Geotecnia, la clave para perforar

Se utiliza para analizar la estructura de la superficie. Previo a excavar un pozo se hace una nueva compactación de 80 centímetros de profundidad para evitar hundimientos y declives. Una empresalocal lleva más de 40 años en el rubro.

Enormes estructuras de cientos de toneladas se asientan sobre el desierto de Vaca Muerta dispuestas a perforar en busca de petróleo y gas. De un día para otro, donde por muchos años solo hubo piedras y vegetación achaparrada, aparecen máquinas y hombres en febril actividad.

¿Están preparados los suelos para resistir el peso de una perforadora de casi mil toneladas? La respuesta es no, por lo menos si no se quieren correr riesgos. Y las empresas saben que cualquier cosa que salga mal podría costar millones de dólares.

Antes de iniciar cualquier actividad, lo primero que se debe realizar es un estudio de suelos a través de la geotecnia, que es la ciencia que estudia la interacción entre el suelo y la estructura, para que no sufra hundimientos o se incline.

En el suelo conviven los tres estados de la materia: sólido (minerales), líquido (agua) y gaseoso (aire). “Cuando se asienta algo sobre el suelo tiende a comprimirse, por eso se hace esa tarea antes, para que la estructura esté bien cimentada. Si el suelo está bien compactado pueden aterrizar aviones o circular los equipos petroleros sin inconvenientes”, explica Atilio Larrañaga, gerente de Geotek, empresa con más de 40 años de experiencia en el tema.

El lugar donde se instala la perforadora, el equipo más pesado, es donde se hace la compactación más firme. Se excavan unos 80 centímetros y ese suelo se reemplaza por uno de buena calidad. “Se elige un granulado mayor, compuesto por 70% de piedra, 30% de arena u un 10% de arcilla, que actúa como ligante”, precisó.

En el resto del pad, donde hay de cuatro a seis pozos en una superficie aproximada de 20.000 metros cuadrados, se hace una compactación de menor intensidad.

No es necesario excavar más profundo porque más abajo está el cemento indio, un calcáreo casi tan duro como el hormigón. En otros lugares como Allen es necesario cambiar el suelo hasta dos metros de profundidad dado que hay exceso de agua por la cercanía del río.

“Una vez compactado el suelo nosotros hacemos el Standard Penetration Test (STP) o Ensayo de Penetración Dinámica, con el cual se determina la compacidad en superficie y dentro de esos 80 centímetros. Se extiende un certificado y así puede empezar la actividad. En general en el 10% de los casos hay mala compactación y debe repararse”, señaló Larrañaga.

Al respecto, comentó que en algunos casos se elige un suelo equivocado o está mal compactado por falta o exceso de líquido. “El agua es para lubricar, pero si se usa en gran cantidad, como no se puede comprimir, dispersa las partículas. Luego se producen huecos que provocan el hundimiento del terreno”, explicó.

Complementariamente se hace el ensayo de densidad del suelo, es decir el cálculo del peso sobre el volumen ocupado. “Hemos perfeccionado nuestra técnica y en menos de una hora podemos concluir si el suelo está apto para comenzar con las actividades del pozo”, aseguró Larrañaga

Larrañaga: «Desde que comenzamos llevamos 11.052 estudios»

Atilio Larrañaga nació en Carmen de Patagones y se graduó de ingeniero civil en Bahía Blanca. Luego de trabajar en Hidronor durante cinco años se instaló en Cipolletti y junto con su compañero Francisco Giuliani fundó Geotek en 1978.

“Comenzamos haciendo unos pocos trabajos y fuimos creciendo paulatinamente, siempre haciendo trabajos de geotecnia para todo tipo de obras”, pero que luego fueron concentrándose exclusivamente en la actividad hidrocarburífera, recuerda.

Giuliani tomó otros rumbos apenas dos años después de creada la empresa, por lo que hoy Larrañaga sigue al frente como gerente después de 41 años. Prefiere no decir su edad, pero sí que hace cinco años pensó en retirarse definitivamente. “Justo apareció YPF que nos contrató para inspeccionar todas las compactaciones que hacen sus contratistas. Por eso sigo, y porque me encanta mi trabajo”, dice orgulloso.

Como todo ingeniero, es muy meticuloso y detallista. “Desde que comenzamos con la empresa llevamos exactamente 11.052 estudios de suelo”, precisó y agregó que es un trabajo donde repercuten inmediatamente los vaivenes del sector. “Somos los primeros que sentimos el golpe cuando hay una baja en la actividad”, comentó.

Geotek cuenta con 12 empleados y cuatro equipos para hacer los estudios. La principal demanda está en Vaca Muerta pero también trabajan en yacimientos convencionales.

“Mi hijo Ariel, que también es ingeniero, me ayuda un poco en la empresa, pero estamos buscando a alguien para gerenciarla y que yo me pueda tomar un descanso”, dice Larrañaga.


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