Fueron condenados por el asalto a una carnicería

Dos de los cuatro acusados del robo a una carnicería barilochense fueron condenados. Uno de ellos a seis años de prisión, por ser reincidente. Su cómplice recibió cinco años de pena.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La Cámara Primera del Crimen condenó a dos de los cuatro imputados del asalto a una carnicería, declaró responsable a un menor que tenía 16 años en ese momento, y desligó de culpa a otro menor de 15 años, considerado inimputable.

La condena más severa, de seis años de prisión, recayó sobre Pablo David Aguayo, un delincuente reincidente que con sólo 22 años ya había sido condenado a cinco años de prisión por un robo con armas y gozaba en libertad condicional cuando fue detenido por este hecho.

A Juan Francisco Ñancufil, de 26 años, le impusieron una pena de cinco años de prisión debido a su falta de antecedentes y a su confesión espontánea, pero no logró desligar de los hechos a Aguayo, que fue lo que intentó al momento de dar su versión ante los jueces.

El hecho se produjo a las 19.45 del último 10 de febrero en la carnicería ubicada en Vicealmirante O»Connor 1.220, cuando de manera imprevista ingresaron tres encapuchados armados que amenazaron al personal y a los clientes que se encontraban en el local.

Después de llevarse 580 pesos en efectivo y otros valores de la caja, más la billetera de un cliente con sus documentos y 150 pesos, los delincuentes escaparon corriendo en dirección al este y se perdieron de vista.

Sin embargo una mujer observó cuando los sospechosos abordaron un remise en Diagonal Capraro y Rivadavia, a unos 100 metros del lugar del robo, tomó nota de la patente y otras características del vehículo y lo informó a la policía.

Con esos datos, los ocupantes de un patrullero interceptaron al remise en la avenida Nueve de Julio, y en forma inmediata detuvieron a un menor y a Pablo Aguayo, cuando trataban de escapar, y después alcanzaron a Ñancufil y al otro menor, que conservaba la plata y los documentos del cliente asaltado. En el auto habían dejado un pistolón y las capuchas, y a unos dos metros del vehículo quedó un revólver calibre 38.

En principio fue considerada sospechosa la conductora del remise, de apellido Ayelef, pero esta aseguró que se trataba de pasajeros ocasionales y recuperó la libertad, aunque el auto, un Ford Escort fue secuestrado por la policía y puesto a disposición de la justicia.

Durante el juicio, Ayelef se convirtió en la principal testigo de cargo contra los imputados, y especialmente contra Aguayo, que quiso desvincularse de toda responsabilidad, asegurando que el encuentro con sus cómplices había sido casual.

La excusa fue respaldada por Ñancufil, pero la propia Ayelef dio por tierra con la coartada, al relatar que pocas horas antes del hecho había conducido a Aguayo al mismo destino, presuntamente con el fin de reconocer el escenario y planificar el asalto.

Aguayo ya cumplió una condena por un robo calificado, y estaba en libertad condicional porque lo condenaron a cinco años de prisión a fines de octubre de ese año.


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