Sedes provisionales, identidad permanente: la municipalidad de General Roca en distintos espacios

Desde sus inicios, la historia de General Roca refleja una ciudad que no solo creció en extensión, sino también en espíritu de resiliencia. Sin un edificio propio en sus primeras décadas, distintas sedes y casas alquiladas fueron albergando la gestión pública, adaptándose a los tiempos y desafíos.

General Roca comenzó su historia como un simple paradero militar, donde los fogones iluminaban las noches junto al río. Poco a poco, ese lugar fue creciendo: primero un campamento, luego un caserío y finalmente, el primer municipio de la región, cuyo nacimiento oficial se remonta al 2 de julio de 1887. El primer edificio estaba asentado en el terreno de la esquina de 25 de Mayo y Sarmiento, lugar que hoy ocupa la Comisaría Tercera. Allí, desde 1900, funcionó la municipalidad junto a la repartición policial, y en 1934 también se instaló el juzgado letrado N° 2 del territorio, hecho que marcó un importante hito para ese vecindario.

Acto frente al entonces edificio municipal sobre calle Tucumán en 1916
(Foto: Archivo Diario Río Negro)

Desde entonces, la municipalidad comenzó a deambular por distintos espacios del pueblo, careciendo de un lugar fijo y trasladándose sucesivamente entre diversas casas alquiladas durante muchos años. Entre 1920 y 1924, por ejemplo, estuvo en una antigua vivienda del señor Alberto Lizárraga, en la esquina de avenida Roca e Hipólito Yrigoyen. En 1921, se planificó construir un edificio municipal en el predio de Bartolomé Mitre y Sarmiento, frente al colegio María Auxiliadora. Este terreno, de uso municipal, albergó no solo la idea de un edificio oficial, sino también servicios útiles para la comunidad: un corralón, baños públicos, la biblioteca popular y hasta una carnicería.

Entre mudanza y mudanza, el 24 de septiembre de 1924, la municipalidad alquiló la casa del señor Francisco Fernández en Tucumán al 500, donde permaneció hasta 1931. No fue hasta el 31 de octubre de 1932, bajo la administración de Edmundo Gelonch, que la municipalidad pudo ocupar su primer edificio propio en la calle España 552.

Fachada del primer edificio propio de la municipalidad, inaugurada en 1932
(Foto: Archivo Diario Río Negro)

Una vez asentados en el predio, en vez de aprovecharlo para poder seguir expandiendo el edificio ya construido de acuerdo al crecimiento de la población, las autoridades decidieron ir desprendiéndose de partes del mismo. Durante una sesión del Concejo Municipal del 16 de febrero de 1935, el cuerpo decidió otorgar al Club del Progreso en cesión precaria por 10 años, con opción a otros 10 más, el terreno sobrante de la manzana. De esta manera los desprendimientos se fueron repitiendo a lo largo de los años. En 1942, una franja fue cedida para la construcción del edificio del Instituto Incorporado del Alto Valle (ex Instituto Docente), sobre calle Mitre N° 929; luego otra parte para la DGI en San Martín N° 930 y, finalmente, una cesión para la futura construcción del juzgado federal, en toda la esquina que forman las calles España y San Martín, reduciendo aún más el patrimonio de la comuna.

En 1951, bajo la gestión de Fernando Rearte, se realizó la única ampliación en el edificio municipal de la manzana 817, y se analizó un proyecto para construir un segundo piso que nunca se materializó. Años después, durante la intendencia de Pablo Fermín Oreja, se intentó avanzar con un gran nuevo edificio en la calle España frente a plaza San Martín, incluso se presupuestaron concursos de anteproyectos para 1972-1974, pero el proyecto quedó solo en el papel.

El edificio que hoy conocemos como sede municipal tenía, en origen, un destino distinto: era la ex Sociedad Mercado Comunal, que había sido disuelta y cedida por el gobierno provincial para instalar oficinas de organismos provinciales que funcionaban en la ciudad. Sin embargo, en 1974, bajo la intendencia de Arturo Pérez Petit, la municipalidad empezó a trasladar allí sus dependencias, terminando la mudanza el 28 de agosto del mismo año. Lo que era provisorio se volvió definitivo, y a día de hoy sigue siendo la casa del gobierno local.

Fachada del edificio actual, donde funciona desde 1974 (Foto: Archivo Diario Río Negro)

Un aspecto positivo de esta historia es la clara evolución y crecimiento de General Roca desde un punto humilde como un paradero militar hasta convertirse en un municipio con una fuerte identidad y presencia institucional. A pesar de las dificultades y las múltiples mudanzas, la comunidad siempre encontró la manera de mantener viva su administración local, adaptándose y organizándose para seguir brindando servicios y representar a sus vecinos. Esta resiliencia y capacidad para avanzar, incluso sin tener una sede definitiva, refleja el compromiso colectivo con el desarrollo y la estabilidad de la ciudad.


General Roca comenzó su historia como un simple paradero militar, donde los fogones iluminaban las noches junto al río. Poco a poco, ese lugar fue creciendo: primero un campamento, luego un caserío y finalmente, el primer municipio de la región, cuyo nacimiento oficial se remonta al 2 de julio de 1887. El primer edificio estaba asentado en el terreno de la esquina de 25 de Mayo y Sarmiento, lugar que hoy ocupa la Comisaría Tercera. Allí, desde 1900, funcionó la municipalidad junto a la repartición policial, y en 1934 también se instaló el juzgado letrado N° 2 del territorio, hecho que marcó un importante hito para ese vecindario.

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