Horizonte de aquellos que apuestan al futuro

En los últimos 25 años, la calle Evita es reflejo de lo que ha crecido la ciudad. Dejó de ser una vía de acceso a la zona rural y se convirtió en un punto de infraestructura habitacional. Entre quienes la transitan, hablan de un acontecer que enfrenta a las crisis.

Su destino está marcado por la trayectoria de dos mujeres, y actualmente es la mejor representante del crecimiento en infraestructura que ha tenido la ciudad en los últimos 25 años. La calle Evita ha sido testigo del intenso devenir de Roca, que hacia el norte ha tenido un gran despliegue en diversos sentidos.

“ Todo esto creció de forma increíble. En la medida en que se derrumbaba la fruticultura creció la ciudad, es una cosa muy paradójica”, recordó Rafael Roca, reconocido escultor local que vive sobre esa arteria desde hace unos 25 años.

La ahora denominada calle Evita, primero fue conocida como La Porteña. Aunque, a principios de la década del 80, la gestión de Pablo Verani determinó su cambio de situación.

En aquel momento, la calle no era tan extensa como ahora, y por mucho tiempo continuó en su estado original. Recién en 2008, sus vecinos accedieron al pavimento, para conectarla definitivamente con la Ruta 6.

Actualmente, su extensión registra alturas hasta el 3000, donde limita con la vía provincial, para luego cambiar su nombre a Las Petunias, en la zona de Alta Barda, otra expresión del crecimiento habitacional hacia el noroeste. Su recorrido inicia en la intersección con avenida Roca, frente a los terrenos cedidos por la Colonia Penal para la construcción de viviendas, donde desemboca el reconocido bulevar.

Curiosamente, allí también se prevé la instalación de un complejo de casas, imagen que se repite en la otra punta de la arteria, donde se registran algunos de los últimos planes de vivienda que se han inaugurado en Roca.

Esa zona ha ido en crecimiento, a pesar de las crisis económicas. El primer plan habitacional que se conoció sobre esa arteria fue el “Promuco”, en la intersección con calle Neuquén.

El complejo ubicado en el barrio Tiro Federal fue entregado por Pablo Fermín Oreja, cuando era intendente. Allí, se habilitaron para su uso unas 16 viviendas, en junio de 1971.

Y las historias de algunos de los vecinos del lugar reflejan la apuesta al lugar, incluso a pesar de las vicisitudes financieras. “Mi viejo vive acá al lado, y en 2001 hicimos la vidriera. Toda la zona viene acá”, contó Alexander Suárez.

Desde hace unos 16 años ellos atienden el comercio, único en su rubro sobre esa calle, lo que les ha permitido crecer y sostenerse económicamente, a la par de la extensión de los barrios que se encuentran en lugares aledaños.

Una característica que une a Roca con la historia de la familia Suárez es la llegada a esa parte de la ciudad en el marco de una crisis económica, que cíclicamente se repite, pero que a pesar de ello ha permitido el crecimiento personal de quienes eligieron esa zona para vivir.

“Fue la caída del austral por lo que nos vinimos. No podíamos de ninguna manera sostener la suba del alquiler, una cosa parecida a la de ahora, con una crisis económica muy fuerte. Y decidimos acá porque estaba el proyecto de una plaza”, indicó sobre la selección el escultor Roca, quien continúa eligiendo ese lugar tal como la primera vez que lo hizo, donde decidió volcar sus ideas artísticas.

Polo educativo

Otro de los aspectos sobresalientes que tiene la calle Evita es que su devenir también ha sido testigo de los albores de distintas instituciones educativas, que albergan a personas de diversas edades y con distintos proyectos para su futuro.

Sobre la calle Evita se levantan, actualmente, los cimientos del Instituto de Formación Docente Continua. El edificio tiene una superficie de 2575 metros cuadrados y cuenta con una inversión provincial superior a los 100 millones de pesos, donde se trasladará buena parte del movimiento universitario de Roca.

Se espera que ello comience a notarse el año próximo, cuando se habiliten sus nuevas instalaciones, que llegan para saldar una gran demanda. Su inauguración sumará sus rutinas universitarias a las del IUPA, que se encuentra a unas cuadras del edificio que estrenarán los interesados en prepararse en Educación.

“Esta fue la ciudad que llamaban la culta. Este es un momento de inflexión para Roca. Por un lado tiene instituciones nuevas, como el IUPA y la Escuela de Diseño de la UNRN, en la que sigue luchando por su identidad y pertenencia”, reflexionó Roca, consultado sobre este punto.

“El tema es, en las artes plásticas, mirar alrededor y tomar distancia de las bajadas de línea que tiene la cultura porteña, que sigue siendo muy unitaria, considerando al interior como tierra virgen y al que hay que bajarle por la ciudad importadora”, concluyó el escultor, desde su taller en el que las ventanas dan hacia la Evita.

Un puñadito

alcanza la extensión de la Evita, que actualmente llega

al 2900 en su altura.

30 cuadras

¿Año de inauguración?

Se estima que el IFDC se habilitará en el 2018, tras el anuncio de dos años de obra.

Compás de espera

Un ítem en la lista de pendientes es el avance en

el plan de las 231 Viviendas.

Datos

“Mi viejo vive
acá al lado y en
2001 hicimos
la vidriera.
Toda la zona
viene acá”.
Alexander Suárez trabaja en la Vidriera Andrés, que se ubica sobre Evita.
“Todo esto creció de forma increíble. En la medida en que se derrumbaba la fruticultura, creció la ciudad. Es una cosa paradójica”.
Rafael Roca, escultor. Hace 25 años que vive y tiene su taller sobre la calle Evita.

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