Hace 30 años, Fito Páez editaba “Ey!”

En octubre de 1986, Fito Páez y Luis Alberto Spinetta terminaban de grabar esa preciosura de disco que es “La la la”. En diciembre fue editado, pero en circunstancias muy diferentes y dramáticas a las imaginadas dos meses antes. En noviembre, poco días después de finalizar la grabación del disco, Fito Páez sufrió los trágicos asesinatos, en Rosario, de su abuela (Delma Zulema Ramírez de Páez) y su tía abuela (Josefa Páez), que él reconocía como “sus madres” –pues su madre había muerto cuando tenía apenas ocho meses–, y de Fermina Godoy, que trabajaba en casa de los Páez y estaba embarazada.

Nunca sabremos qué habría sido del arte musical de Fito sin aquella tragedia. Sí sabemos que aquella belleza poética y creativa desplegada en “La la la” fue brutalmente interrumpida por ese triple asesinato. Y que el resultado fue un par de discos oscuros y furiosos. Dos discos que, paradójicamente, son celebrados, al menos uno de ellos, como de lo mejor de su producción. Discos, al menos uno de ellos, que nunca hubiera querido componer porque básicamente están atravesados por la tragedia. Hablamos de “Ciudad de pobres corazones” (1987) y “Ey!” (1988), del que se cumplen 30 años des de su publicación.

“Ey!” funciona como un complemento perfecto de “Ciudad de pobres corazones”. No fueron planteados como álbumes dobles, pero podrían haberlo sido. En “Ey!”, Fito, despliega canciones que surgen del envión creativo de la placa anterior, tan oscuras y furiosas. Y duplica su enojo con la ciudad, antes Rosario, ahora también Rosario, pero además Buenos Aires. En ese sentido, “La ciudad de los pibes sin calma” de “Ey!” es la misma puta ciudad de los pobres corazones.

El disco iba a llamarse “Napoleón y su Tremendamente Emperatriz”. No estaba mal, pero la discográfica EMI lo rechazó por demasiado largo. Fito, a modo de protesta, les devolvió “Ey!”. Y estuvo mejor.

La grabación tuvo un par de visitas sorpresas para Páez, las de Diego Arnedo y Ricardo Mollo. Tras la muerte de Luca y la discontinuidad de Sumo, ambos músicos fueron a pedirle trabajo. Fito, que era muy fan de Sumo, quedó estupefacto. Obviamente, no se sumaron a su banda, pero si tocaron en el disco: Arnedo le puso su bajo a “Alacrán” (se nota que es él) y Mollo, su guitarra a “Lejos en Berlín”, “Tatuaje Falso” y “Alacrán”.

“Ey!” muestra a un Fito oscuro y pospunk. Fue el final de un túnel oscuro del cual emergía una tenue luz que resultaría ser “Tercer Mundo”. Apenas un chispazo de claridad antes de la luminosidad del amor y todo lo demás. “Ey!” merece ser escuchado hoy para revalorizar sus canciones para recordarnos, por qué no, de dónde viene Páez.

En 1988, apenas un año después, salía el sucesor de “Ciudad de pobres corazones”. Fue el final de la etapa oscura y postpunk del músico rosarino.

Hace 30 años, Fito Páez editaba “Ey!”

En octubre de 1986, Fito Páez y Luis Alberto Spinetta terminaban de grabar esa preciosura de disco que es “La la la”. En diciembre fue editado, pero en circunstancias muy diferentes y dramáticas a las imaginadas dos meses antes. En noviembre, poco días después de finalizar la grabación del disco, Fito Páez sufrió los trágicos asesinatos, en Rosario, de su abuela (Delma Zulema Ramírez de Páez) y su tía abuela (Josefa Páez), que él reconocía como “sus madres” -pues su madre había muerto cuando tenía apenas ocho meses-, y de Fermina Godoy, que trabajaba en casa de los Páez y estaba embarazada.

Nunca sabremos qué habría sido del arte musical de Fito sin aquella tragedia. Sí sabemos que aquella belleza poética y creativa desplegada en “La la la” fue brutalmente inetrrumpida por ese triple asesinato. Y que el resultado fue un par de discos oscuros y furiosos. Dos discos que, paradójicamente, son celebrados, al menos uno de ellos, como de lo mejor de su producción. Discos, al menos uno de ellos, que nunca hubiera querido componer porque básicamente están atravesados por la tragedia. Hablamos de “Ciudad de pobres corazones” (1987) y “Ey!” (1988), del que se cumplen 30 años des de su publicación.

“Ey!” funciona como un complemento perfecto de “Ciudad de pobres corazones”. No fueron planteados como álbumes dobles, pero podrían haberlo sido. En “Ey!”, Fito, despliega canciones que surgen del envión creativo de la placa anterior, tan oscuras y furiosas. Y duplica su enojo con la ciudad, antes Rosario, ahora también Rosario, pero además Buenos Aires. En ese sentido, “La ciudad de los pibes sin calma” de “Ey!” es la misma puta ciudad de los pobres corazones.

El disco iba a llamarse “Napoleón y su Tremendamente Emperatriz”. No estaba mal, pero la discográfica EMI lo rechazó por demasiado largo. Fito, a modo de protesta, les devolvió “Ey!”. Y estuvo mejor.

La grabación tuvo un par de visitas sorpresas para Páez, las de Diego Arnedo y Ricardo Mollo. Tras la muerte de Luca y la discontinuidad de Sumo, ambos músicos fueron a pedirle trabajo. Fito, que era muy fan de Sumo, quedó estupefacto. Obviamente, no se sumaron a su banda, pero si tocaron en el disco: Arnedo le puso su bajo a “Alacrán” (se nota que es él) y Mollo, su guitarra a “Lejos en Berlín”, “Tatuaje Falso” y “Alacrán”.

“Ey!” muestra a un Fito oscuro y post punk. Fue el final de un túnel oscuro del cual emergía una tenue luz que resultaría ser “Tercer Mundo”. Apenas un chispazo de claridad antes de la luminosidad del amor y todo lo demás. “Ey!” merece ser escuchado hoy para revalorizar sus canciones para recordarnos, por qué no, de dónde viene Páez.

El disco: los músicos, los técnicos

Fito Páez: arreglos, guitarra eléctrica, teclados, piano y voz

Fabián Gallardo:
guitarra eléctrica y acústica

Ulises Butrón:
guitarra eléctrica

Guillermo Vadalá: bajo

Daniel Colombres:
batería, tambor

Tweety González: teclados

Técnicos de grabación: Mario Breuer, Julio Presas y Mariano López

Técnico de Mezcla:
Mariano López

Producción de estudio:
Fito Páez y Tweety González

Tapa: Eduardo Marti y Sergio P. Fernández

Grabado en Estudios Panda (Argentina), Electric Lady (EE. UU.), y Estudios Egrem (Cuba) entre mayo y junio de 1988


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