Historia de un hit: The Pink Floyd y la noche en que nació la psicodelia

El 15 de octubre de 1966, The Pink Floyd -así se llamaban entonces- dio su primer show importante, un set lisérgico de tres temas con el que ratificaron su dominio de la escena alternativa británica.

En 1847, la empresa de ferrocarriles London and North Western Railway construyó en Camden Town, zona norte de Londres, un curioso galpón circular que contenía una plataforma giratoria para dar vuelta el sentido de las locomotoras al que llamó The Roundhouse, literalmente “casa de máquinas”.
El lugar se usó porque el tamaño de las nuevas máquinas era demasiado grande para aquella plataforma. Después de servir como almacén de productos varios, entre ellas la célebre ginebra Gilbey’s, fue abandonado hasta que, en 1964, el dramaturgo Arnold Wesker estableció la compañía de teatro Centre 42 y tomó al edificio como un espacio para las artes escénicas. Fue el punto de partida del costado más volado del Swinging London, la escena de la moda y la cultura que dominó buena parte de los ‘60.


Sin embargo, algo mucho más grande sucedería allí: el nacimiento de la psicodelia como estética. Y fue en la “All Night Rave”, una gran fiesta organizada a propósito del lanzamiento del International Times, un periódico alternativo radical. El evento se promocionaba como un “baile de disfraces pop”, en el que los invitados podían “traer su propio veneno”. Fue una noche opulenta y provocativa, en la que se realizaron proyecciones, lecturas y misteriosos “happenings” … y el primer show de unos tales Pink Floyd. Aunque en rigor de verdad no había su primer show el de aquella noche del 15 de octubre, sí lo fue en un sentido formal como The Pink Floyd con la formación original y, por primera vez, ante más de 50 personas, como recordó el baterista Nick Mason varias décadas después.

Afiche original de la fiesta en The Roundhouse.


Surgidos en 1964 del ambiente universitario de Cambridge –Roger Waters estudiaba arquitectura allí- bajo el nombre Sigma, luego mutaron de nombre (y de formación) a T-Set, Megadeaths, The Screaming Abdabs, The Architectural Abdabs y The Abdabs hasta quedarse The Tea Set conformado por Syd Barrett, Roger Waters, Rick Wright y Nick Mason. A mediados de 1965, volvieron a cambiar su nombre cuando descubrieron que otra banda se llama The Tea Set y pasaron a ser The Pink Floy Sound. Rápidamente se quitaron el Sound de encima, mantuvieron el The por algunos años.


Surgida alrededor del rhythm and blues, la banda pronto se desprendió de aquel sonido para incursionar en aspectos más experimentales de la musical. Con Barret en guitarras y voces, Roger Waters en bajo y voces, Rick Wright en teclados y Nick Mason en batería, Pink Floyd se convirtió en la banda preferida de la escena alternativa de Londres. Era la banda que todos querían ver.
Y fueron muchos los que aquella noche participaron de la fiesta que incluía el show de The Pink Floyd y sus socios de escena psicodélica, The Soft Machine.


Los Floyd, que aún no había debutado discográficamente, ofrecieron un set lisérgico de tres temas: “Astronomy domine”, “Stoned alone” e “Interestellar overdrive”. El primero y el tercero de ellos que meses después serán el núcleo de “The Piper at the Gates of Dawn”, el primer LP de la banda.
Sobre aquella noche legendaria, Nick Mason recordó en una entrevista de 1996 con Mayer Nissim: “No había iluminación ni electricidad, por lo que recuerdo. Tuvimos que traer un alargador de 13 amperios desde un edificio exterior. De vez en cuando la corriente se sobrecargaba y se perdía todo el sonido mientras alguien iba a restablecer el fusible”.


Cuando se le preguntó por la supuesta lista de invitados de la noche, añadió: “Era una de esas cosas en las que se esperaban cien personas y aparecieron mil. Ciertamente (el director de Blow-Up] Michelangelo Antonioni estaba allí y otras luminarias de la época. Creo que Paul (McCartney) estaba allí. Hay un poco de confusión porque el candidato más probable habría sido John, pero sí, Paul bajó”.
A Mason el sorprendió ver a Paul allí y no a Lennon. Pero resultó que el bajista beatle era fanático de los Pink Floyd. De hecho, fue McCartney quien convenció a los ejecutivos de EMI d fichar a la banda de Barrte, Waters & Cía., por lo que tampoco fue casualidad que los Floyd terminaran grabando su primer disco en Abbey Road.
La banda ingresó al estudio a fines de febrero de 1967 para comenzar a grabar lo que sería su primer disco. Al mismo tiempo, en la habitación de al lado, cuatro tipos hacían un tal Sargent Pepper.


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