Les Échos reveló el lunes que PSA Peugeot-Citroën podría anunciar otro plan de reestructuración en Francia antes de fin de año para hacer frente a la caída de sus ventas en Europa. (Télam)


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