El mundo del té, en Neuquén: el mejor momento del emprendimiento de Adriana Harguindeguy
Una manera de pensar el bienestar desde los sentidos, la emoción y la identidad. La neuquina sorprende con la suma que hace: té + yerba mate + arte + diseño. Es de acá y hay que conocerla.

En el mundo de la gastronomía se registra hoy una evolución cultural: en ese cambio, hoy vemos que las personas ya no buscan estímulos sino que pretenden vivir atmósferas que las conmuevan. Ya no se busca ser impresionados sino acompañados.
Por lo tanto, el reto para el emprendedor/ya no es ofrecer más sino lo mejor: crear experiencias que reconozcan al individuo y lo acompañen casi con precisión amigable.
El refinamiento contemporáneo ya no se expresa a través de objetos sino de narrativas vividas. Las experiencias inmersivas -sensibles, multisensoriales, envolventes- se consolidan como el sello distintivo de una marca, de un producto, de un emprendedor.
Y en este sentido, lo de crear memorias duraderas, de que una experiencia se vuelva relato para que el producto adquiera valor emocional, Adriana Harguindeguy sabe muchísimo.

Desde hace cinco años, Adriana recorre Neuquén y desde ahí el país, hoteles y festivales y ferias gastronómicas con los productores de TÉ y Compañía, su emprendimiento familiar. Es master tea blender y sommelier de té y de yerbas y trabaja en su marca con Horacio, Ignacio, Antonella, Sofía y Benecio. Antonella también es sommelier de té y de yerbas e Ignacio, quien esta semana rindió la última materia como Ingeniero Industrial en la Universidad Nacional de Córdoba. Esto no se detiene y va por más.
La idea de entrevistarla apuntó a un punto específico: de qué modo el mundo del té se conecta con el bienestar y esa necesidad permanente que tenemos de alivianar la vida para disfrutarla mejor. Aquella frase de “me tomo 5 minutos, me tomo un té” sigue teniendo vigencia. “El té no es solo sabor; es pausa. Es ritual. Es conectar con la felicidad, la calma y el disfrute”, afirma ella desde siempre.
De la conversación con Adriana surgió este relato.

En primera persona
“Hay proyectos que no nacen para ser explicados rápido. Se construyen con tiempo, con capas, con ensayo y error. Y recién después de años empiezan a mostrar su verdadera forma. Hoy siento que estoy en ese momento.
“Desde la Patagonia estamos construyendo un universo donde el té, la yerba mate, el arte, el diseño y los aromas ya no funcionan como mundos separados, sino como una experiencia integrada. Una manera de pensar el bienestar desde los sentidos, la emoción y la identidad.
“Uno de los hitos más importantes de este recorrido son las latas ilustradas de colección, un proyecto que llevamos trabajando durante cuatro años. No son solo envases: son piezas pensadas para durar, para ser guardadas, para acompañar. Cada lata está ilustrada por nuestra querida artista patagónica Sonia Haus y nace del deseo de unir arte, diseño y té en un mismo objeto.

“Detrás de esas latas hay viajes, selección de cosechas y encuentros con productoras y productores argentinos. Hay una búsqueda muy consciente de trabajar con bases de té de origen nacional, elegir las mejores hebras y respetar los tiempos de la naturaleza. Desde mi amor por la joyería contemporánea y nuestra marca Delirio siempre quisimos crear productos con identidad, que no sean solo lindos, sino que cuenten una historia y representen quiénes somos.
“Viajar fue, y sigue siendo, una gran inspiración. De mi viaje a China, donde viví literalmente a base de té verde aprendí que el té es hospitalidad, cultura y una forma de vida. Cada taza es una bienvenida, un gesto silencioso de cuidado. Esa experiencia cambió para siempre mi manera de pensar el té y su relación con el buen vivir.

“Soy muy sinestésica. Para mí es imposible pensar un diseño sin imaginar todo lo que lo acompaña: el aroma, la música, las emociones. El té no es solo sabor; es pausa. Es ritual. Es conectar con la felicidad, la calma y el disfrute. Frase que refleja nuestra filosofía.
“Por eso, de manera natural, el universo del aroma empezó a ocupar un lugar cada vez más importante en mi trabajo. Velas, perfumes aparecen como una extensión del ritual del té, no como un agregado. El aroma tiene algo de memoria líquida: queda flotando, se asocia a un momento, a una charla, a una etapa de la vida.
“Mi casa en Villa La Angostura es otro de esos espacios que me inspiran profundamente. El bosque, el lago, la cordillera, el silencio. Allí entiendo con más claridad todo lo que busco transmitir: la importancia de bajar el ritmo, de habitar los espacios con conciencia, de crear rituales simples que nos devuelvan al presente. Muchas de las ideas que después se transforman en blends, diseños o aromas nacen alli.
“Hay algo que me da una felicidad profunda y muy concreta: el encuentro con las personas. Cuando llegan al local, cuando se acercan en una feria, o cuando estamos como embajadores en espacios como Caminos y Sabores, y se detienen un instante a oler, a probar, a preguntar.

“Ahí pasa algo mágico y que siempre nos emociona. Alguien huele un blend, cierra los ojos, sonríe, recuerda. A veces dicen “esto me lleva a…” y no terminan la frase. Otras veces simplemente agradecen. Y eso, para nosotros, es todo.
“Hoy, con el privilegio de estar formándome como perfumista, esa experiencia se amplifica. Ver cómo descubren los aromas, cómo se sorprenden con una nota, con una combinación, con una emoción que aparece sin buscarla, es profundamente movilizador. El aroma tiene una capacidad única de conectar con lo más íntimo, y compartir ese descubrimiento es un tesoro para mí.
“Es en esos momentos es cuando siento que estamos en el camino correcto. Que todo lo recorrido, lo aprendido y lo soñado tiene sentido. Y que las cosas, cuando se hacen con pasión, honestidad, trabajo y amor, suceden en el momento perfecto.
“Porque al final, de eso se trata: de crear experiencias que conecten, que emocionen y que acompañen. De unir los sentidos para volver a lo que realmente importa. Algunas historias necesitan ser contadas de a poco”.
Esta es una de ellas, la que inspira cada día a Adriana Harguindeguy y su familia a seguir creando en TÉ & Compañía.


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